El Molinón quiere la tercera seguida

La mejor racha de victorias de Rubén Albés, como entrenador en Segunda División, es de tres partidos consecutivos ganados. Tan solo lo consiguió una vez: a principios del 2023, con el Albacete. Esta tarde, el preparador tendrá la oportunidad de igualar sus mejores cifras en un banquillo profesional. Un aliciente no solo para él, si no para toda la plantilla y también para el sportinguismo.

El Sporting parece haber despegado. Prueba de ello son los números cosechados en las últimas semanas y también la mejoría en el terreno de juego. Momentos brillantes de fútbol y una solidez defensiva propia de un equipo que quiere vivir entre los mejores de la categoría. Virtudes ambas que han despejado las dudas iniciales.

Lejos queda el mal inicio liguero de los rojiblancos en El Molinón. Una derrota ante el Levante y un insulso empate ante el Eldense dejó con el morro torcido al sportinguismo. Dos meses después de aquellos días grises, el Sporting regresa a casa para intentar sumar la tercera victoria consecutiva del curso después de doblegar a dos 'gallos' de la competición.

Pese a las bajas por lesión y con una plantilla corta, el grupo mira hacia adelante esperanzado y confiado de seguir demostrando que tiene argumentos futbolísticos para quedarse a vivir en la zona alta de la clasificación.

Esta vez Albés tan solo tiene la ausencia de Eric Curbelo, que continuará una semana más en la enfermería rojiblanca a la espera de recuperarse de las dolencias musculares que le impiden trabajar con normalidad.

La buena noticia para el cuerpo técnico es que además de Diego Sánchez, que regresó ayer a una convocatoria, Víctor Campuzano también se vestirá de corto esta tarde para recibir al Castellón. El delantero se ejercitó toda la semana al margen del grupo, pero finalmente parece haberse recuperado de las dolencias que sufría en su tobillo derecho.

Albés espera un partido de ida y vuelta. Un encuentro en el que haya fases de caos, que tanto le gusta, pero también que por momentos reine el control. Y ese control, para el técnico gallego, tiene que ser rojiblanco.

Su brújula, tanto para el caos como para el equilibrio durante el encuentro, volverá a ser Olaetxea. Es su gran hombre de confianza. El futbolista por el que pasa cualquier sistema que quiera implantar en el terreno de juego.

A partir del vasco, se crea el resto de la alineación. Por momentos se situará entre los centrales para tener una línea de cinco atrás, pero también dará un paso hacia adelante para incorporarse al centro del campo que, salvo sorpresa volverá a ser para Nacho Méndez y César Gelabert. Nacho Martín tendrá que esperar su oportunidad en el banquillo. Y viendo lo que aporta últimamente en los minutos finales es comprensible que Albés lo reserve.

En el once inicial se podrían realizar tres cambios respecto al que ganó la pasada jornada en Eibar. No es descabellado pensar que Diego Sánchez y Cote regresarían al once inicial. Además de volver a ver a Gaspar en la banda izquierda después de haber marcado el gol que sentenció el duelo en Ipurúa.

La titularidad de Gaspar tendría una explicación técnica. Albés quiere a jugadores verticales para estar listo y dispuesto cuando el partido se convierta en un correcalles. Y ahí el gijonés tiene unas cualidades que se adaptan mejor que las de Dani Queipo.

En cuanto al resto del ataque, Otero y Dubasin continuarán en el once. Al igual que sucede con Gaspar, Albés utilizará a sus hombres más rápidos y verticales para hacer daño al Castellón.

Pese a que el cuadro castellonense es un recién ascendido a la categoría, nadie se puede relajar. Es uno de los mejores equipos como visitante y prueba de ello es que ha ganado los últimos tres partidos a domicilio. Juegan sin miedo y con la confianza de saber que son capaces de marcar en cualquier estadio. Un dato que pone en guardia a todos ante el partido de esta noche.

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