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J. A. G.
GIJÓN.
Jueves, 29 de marzo 2018, 03:01
Manolo Sánchez Murias ha subido todos los peldaños en el Sporting. Entró como un crío a formarse en la Escuela de Fútbol de Mareo. Alcanzó el primer equipo después de haberse cincelado en las categorías inferiores. Tras su retirada como futbolista, cumplió ... otro sueño como fue dirigir al primer equipo. Superada aquella etapa, Sánchez Murias se ha centrado en los últimos años en gestionar Mareo. Durante este periodo ha intentado que la fábrica vuelva a producir valores de los que se nutra en el futuro en el primer equipo. La última hornada apunta alto. No es fácil que el filial comande la clasificación en egunda B y el juvenil de División de Honor esté a solo un paso de coronarse campeón del grupo I. Logros que no consiguen alterar el discurso de Manolo Sánchez, que pide «tener los pies en el suelo» para que Mareo siga siendo un centro de referencia en el trabajo con la base.
«Cumplir cuarenta años demuestra la grandeza de Mareo», subraya su director, orgulloso de formar parte de una «historia con mucho relieve» en lo que representa el Sporting.
No obvia el componente emocional que supone para él haber sido un producto de la cantera, la misma que escruta con celo en busca de nuevos talentos. «Para mí es especial porque tuve la oportunidad de formarme en mareo como futbolista y como persona hasta debutar con el primer equipo y años después dirigirlo», confiesa.
Hace un inciso en este punto Sánchez Murias porque considera importante el hecho de que los jóvenes no solo sean formados para crecer como futbolistas sino también en el ámbito personal. Atribuye el mérito al «trabajo de mucha gente» que ha contribuido en el desarrollo de la escuela de fútbol.
Esa labor colectiva, incide, es precisamente lo que ha permitido adquirir una importante dimensión al trabajo de cantera. «Es vital -precisa- el impulso de la gente en el día a día».
La brillante trayectoria que ha seguido el filial en la presente temporada, liderando el grupo II de Segunda División B, ha desencadenado ilusiones en torno a la posibilidad de jugar las eliminatorias por subir a Segunda División. Una opción que está encima de la mesa pero que estaría condicionada por un hipotético ascenso del primer equipo. Manolo Sánchez Murias admite que no han consultado si el filial puede pelear en el 'play off' mientras el Sporting intenta conseguir un billete para Primera.
Rebaja la expectativa el máximo responsable de Mareo al insistir en que su inquietud es examinar la evolución de los futbolistas que forman parte del Sporting B. «Si tienen el premio de jugar por subir sería fantástico, pero debemos atender a su crecimiento», apostilla el técnico, mientras reitera que Mareo es el escenario donde pulir a las figuras del mañana con el trabajo en las categorías inferiores. «El objetivo -sentencia- es que lleguen al primer equipo y se afiancen».
El buen hacer de Mareo se traduce en la eclosión de futbolistas que no solo llegan al primer equipo sino que consiguen acaparar el interés de los grandes clubes. Muchos están atentos a los diamantes que salen de la cantera rojiblanca y al despacho de Manolo Sánchez Murias llegan con frecuencia ofertas por promesas de los equipos de base. «Uno de nuestros trabajos es retener el talento ante la mirada de entidades importantes», destaca el director de Mareo, contento de que «con alguna salvedad» se está consiguiendo mantenerlos en Gijón.
La Escuela de Fútbol de Mareo cumplió ayer cuarenta años. Un periodo de tiempo en el que han evolucionado los métodos pero también las instalaciones, adaptándose a los tiempos cambiantes y las demandas del fútbol formativo. Ya no se ven en las instalaciones del Sporting campos de arena como los que había cuando Manolo Sánchez Murias daba sus primeros pasos en Mareo. Ahora, la modernización de las instalaciones ha permitido abrir el abanico de equipos y dar respuesta a las actuales necesidades, incluyendo por ejemplo, varias formaciones de fútbol femenino en el engranaje de la entidad.
«Siempre hay proyectos de mejora», apunta Manolo Sánchez, que esgrime con orgullo la construcción de dos campos de hierba artificial, que han supuesto un paso adelante por parte del club. En el cajón hay proyectos para apuntalar aún más las instalaciones. El siguiente escalón debe ser la construcción de una recinto cerrado para que las promesas puedan entrenar bajo techo y los más pequeños tengan la posibilidad de disputar sus partidos sin depender de la lluvia. Obras pendientes en la hoja de ruta del Sporting.
Mientras, nada distrae a los responsables de la escuela de fútbol de sus objetivos y esos no son otros que conseguir aunar el éxito personal y deportivo con los productos forjados en la fábrica de Mareo. No es fácil llegar al fútbol profesional, bien lo sabe Manolo Sánchez Murias. «Sabemos que este deporte es cada vez más complicado -concluye- pero nuestra intención sigue siendo preparar a los más jóvenes para que el día que lleguen a la élite estén listos».
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