JAVIER BARRIO
Lunes, 3 de abril 2023, 03:24
A la heroica, con un once plagado de meritorios, pero recuperando la ilusión de El Molinón, el Sporting volvió a ganar. 18.547 espectadores se congregaron para empujar al equipo hacia una victoria que vale su peso en oro. Un paso enorme hacia la permanencia. Y que confirma el efecto talismán de Alejandro Irarragorri, con el que el Sporting siempre puntúa cuando él está presente en la grada. Ayer volvió a El Molinón acompañado de su familia para celebrar un triunfo.
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Irarragorri presidió el palco, al que regresó Alfredo García Amado, volviendo a Gijón como director general del Granada después de casi dos décadas desempeñando ese cometido en el Sporting. Laura Kalb, su hija Fernanda y el hermano de esta, Aleco Irarragorri, tampoco se perdieron detalle del choque desde las alturas. Desde allí sufrieron Israel Villaseñor, Gerardo García, Andrés Conesa y Salomon Behar, además de Joaquín.
Hubo mucho exrojiblanco en la grada de El Molinón. En las filas del conjunto nazarí, como preparador físico, regresó Manu Poblaciones, miembro del cuerpo técnico de Rubén Baraja en el tiempo que el exfutbolista -hoy entrenador del Valencia- estuvo en Gijón. David Guerra charló antes del inicio con Eva Sánchez-Céspedes, quien extremaba los cuidados del verde, que volvió a presentar un aspecto inmaculado. Nico Rodríguez, pegado al teléfono, también se dejó ver a pie de campo. Pablo García, director de negocio del Sporting y hasta hace unos meses en las filas del Granada, saludaba a algún antiguo compañero. Y Djuka, vestido de calle, ya sin el apoyo de las muletas, iniciando la cuenta atrás para su vuelta a la competición, se dejaba ver de nuevo y firmaba algún autógrafo. Noé Calleja, secretario técnico del Getafe, fue otro de los rostros conocidos que vieron el partido en directo. Lorenzo del Pozo regresó tras su paso por la Selección. Y Manuel Lucena, otro exrojiblanco, repartía saludos y estrechaba manos en cada esquina. Luego, con el balón en juego, regresó a su cometido de delegado del Granada.
Iniciado el partido, la grada mostró un respaldo unánime al equipo en un momento difícil, con muchas bajas, sobre todo en defensa tras las sanciones de Insua, Izquierdoz y Marsà. Todo El Molinón empujó desde el minuto uno y apretó a López Toca. La primera amarilla que mostró el colegiado a Varane aumentó el enfado del sportinguismo con los árbitros. Luego fueron cayendo un goteo de tarjetas hacia el bando gijonés y se puso de perfil ante alguna acción polémica, como el fuera de juego de Juan Otero en la primera mitad. Y, después, en la segunda, la carrera de Ignasi Miquel detrás del colombiano, que se fue al suelo por un empujón del central, que se libró por veteranía y por los pelos.
Jonathan Varane, uno de los héroes del día, se llevó una gran ovación cuando fue sustituido en el tramo final, aplaudido por todo El Molinón. Fue justo antes del esfuerzo final, en el que todo el estadio terminó gritando: «¡Sporting, Sporting, Sporting!». Buscando estimular a los suyos hasta el pitido final, que llegó con una atronadora ovación de la grada, que, esta vez sí, mostró su orgullo por el equipo de Miguel Ángel Ramírez, vencedor en un día muy complicado. Uno de los que se alegró por el triunfo fue José Gragera, que siguió el partido desde Barcelona con los miembros de la peña Sportinguista Quini de la Ciudad Condal.
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