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El último internacional absoluto con la Selección aportado por el Sporting, la inversión más alta en la historia del club (4 millones de euros), el canterano que antepuso El Molinón a un primer destino en Primera, dijo este viernes adiós. Eso sí, con puntos suspensivos. « ... Ojalá sea un hasta pronto», matizó Manu García (Oviedo, 1998), cuya estela internacional anunciaban este verano un destino diferente al del Sporting. Como adelantó EL COMERCIO, el Alavés y el Anderlecht belga, con una propuesta económica fuerte, habían dado un paso al frente, siendo el proyecto vitoriano el que más agradaba al joven futbolista, de 23 años, por lo que representaba. Ahí jugará cedido la temporada 2021-2022. Un préstamo puro y duro, sin letra pequeña, que implica su renovación con el Sporting hasta 2025.
Una valiosa cláusula que consiguió introducir Miguel Torrecilla en la compleja negociación que desarrolló el director deportivo salmantino junto a Javier Fernández, otro de los grandes avalistas de Manu con José Alberto López, con el Manchester City. «Quería agradecer estos años al club, al presi, por la confianza que tuvieron en mí para haberme hecho llegar al club de mi vida. Ahora toca separar caminos por un año y ojalá sea un hasta pronto», resumió Manu en Mareo.
La despedida del niño prodigio del Sporting fue «agridulce» por los dos años en Segunda, sin celebración, el último quedándose fuera del 'play off' sobre la bocina. Pero lo que más lamentó, en lo que fue machacón, brotó de la frustración de jugar en un estadio fantasma el último año y medio: «Solo pude jugar delante de la gente seis o siete meses, me voy con esa espinita de no poder disfrutar más de El Molinón». Tras un año muy difícil, coronado ironómicamente con esa internacionalidad absoluta, el futbolista tenía decidido subir un estudiado peldaño en su carrera. Pese a que contaba con ofertas económicas superiores, el clima futbolístico que le prometió Javi Calleja y Sergio Fernández, director deportivo del Alavés, encajaba en su idea de crecimiento sin atajos. «Es el momento de seguir creciendo, el paso que me toca dar, y el momento y lugar, porque me lo han hecho sentir así (desde el Alavés)», explicó, ilusionado por «un estilo de juego que creo que me viene muy bien y mis ganas de estar en Primera».
Hacia esa temporada camina con paso firme, aunque triste por abandonar por segunda vez al club de su vida. «Son salidas diferentes. Esta quizá me cueste un poco más por las ganas de devolver al Sporting donde se merece», lamentó. Pero, continuó, también «me voy agradecido y habiendo cumplido el sueño de jugar en el Sporting». En la primera experiencia fuera, siendo un niño, se marchó al City. Se iba libre, aunque el poderoso club de Manchester acabó pagando una compensación de 250.000 euros al Sporting por la petición de la familia de Manu. Hace un par de veranos, ya como profesional, volvió a Mareo tras desechar una propuesta del Granada para jugar en Primera. Todo por la oportunidad de volver al Sporting, aunque fuera en Segunda. En Gijón ha estado los dos últimos años, regateando el último verano la tentación de aprovechar esa cláusula de escape para salir a un equipo de superior categoría que se hiciera cargo de su ficha, y superando momentos duros como la crisis de la covid.
En todo caso, Manu dejó claro en varias ocasiones que la operación era de ida y vuelta. En Vitoria, en ese sentido, aseguraban este viernes que no había incluida ninguna opción de compra en la operación. «Es una cesión de un año y ojalá que las cosas salgan bien y pueda volver al club y disputar partidos como rojiblanco en El Molinón», dijo, bromeando con que «hasta donde yo sé, soy jugador del Sporting. Luego me tendréis que ver por aquí».
«¡Muchísima suerte Manuelín! A romperla», instaba ayer José Gragera a Manu García. «¡Te echaremos de menos!», reconocía Pedro Díaz. Álvaro Vázquez también lamentaba su partida. Y, por supuesto, su amigo del alma Nacho Méndez:«Te lo mereces más que nadie».
La salida de Manu García, como la de Javi Fuego y Carmona, dejará un enorme vacío en el vestuario. Pero, en su caso, con el añadido de que el proyecto pierde a uno de los futbolistas más talentosos de Segunda en los dos últimos años. En principio, el club no parece por la labor de incorporar un futbolista de las características de Manu, quien, además, alternó el curso pasado la mediapunta con apariciones por las bandas, en las que jugó muchos partidos.
Por el lado de Manu, su apuesta es claramente deportiva. La oferta del Anderlecht era muy importante, pero el jugador, al que representa Amedeo Rengel, el mismo agente que David Silva, siempre ha tenido claro que su prioridad era el crecimiento deportivo. Todos sus asesores coincidiendo que, tras dos temporadas en Segunda, afianzado como titular en la Selección Sub 21, con debut como internacional absoluto y quedándose fuera por un pelo de los Juegos Olímpicos, tenía que jugar en Primera. Una categoría que, sobre el papel, le viene mejor a su fútbol, sin la dureza y los marcajes individuales que recibió el curso pasado, con una atención exclusiva de los entrenadores rivales para tratar de sacarle de los partidos.
De Mareo se marchó ayer con elegancia, agradecido a Javier Fernández, a Miguel Torrecilla y a los técnicos de la casa, quienes empujaron para su vuelta, además de José Alberto López, con el que mantiene una estrecha amistad desde sus tiempos en las categorías inferiores del Sporting. Para el club, mientras, la operación no le sacará de pobre en el corto plazo, liberándose solo de la cantidad que le permita la Liga por su ficha y sin percibir cantidad por traspaso. Pero a largo plazo, la opción del Alavés puede ser la más interesante. Aumentará su contrato hasta 2025 y, al mismo tiempo, estará en el escaparate del máximo nivel.
Al pasado más reciente le torció la cara, desconsolado aún con el final de la pasada temporada, pero al futuro lo miró con optimismo: «Es lo que viene siendo el club en los últimos años; parece que está todo mal y, luego, empieza la temporada y parece que no está todo tan mal. El Sporting va a tener un equipo competitivo y peleará por los objetivos». Con respecto a lo primero, incluida la crisis de la covid, consideró que «el equipo siguió compitiendo todas las jornadas hasta el final, pero la pelotita no entró. Luego, ese final tan cruel, que no merecíamos».
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