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JAVIER BARRIO
GIJÓN.
Viernes, 12 de enero 2018, 02:45
Con ropa deportiva e informal, más afilado en su físico que en su anterior etapa en Gijón, pero con la sonrisa imperecedera de siempre, Jony Rodríguez desembarcó en la ciudad ayer a media tarde. «Estoy muy contento de volver a casa. Tengo un ... reto muy bonito por delante y voy a intentar sumar ya desde el primer día», manifestó en su primera reflexión. Atrás dejaba un viaje de casi mil kilómetros, unas nueve horas y media de coche, de punta a punta del país, que inició en solitario desde Málaga a primera hora del día. Se le notaba en su semblante, que reflejaba el cansancio de un maratoniano día, que había arrancado con su despedida del vestuario del Málaga.
Su intensa agenda se completará hoy con la presentación, que todavía no tiene un horario fijo (se baraja como hora estimativa entre las 11.30 y las 12 horas), pero que se desarrollará en las instalaciones de Mareo después de que supere el reconocimiento médico y firme la operación. Ya por la tarde, si todo discurre según el guión previsto, la intención es que el futbolista participe ya en el entrenamiento vespertino, previo al encuentro frente al Alcorcón, en el que coincidirá por primera vez con Baraja. El ruido de su partida, mientras, dejaba eco en la Costa del Sol. «Jony no estaba disfrutando de minutos. Es un buen futbolista, pero, cuando un jugador no está a gusto y se encuentra en una situación como esa, lo mejor es que pueda relanzarse en otro sitio y siga justificando por qué es jugador del Málaga. Es bueno para todos», explicaría a mediodía Míchel, que apenas contó con él, dando su bendición al cambio de aires del cangués.
Sin su pareja, ni su hija, que permanecerán en la capital andaluza hasta el lunes, ultimando los remates del traslado, el futbolista ya visualizaba la realidad en rojiblanco, alistándose para la batalla. «Estoy perfectamente. No me he perdido ningún entrenamiento, aunque no estuviese compitiendo los fines de semana», confirmó el veloz extremo de Cangas del Narcea, que lucía una fina silueta. «La gente que me conoce sabe que entrenando soy un chico exigente, que no me dejo llevar. Soy muy competitivo porque, al fin y al cabo, estaba entrenando con jugadores de Primera que me exigían al máximo. Estoy en plena forma», concluyó rotundo Jony, que en un principio lucirá en la trasera de su camiseta el número '16' y cuyo estreno apunta al Anxo Carro.
A su llegada al Hotel Tryp, en torno a las 19.30 horas, recibido por una fina y familiar lluvia y estacionado muy cerca de El Molinón, el extremo fue recibido por José Luis Rubiera, jefe de prensa del Sporting, y Mario Cotelo, delegado del club, con quienes se fundió en un cariñoso abrazo e intercambió algún simpático chascarrillo. Cómodo, aunque también encogido por la expectación, su estado de ánimo se resumía en ese «estoy muy contento de volver a casa».
La operación para su cesión hasta el final de la temporada, sin opción de compra, se articuló a través de una negociación sumamente compleja, madurada, pese a la amenaza del Granada, por la perseverancia de Miguel Torrecilla y la firmeza del futbolista cangués en su deseo de jugar en Gijón. «Falta todavía un documento y luego me tocará ya entrenar, intentar convencer al míster para ver cuándo puedo jugar y hacer buenos partidos», resumió. A la espera de ver si recupera su mejor nivel, la intención del club ahora es reanudar las conversaciones con el Málaga para incluir esa opción de compra en el acuerdo.
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