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José Simal
La leyenda de Pichu Cuéllar

La leyenda de Pichu Cuéllar

Carlos Prieto

Gijón

Sábado, 27 de mayo 2023, 17:04

Aquella tarde de junio de hace ya quince años El Molinón le atrapó. El Sporting se jugaba el ascenso después de diez largas y penosas temporadas en Segunda División y Cuéllar asistía atónito a uno de los partidos más memorables de nuestra reciente historia. Los goles de Bilic y Luis Morán retumbaron en el cielo de Gijón y aquel chaval de 24 años, sentado en el banquillo del Eibar, disfrutaba de una fiesta del fútbol imborrable. Días después del partido se confirmó su fichaje y así comenzó el idilio con el Sporting de uno de los porteros más prometedores del fútbol español, que había defendido en numerosas ocasiones la camiseta de la selección sub-20 y sub-21, había disputado los Juegos del Mediterráneo y con 22 años había debutado en Primera División con el Atlético de Madrid.

Desde entonces le he visto reír, gritar, animar, liderar, pero también llorar, desesperarse y sufrir. Le he visto partirse la cara, la cabeza y hasta la rodilla defendiendo al Sporting. Acatar la suplencia con disciplina romana y pelear en cada entrenamiento como si fuera el último.

Nunca podré olvidar aquella parada al disparo de Canobbio en Valladolid que nos daba casi la permanencia en Primera, o el mágico ascenso en Sevilla en una temporada en la que se erigió en el líder del Sporting de los guajes y consiguió el Trofeo Zamora como portero menos goleado de Segunda.

Quién puede olvidar aquel vídeo de un niño pequeño en un colegio recitando de memoria la alineación del Sporting y arrancando con un 'Pichu Cuéllar...' que nos sacaba a todos una sonrisa. Aquellos jugadores, aquel equipo, nos hicieron soñar a todos. Qué pena que los dirigentes de entonces lo triturasen. Igual la historia hubiera sido diferente. Y el Pichu tuvo que irse tras el último descenso, para seguir brillando en Primera con un sorprendente Leganés. Pero a su romance con el Sporting, El Molinón y la Mareona le faltaba el último capítulo. Gijón lo tenía atrapado desde aquel 15 de junio de 2008, así que cuando Cuéllar vislumbraba el final de su carrera decidió volver a su equipo, a su casa. Y regresó con la humildad de siempre y con muchas ganas, como la primera vez. Y como siempre, a base de trabajo, puso contra las cuerdas a un compañero de la categoría de Diego Mariño... y volvió a adueñarse de la portería. Porque Iván Cuéllar es un competidor muy duro, de los que llegan a ser cansinos para sus compañeros en los entrenamientos y al que tumbarle es tarea casi imposible. Un profesional intachable.

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Quizás por ello, esta tarde, con 39 años recién cumplidos, espero que vuelva a estar bajo los palos en El Molinón. Superará así el número de partidos que jugó el inolvidable Sión y entrará en un podio de leyenda junto a Jesús Castro y Juan Carlos Ablanedo.

Como si de un envenenado regalo de cumpleaños se tratase, el Sporting le comunicó que no cuenta con él para el próximo proyecto. Una decisión que supongo que no haya sido fácil de tomar, así como la fecha elegida para decírselo, en vísperas de un partido en el que el Sporting se juega algo más que el honor tras una temporada penosa. No me parece ni lo más elegante ni lo más oportuno.

Por otra parte, no sé cuántos porteros hay en el mercado del Sporting que superen sus condiciones, su profesionalidad y su liderazgo. Creo que es un error dejarle marchar mirando solo el DNI. Espero que el club acierte como también espero que le permitan despedirse de su casa, de su gente, de la mejor manera posible, jugando y batiendo la marca de Sión. Porque Iván Cuéllar se lo merece. El Pichu, ya es historia de nuestro Sporting. Gracias por todo y por tanto.

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