Cuentan que Uros Djurdjevic terminó el curso pasado de bajón. A Miroslav Djukic no le encajaba mucho en su idea. El serbio anteponía la conservación de balón al frenesí. Ni 'Djuka' ni Aitor García casaban mucho en esa idea, considerándolos futbolistas demasiado ... anárquicos. Y en el caso del '23', además volcánico. «Como un indio que está siempre en guerra». Titular en los cinco primeros partidos con su compatriota, sus números se resintieron a partir de ahí, descabalgado tras la derrota en Tenerife. Solo volvió al once para repartirse titularidades con Álvaro cuando el calendario exprés de la covid agotaba piernas.
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En esos 17 partidos con Djukic, Djurdjevic solo celebró un gol de los seis que hizo en toda la temporada. Una cifra demasiado raquítica para un futbolista que costó 2,5 millones de euros y al que el consejo, Javi Rico y los técnicos de Mareo consideraban que se estaba desaprovechando. El traje, con tanto sobeteo interior en ataque, no le iba bien. Ahora, en apenas tres partidos, ya lleva otros tantos goles, coronado como máximo goleador de Segunda junto a Sabin Merino. «He tenido buena relación con todos los entrenadores, pero creo que estoy mejor con David Gallego», desliza el delantero. «¿Por qué creo que va a ser mi año? Porque lo creo», responde sin más, negando que pensase en salir este verano: «En ningún momento».
Dos años y un mes después de que apareciera por la puerta de llegadas del Aeropuerto de Asturias, 'Djuka' está en la cresta de la ola. Cómodo en la ciudad, asentado en una casa en el extrarradio con su mujer y sus dos hijos pequeños, y superando la barrera del idioma. «Sí. Estoy en el momento más feliz desde mi llegada al Sporting», confirma tras pensarlo un par de segundos. La propuesta de David Gallego encaja como un guante en su fútbol, que llevó a la máxima expresión ante el Girona en el partido más completo que se le recuerda. «Me gusta este estilo de juego, me viene muy bien. Hablo mucho con el entrenador», resume.
El sábado, lanzado por Pedro y Manu, o con goles de fabricación exclusiva como el primero, destrozó por completo al Girona a campo abierto. «Es un delantero muy rápido y si encima tiene sitio para armar la derecha, te mata», recalcan en Mareo. 'Djuka', mientras, reparte juego: «El equipo está muy bien, muy junto y compacto. El nuevo entrenador trabaja mucho con la línea defensiva y los atacantes». Y no se olvida de la influencia de Eduardo Domínguez, el nuevo preparador: «Estamos muy bien a nivel físico». Tampoco de sus carencias. «Tengo que mejorar con la izquierda», admite.
Carácter introvertido
Pero de momento, Djurdjevic, de carácter tan introvertido que en los primeros meses en Gijón apenas hacía vida fuera de casa, cruza los dedos para que todo continúe igual: «Espero seguir así, tanto yo como el equipo». Porque la experiencia es un grado y aunque clausuró la primera temporada con una docena de goles, no descorchó hasta diciembre. Y luego hubo muchas subidas y bajadas. «La temporada es muy larga, hay 39 partidos más», recuerda, explicando que el 'extra' que tiene ahora viene de la madurez y la confianza: «No hay mucha diferencia. Soy el mismo, pero tengo más experiencia. Es mi tercer año aquí y tengo mucha más confianza con este entrenador».
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