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Todos los actos reflejos que está provocando la elección de Pep Martí como nuevo entrenador del Sporting parecen indicar que el consejo de administración ha acertado plenamente con su incorporación. Porque, de una manera u otra, la simple irrupción de su nombre como nuevo inquilino ... del banquillo rojiblanco, adelantada por EL COMERCIO, ya ha cambiado algo en el club. El fútbol, de una u otra manera, es ilusión y ninguna mejor para este momento del sportinguismo que la incorporación de este balear de 46 años, amante de otros deportes y especialmente la NBA -cuyos partidos graba para verlos al día siguiente-, al que tanto le gustaban los números que llegó a estudiar Administración y que siempre tuvo en su mente ser profesor de matemáticas.
Es tiempo de mirar al futuro, dicen en las oficinas de Mareo. Y qué mejor que hacerlo con un apasionado del fútbol que, casi antes de colgar las botas definitivamente, ya tenía claro su futuro. Defender desde un banquillo el sistema que le martilleaba en la cabeza: presión intensa, dominio desde el centro del campo y veloces transiciones. «Sus entrenamientos son dinámicos, atractivos para el jugador. Su trato es personal y muy cercano», explica el exsportinguista Bergantiños, que estuvo bajo sus órdenes en el Deportivo. «Es un fichaje apropiado porque conoce la categoría y al Sporting. Anímicamente le dará un giro a la plantilla porque es un técnico que trabaja el lado psicológico», añade.
Le sobra carácter y capacidad de mando. «No solo es profesional y con mucha ambición, sino que es joven, tiene ganas, sabe gestionar a la plantilla y tiene esa capacidad para entender al jugador. Es de los técnicos más completos que he tenido. Es un ocho en todo», apunta el ahora secretario técnico del Córdoba, Raúl Cámara, sobre su exentrenador en el Tenerife.
El proyecto que se le plantea no suena a fácil, con un equipo que, pese a la altura de la temporada por la que atraviesa el Sporting, parece aún estar por hacer. Pero el balear está convencido de sacarle mucho a este bloque. Ha firmado por esta campaña, con opción a una segunda. De alguna manera, se incorpora al Sporting y este respira. Al menos, se vuelve a ilusionar. «Su fichaje es un acierto», añade Raúl Cámara.
Pep Martí, como muchos otros, fue cocinero antes que fraile. El Mallorca -debutó con el primer equipo en la temporada 1999-2000- fue su rampa de lanzamiento como futbolista. Porque al nuevo entrenador del Sporting no le falta alma de jugador. De hecho, en su currículo aparecen referencias suyas en la élite del fútbol nacional e internacional (ganó con el Sevilla dos Copas de la UEFA, una Supercopa de Europa, una Copa del Rey y una Supercopa de España). Con ese legado aterriza en Gijón este ex del Mallorca, Tenerife, Sevilla, Real Sociedad y, de nuevo, Mallorca.
Martí vivió de forma exprés la transición entre jugador y entrenador. De una a otro temporada. Aprendió pronto a a desprenderse de su condición de futbolista. «En el Dépor fue valiente. Llegó en una situación difícil, fuera del 'play off', con una dinámica negativa, y le dio un vuelco, hizo a los jugadores disfrutar del día a día», dice Bergantiños.
Su experiencia le ha llevado a ir variando sus ideas. Pep se ha informado de cómo son los jugadores rojiblancos antes de rubricar su firma. El nuevo técnico sportinguista tiene los pies en el suelo y sabe lo que quiere para sus equipos. Un sistema 4-2-3-1 o un 4-4-2. «Según el perfil que tenga de delanteros», puntualiza Cámara. Siempre con cuatro atrás. Incondicional -aunque en el Girona también probó con cinco-. Porque el nuevo técnico del Sporting quiere, sobre todo, dominar la zona medular. «Aquí fue valiente, con mucha gente atacante, con bandas ofensivas. Algo parecido a lo que hizo Rubén Baraja, con el que el Sporting dio un cambio y enlazó buenos resultados», dice el gallego.
En la búsqueda por encontrar capitán para el timón de su barco, el Sporting ha acudido a un entrenador de la nueva generación como solución de calma a un momento convulso. El nombre estaba ahí y fue el lunes cuando EL COMERCIO pudo confirmar que Pep tenía la primera plaza en el esprint final por el banquillo rojiblanco. El balear afronta su quinta experiencia en un banquillo (Tenerife, Deportivo, Girona y Leganés) tras una larga carrera como jugador, en la que disputó casi 600 partidos oficiales. Ahora deberá afrontar la reconstrucción de la plantilla de cara a la próxima campaña con la creencia en un proyecto de jóvenes promesas.
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