El Sporting se bate en duelo esta tarde en la 'Invernalia' de Burgos, en un partido preñado de alicientes y con una buena descarga de decibelios en la grada. El equipo de Miguel Ángel Ramírez tiene motivos de sobra para salir con la corneta en ... la boca a El Plantío, que aún no conoce la derrota esta temporada. El día le brinda la posibilidad de ser el primer forastero en cantar victoria este año en Burgos. Y también, la opción de poder dedicar el triunfo a la 'Mareona', con cerca de 2.000 desplazados, y al uruguayo Gio Zarfino. Un futbolista pasional, puro corazón, que hoy, muy a su pesar, cumple un año del último partido que disputó con el Sporting. Cualquier dedicatoria lleva su nombre.
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Pero no será una empresa sencilla tumbar a un oponente duro de roer en su campo, en el que ha sumado sin interrupción en los trece partidos que lleva disputados (9 victorias y cuatro empates). Un triunfo volvería a oxigenar al Sporting en su lucha por el ascenso, poniendo tierra de por medio con el séptimo y acercándose a los dos primeros. Un rival tan singular anuncia una sacudida en el sistema rojiblanco.
En el que apunta a ser por fin el partido número cien de Guille Rosas, Miguel Ángel Ramírez valora vestir al Sporting con otro traje, forrando la retaguardia con tres centrales y abriendo gas por la banda con dos carrileros, entre ellos el canterano. Es una idea que el preparador canario madura desde hace varias semanas, pero que quedó congelada a raíz de la lesión de Rosas. El único lateral derecho específico, con vuelo para esta aventura.
Ante esa posibilidad, Ramírez alistó a 22 futbolistas, entre ellos Bamba y Pascanu, como centrales de refresco, en una lista cuya mayor sonoridad fue la entrada del delantero Cristian Acerete, máximo goleador del Sporting Atlético. Un meritorio entre meritorios. Apenas pasó una pequeña etapa de niño en Mareo, teniendo que hacer carrera en otros equipos, fuera de la órbita del Sporting. También se subió al autocar Gaspar, después de cumplir un partido de sanción, regresando a una ciudad especial en su carrera, y, sobre todo, Mario González. Otro 'ingrediente' emocional para la tarde. Se formó en el Burgos y nunca se ha enfrentado al equipo de su ciudad. Por supuesto, tampoco ha pisado como futbolista El Plantío.
En el once de Ramírez hay pocas certezas y muchas dudas a partir de esa base de centinelas en la retaguardia. Se espera la vuelta de Gaspar y la conservación de Fran Villalba. Pero el ataque genera más incógnitas. Si apuesta por un delantero, Mario, Djuka y Otero discutirán por el sitio.
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Contra la ambición del Sporting se presentará un Burgos herido en su orgullo. El pasado fin de semana recibió la goleada de la temporada en el Carlos Tartiere (5-0). Bolo, que estuvo en las quinielas para el banquillo del Sporting antes que en las del conjunto azul, ha instado a sus futbolistas a desquitarse esta tarde frente al once rojiblanco. Si gana, además, se pondría a un punto de los gijoneses en la tabla.
Con esa herida, que todavía no ha cicatrizado, se avecina un Burgos muy físico y agobiante en la presión, con velocidad por banda y buscando las transiciones a todo gas. Un equipo que ha hecho de El Plantío su bandera esta temporada. No en vano, 31 de los 39 puntos que lleva en este momento los ha sumado ante su afición. En su banquillo, junto a 'Bolo', estará el exrojiblanco Pablo Lago. Y en las alturas, en la grada, el exoviedista Michu, avalista de Gaspar en su exitosa cesión al Burgos del curso pasado y, en este mercado de invierno pasado, interesado en Diego Sánchez.
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