JAVIER BARRIO
GIJÓN.
Lunes, 27 de septiembre 2021, 01:35
Con la mejor entrada del último año y medio, 13.482 espectadores, El Molinón empujó al Sporting hasta la victoria. La comunión final, con Mariño regalando el brazalete y Babin y Kravets sus camisetas, con gritos de euforia, escenificó la explosión mayúscula de un triunfo ... agónico. Con mucha intrahistoria. José Alberto terminó contrariado con el árbitro, en su primer partido como técnico visitante en El Molinón, saldado con derrota. No entendió la expulsión de Escassi. Fue el desenlace de una jornada de reencuentros.
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Pablo Álvarez, exfutbolista del Sporting y con huella como entrenador en la casa, pasó el preámbulo de abrazo en abrazo. Saludó a técnicos, utilleros e, incluso, a un numeroso grupo de recogepelotas, una de las generaciones que tuteló hasta su marcha al Mirandés. Igual que José Alberto, quien, antes de la contienda y de camino a la entrevista televisiva, saludó a jugadores, trabajadores y técnicos sportinguistas. Todos observaban el calentamiento desde el banquillo. Entre ellos, David Gallego, quien le dio la primera bienvenida todavía con el chándal puesto. También repartió algún abrazo Fran Villalba, uña y carne con Escassi, con el que mantiene una gran amistad desde hace años y con el que hizo migas en el Numancia de Aritz López Garai.
Dani Martín y Peybernes se hicieron una foto para la posteridad de su paso por El Molinón, en el que hubo una pequeña colonia de aficionados del Málaga. A los dos se les reconoció con un aplauso al recitar las alineaciones por megafonía. Todo esto fue antes de que Djuka tocara con su mano izquierda el césped antes de la batalla. El internacional por Montenegro resultó clave. Su nombre fue coreado varias veces por el público. Fue después de un amago de drama.
Al descanso se llegó con la primera pitada de la 'era Gallego'. No gustaba el partido, ni la derrota. El Molinón estaba de morros. Pero todo despegó tras el gol descorchador de Djuka y la entrada de Gaspar. Ahí se metió de lleno el estadio en el partido. Escassi, en un palco, lo veía todo con preocupación. El exrojiblanco Fanjul, invitado, lo contrario.
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A muchos kilómetros de Gijón, en Barcelona, la peña sportinguista Quini y la peña malaguista Los 300, citadas para compartir una jornada que comenzó con mesa y mantel, sufrían de lo lindo. Al final del partido se llegó con sonrisas de unos y caras largas de otros por el resultado, pero una gran convivencia. Algo parecido sucedió en El Molinón. Contra la euforia sportinguista y de El Molinón, José Alberto terminó pegado a Galech Apezteguía y su equipo de ayudantes. Protestando esa primera acción, frustrado por la derrota sufrida en Gijón.
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