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JAVIER BARRIO
GIJÓN.
Jueves, 29 de agosto 2019, 03:10
Aún no le llega a Manu García (Oviedo, 1998) el sedal para alcanzar a los de arriba. Todo el Sporting tiene que ajustarse. Él, también, en una competición muy física y jadeante en la presión, aunque a sus tiernos 21 años ya tenga el ... rodaje de la Eredivisie holandesa (más técnica) y de la Ligue-1 francesa (más fuerte y competitiva). «El Toulouse siempre es un equipo aguerrido, con fuerza, y Manu curiosamente era un jugador de calidad y que sobresalía en la última temporada», apunta el argentino Óscar Trejo, quien siguió el año pasado desde la distancia las andanzas del canterano del Sporting con su exequipo. El domingo lo vio en vivo y en directo, asumiendo de partida un rol algo diferente.
Sus números confirman su cometido en esta inicio de temporada, con una posición más retrasada. Algo por delante del poleso Javi Fuego, un poco por detrás de Nacho Méndez, con el que se alterna, eso sí, en la presión. El luanquín ha asumido con más frecuencia ese papel de enganche y de conducción en los contragolpes. Falta engrase en la propuesta y una mejor armonía para el fútbol de Manu. Es una de las cuentas pendientes de José Alberto, que trabaja para darle el mejor encaje. El balón pasa todavía poco por los pies del 'ex' del Manchester City, que solo ha completado 26 pases, con 42 en total, en 150 minutos de competición. Sus números le sitúan el 177 en la estadística de pases de los jugadores de Segunda.
A modo de contrapartida, el joven futbolista se ha prodigado más en otras funciones. Ha salido de estas dos primeras jornadas como el segundo futbolista que más faltas comete del Sporting (5), por detrás de Pablo Pérez (6). «También ha ganado trabajo en estos años. El City está lleno de talento, pero hay que correr y trabajar como el que más. Y ese trabajo lo lleva encima. Es un jugador más completo y con el tiempo le va a dar mucho al Sporting», observa un entrenador que ha seguido muy de cerca su trayectoria y crecimiento.
«Manu es un jugador con muchísima calidad y buen trato de balón para jugar en la mediapunta. Se gira bien, tiene último pase y muchos recursos», pondera Gaizka Toquero, excompañero suyo en el Alavés, donde jugó la primera parte del curso 2016-2017. Un equipo muy hecho y veterano le dejó, con apenas 18 años, sin minutos en Primera. «Fue complicado porque éramos un grupo ya bastante rodado. Aquel año llegamos a la final de Copa y nos salvamos bien. Él tenía, además, mucha competencia, con Camarasa, Llorente... Y había mucho físico en ese vestuario, con un sistema que requería trabajo y que era exigente. Manu era todavía un chaval, pero se le veía la calidad. Ahora tiene más experiencia y espero que le vaya bien en el Sporting», le desea el delantero vitoriano.
Parece más una cuestión de puesta en escena que de sintonía con el balón, aunque solo vayan dos jornadas y el equipo, como el resto, aún está entrando en calor. Como se vio contra el Rayo, frente al que provocó con un pase a la espalda de su defensa la expulsión de Tito, que derribó a Álvaro Vázquez, el periscopio le funciona muy bien. Tiene talento, clase y repertorio para navegar entre líneas, cambiar de dirección con giros rápidos y enfocar la portería rival. También va cogiendo galones en la estrategia. Suyo fue el centro que cabeceó Babin al larguero y que, un pestañeo después, Borja López empotró en la portería con un zurriagazo.
Al mismo tiempo, José Alberto quiere asegurar la salida de balón y hacerla más fluida, eficaz y rápida, lo que puede influir en esa posición más retrasada en el campo. «Cuando mejor le vi fue siempre como mediapunta porque tiene mucha calidad, visión y último pase, pero, dependiendo de lo que tenga en mente el entrenador, él se va a amoldar. El recuerdo que dejó en Vitoria fue el de un chico humilde y muy disciplinado», amplía Toquero, que dejó la competición este verano, pero que sigue conectado al fútbol.
Dependiendo de la elección de José Alberto para el domingo, Cristian Salvador o Pedro Díaz, podría ser empujado más cerca de Djurdjevic, entre líneas, donde su fútbol luce más. Interviene Óscar Trejo. «No llegué a coincidir con él en Toulouse, pero dejé buenos amigos, como Mauro Goicoechea (su portero). Le seguí todo el curso pasado y vi que Manu andaba muy bien. Es un buen jugador, técnico, con ganas de mejorar y buena proyección», apunta. «Mauro también me dijo que era un buen chico, de perfil bajo, y eso se agradece porque es difícil de encontrar en el fútbol. El fin de semana lo vi con mucho hambre de mejorar», apostilla.
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