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JAVIER BARRIO
LIENCRES (CANTABRIA).
Jueves, 28 de octubre 2021, 03:04
A 400 kilómetros del Anxo Carro, con El Molinón de punto intermedio, se juega ya el Lugo-Sporting. El multitudinario partido del sábado sirve como punto de arranque de la entrevista de EL COMERCIO con dos amigos que tienen parte de su vida entregada a ... los dos equipos. De forma distinta. A Quique Setién se le busca hoy por su pasado más reciente como entrenador del Barcelona. Pero fue en Lugo, que le venera y le considera una leyenda, donde construyó una meritoria historia. A Manu Preciado, hijo del gran entrenador del Sporting, quien era íntimo de Setién, el sentimiento sportinguista le recorre literalmente la piel. Los dos, vecinos de Liencres, analizan el partido a la orilla del Cantábrico. La grabadora se enciende en la terraza del Gavilan's Tavern, el popular bar que regenta Manu. Hay mucha miga en la charla, muchos hilos conductores.
-¿Sporting o Lugo este sábado?
-MANU PRECIADO. Sporting, claro. ¡Qué fácil! (Risas).
-QUIQUE SETIÉN. Yo al Lugo le tengo un cariño especial, pero no es mi equipo. El mío es el Racing. Si fuera Sporting-Racing, estaba claro. ¿El Lugo? Siempre que gane, me parece bien, pero si tiene mucho interés Manu... Es que de la gente con la que estuve quedan dos. Un empate estaría bien.
-Habla de Seoane y Pita, ¿no?
-Q. S. Pita es un jugador bueno, que ve muy bien el fútbol, pero Seoane, por ejemplo, no traía grandes condiciones de fábrica. Siempre fue muy inteligente. Se limitaba a hacer lo que sabía: jugar fácil, no complicarse. Siempre trabajaba para el resto.
-¿Van a ver el partido?
-M. P. Sí, siempre lo ponemos en el bar.
-Q. S. Yo igual lo veo un rato, depende. Si a los diez minutos no me gusta mucho, cambio. Ahora elijo bastante (risas). Pero sí, estaré un poco pendiente.
-Antes de la entrevista, Manu, me hablaba sobre Villalba y Diego Castro...
-M. P. Creo que desde la época de Diego, Fran es el jugador más ilusionante que ha llegado al Sporting. Creo que Manu García es un gran jugador, pero Villalba lo ha hecho olvidar un poco. En cierta forma se asemeja un poco el rol que tiene al que tenía Diego.
-¿Está al tanto del ambiente que habrá el sábado en Lugo?
-M. P. He leído un poco, pero ya me lo puedo imaginar. Lugo está cerca de Gijón y ahora que se puede entrar al campo... Ya sabía que habían enviado otras 180 entradas, que se pondrán a la venta y se agotarán. La 'Mareona' siempre responde. Es la mejor afición que hay en España. He viajado con toda esa gente a La Coruña varias veces, 7.000 personas, y creo que como la 'Mareona' no viaja nadie. Es más, no creo que haya habido un desplazamiento tan grande como este en España después de la covid.
-Q. S. No he leído nada todavía, pero recuerdo perfectamente los partidos que jugamos en Lugo contra el Sporting. Siempre había un ambiente extraordinario, eran derbis prácticamente, con mucha tensión en el ambiente. Muy bonitos de jugar.
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-Estuvo cerca en alguna ocasión, míster, pero nunca consiguió ganar al Sporting con el Lugo.
-Q. S. La realidad es que el potencial que ha tenido siempre el Sporting en relación al Lugo no tiene nada que ver. Hay que poner en contexto a cada equipo. Pero sí que fuimos en muchos partidos, incluso en El Molinón, superiores en cuanto a juego. Lo que pasa que con eso solo no vale. Hay que meter goles y definir arriba, y que no te los metan. Pero eran partidos bastante igualados.
-¿Se acuerdan del 7 de junio de 2015? Girona-Lugo.
-M. P. Claro que me acuerdo (sonríe). ¡Menudo cable nos echó el amigo Quique y su Lugo! Vi aquel partido en mi barrio de Santander, en un sitio en el que solían poner al Sporting. Fue la leche. No se sabía si era cierto el ascenso, si no... Un poco como en el año del ascenso de mi padre, en el partido del Alavés, con el gol de Jairo. Eso todavía fue más efusivo. ¡Sacamos champán por encima de la mesa y la virgen!
-Entrenador, ¿es consciente de la repercusión que tuvo aquel gol de Caballero en el Sporting?
-Q. S. El Girona se jugaba la vida y nosotros lo teníamos todo resuelto ya. La realidad es que en el primer tiempo nos pudieron meter tres o cuatro. Pero en la segunda parte se empezaron a poner nerviosos y llegó esa última jugada, casi al final, en la que conseguimos empatar el gol que nos habían marcado. Aquello les obligó a jugar el 'play off'. El Lugo hizo lo que tenía que hacer. Fíjese que recuerdo que llamé antes por teléfono a Abelardo. Le dije: «Estad tranquilos porque mi equipo va a hacer todo lo posible para ganar». Se lo dije para que no hubiera ni especulaciones ni malentendidos. Era nuestro deber.
-¿Y qué les dijo a sus futbolistas?
-Q. S. En estas situaciones siempre les advertía. Me tocó jugar partidos así cuatro o cinco veces. No me jugaba nada, pero siempre pensé que había que dejar el nombre del club en lo alto. Pelear el partido como cualquier otro.
-M. P. Lo normal suele ser que gane el que se la juega, pero no es siempre lo que ocurre.
-Manu, ¿sabía lo que le pasó a Quique Setién como jugador en El Molinón?
-M. P. Sí, el famoso gol que le anularon porque la red de la portería estaba rota y Ablanedo recogió el balón fuera, ¿no? Mucha gente, cuando mi padre estaba ya en el Sporting, me lo recordaba (risas).
-¿Y ha visto mucho al Sporting este año?
-M. P. Sí, casi todo. Me parece que está jugando demasiado bien. Tenía buenas expectativas, pero, por ejemplo, volviendo a lo que le decía antes, Villalba me parece el Messi de Segunda. Marca la diferencia no solo en el uno contra uno, sino que da unos pases de la leche. Luego, Gaspar, Rosas, Gragera... Han crecido mucho. En las dos últimas jornadas han fallado, pero creo que han dado la cara. No se puede ganar siempre y creo que también ha habido mala suerte. El partido del otro día era de empate. A ver si ganan al Lugo y siguen arriba. Lo importante es llegar bien al final. El año pasado lo hicieron bien, pero se desinflaron en el último tramo. Este año veo que se lo creen más. Va a poder ser.
-Y usted, míster, ¿ha podido ver al Sporting?
-A ratos. Igual que al Lugo. No puedo emitir un juicio... Le vi hace un mes, medio tiempo. No me disgustó, pero no puedo opinar.
-Conociendo un poco las aspiraciones de uno y otro, ¿qué espera este sábado?
-Q. S. Supongo que será un partido como los que fueron en su momento. Un choque disputado, en el que habrá emoción. En realidad, muchos de los encuentros que se juegan hoy se deciden por acciones puntuales. El merecimiento de uno y otro no da para ganar a un rival con soltura. Ni en Primera.
-Usted es una leyenda en Lugo. Logró el ascenso a Segunda, donde el club sigue desde entonces. ¿Qué lugar ocupa en su vida?
-Q. S. Seguramente será el sitio en el que más cómodo he estado. Lugo es para mí una ciudad entrañable. Sé que la gente me quiere, porque pasé allí seis años maravillosos. De hecho, creo que seguiría si no hubieran cambiado de dueños. Esa es la realidad. El primer año firmé un contrato, pero en los demás lo arreglé todo de palabra. Era como estar en casa, hablando con mi hermano, pero con el presidente y el director deportivo, que ahora está en el Ferrol, Carlos Mouriz. Tenemos una gran relación. Hace un mes jugó el Racing en Ferrol y pasé antes por allí. Lugo es mi segunda casa.
-Y para usted, Manu, ¿qué significa el Sporting?
-M. P. Mire (se señala un brazo). Hasta me lo he tatuado en la piel. De la forma que han tratado a mi padre en Gijón, en ningún sitio. ¡Tiene hasta una estatua! Eso ni se lo imaginaba en vida. El Sporting significó mucho, sobre todo después de las penurias personales que pasamos. Nos ayudó a superar todo lo demás.
-¿Ve a Quique Setién algún día en el banquillo de El Molinón?
-M. P. ¡Ojalá! Pero que no le anulen los goles esta vez (risas).
-¿Qué resultado vaticinan en el partido del sábado?
-M. P. Pienso que va a ganar el Sporting. ¿Por cuánto? Eso ya me da igual. Un 0-2 estaría muy bien. Para no sufrir mucho.
-Q. S. No sé... Creo que un empate estaría bien. Tengo relación con Manu, que quiere tanto al Sporting, y yo quiero mucho al Lugo, y tengo allí a Seoane y Pita. Deseo que les vaya bien.
-Ahora que son vecinos, Manu, ¿le pide algún consejo como entrenador a Quique Setién?
-M. P. No, no. Y lo he dejado (su último equipo como técnico fue el Noja). A Quique, además, no se le veía el pelo hasta hace poco (sonríe). Si no estaba en Sevilla, estaba en Barcelona. Igual me lo cruzaba un día al año en la panadería. Bueno, sí, y una vez que jugamos al fútbol playa juntos.
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