«Siempre he pensado en el Sporting y en mí también, este traspaso era lo que tocaba»

Son las diez y cuarto de la mañana y Manu García está sentado en el vestíbulo de La Finca Golf Resort, en Algorfa, la ciudad alicantina en la que el Sporting desarrolla su 'stage' de pretemporada. Pantalón vaquero, camiseta azul marino y deportivas. Sus compañeros, ... que se van acercando poco a poco al talentoso jugador, visten equipación de entrenamiento. Charla con unos, con otros, mira el móvil. Son sus últimos minutos en el Sporting antes de coger un taxi que le llevará al aeropuerto de Alicante y de ahí a Asturias. Su próximo destino: Grecia, donde se incorporará al Aris de Salónica. La salida de Manu García se ha cerrado por una cifra que ronda los tres millones de euros, un balón de oxígeno para las cuentas del club rojiblanco, que arrastra una deuda de siete millones. Y también una mejora para el jugador, que verá aumentada su ficha y se unirá a una plantilla diseñada para luchar por títulos y que jugará en Europa. «Siempre he pensado en el Sporting y en mí. El club está mejorando mucho, se están haciendo las cosas bien y era lo que tocaba», afirmó el jugador asturiano momentos antes de subirse al taxi. En el vestíbulo del hotel se vivieron momentos emotivos. Compañeros como Joel, Nacho Méndez y Pedro Díaz departieron durante unos minutos con el jugador, aunque toda la plantilla pasó a despedirse de Manu y a fundirse con él en un abrazo. Tras unas palabras del mediapunta, rodeado por toda la plantilla, jugadores, cuerpo técnico y trabajadores del club le dedicaron un caluroso aplauso. De ahí, los futbolistas del Sporting se dirigieron al gimnasio, mientras Manu García esperaba junto a Gerardo García, secretario técnico, David Guerra, presidente ejecutivo y Joaquín Alonso, responsable de Relaciones Institucionales, charlando amigablemente. Los tres acompañaron al jugador a la puerta del hotel, donde Manu García afirmó estar viviendo un momento de «sensaciones encontradas. Me voy con la espinita de no haber disfrutado más con El Molinón lleno. Disfruté seis meses de jugar en El Molinón y eso tampoco ayuda».