El Molinón, el infierno para el Espanyol

Presión. Con Marcelino y la alcaldesa Carmen Moriyón en el palco, el empuje del estadio tuvo la ida de la eliminatoria cerca del Sporting hasta el gol de Puado

Javier Barrio

Gijón

Lunes, 10 de junio 2024, 02:00

«Nos va a salir bien, gijonudos». Con El Molinón más volcánico de toda la temporada (25.075 espectadores), pasado de decibelios y formando un mosaico impresionante y coral para avisar del recibimiento hostil que tendría el Espanyol, el Sporting arrancó la eliminatoria, que se resolverá el jueves por la noche en Cornellá y que se ha complicado con el gol precintador de Puado, que obliga al equipo a marcar dos tantos para pasar a la ronda final.

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La vio en directo Marcelino, espectador de lujo de una eliminatoria abrasiva. Como Craviotto. En el palco también estuvo la alcaldesa, Carmen Moriyón, además de los concejales Jesús Martínez Salvador y Jorge González-Palacios. El Molinón solo conoció una marcha. Todo al rojiblanco y contra los 'pericos'. El único remanso de paz fue el previo antes del calentamiento, que dejó imágenes curiosas. La quinta de 'La Asunción' se volvía a reunir: Gaspar, Guille y Pablo se abrazaban con José Gragera, de vuelta por segunda vez a El Molinón con la camiseta del Sporting.

El club tiró de artillería pesada en todo lo que sucedió antes del partido. La pianista gijonesa Sofía Campo Tuero mantuvo vivo el ánimo del sportinguismo. «¡Si estamos todos unidos, seguro que lo conseguimos!», pidió antes de interpretar varios clásicos del sportinguismo y de la ciudad, especialmente el 'Gijón del alma'.

En ausencia de Alejandro Irarragorri, en México, la representación corporativa corrió a cargo de Luis Miguel Pérez, director de Asuntos Corporativos de Orlegi, y José Riestra, director global de Fútbol de la firma mexicana, además de Aleco y Fernanda Irarragorri. Junto a ellos estuvieron el presidente David Guerra, Joaquín, Israel Villaseñor, Salomon Behar y Gerardo García.

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Un globo en el estadio

El Molinón, que sobrevoló un globo con el «nos va a salir bien», no dejó de rugir y apretar, bombardeando con las cartulinas cada saque de esquina del Espanyol. El árbitro, muy protestado, tuvo que avisar a Mario Cotelo para que mandase un mensaje por la megafonía. También se le abroncó en una entrada que pudo costarle la segunda amarilla a Gragera, pitado por un sector del estadio. La tensión del partido provocó que Sergi Gómez, encarándose con la grada, fuera expulsado en el banquillo.

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