El inesperado estreno de «un portento físico de parque»

Su camiseta con el número 37, firmada por los compañeros en el autocar de regreso a casa, recordará a David Argüelles (Gijón, 2002) cada vez que la vea enmarcada en su habitación la tarde de un estreno tan anhelado como sorprendente. «Es el sueño de mi vida hecho realidad», afirmó el joven lateral zurdo en Leganés, todavía en una nube y «muy agradecido» a todas las personas que le ayudaron en su escalada hacia el primer equipo del Sporting para cumplir en su décima temporada en el club el propósito con el que llegó de niño a Mareo.

Por eso, tras el pitido final del duelo en Butarque, se acordó de su madre Alejandra, su padre Diego y su hermana Yaiza, que siguieron su esperanzador bautismo en Segunda emocionados al ver cómo las alegrías se abren paso tras un año y medio en el que el lateral zurdo ha tenido que superar varios obstáculos. Frenado por los contratiempos musculares en la primera vuelta del pasado curso, el de su salto anticipado al filial, cuando ultimaba su reaparición competitiva una lesión en el hombro sufrida durante un entrenamiento del tramo definitivo de la pasada campaña le obligó a pasar por el quirófano. Completó su recuperación a tiempo para iniciar su segunda pretemporada a las órdenes de David Gallego y dejó su firma con un zapatazo desde larga distancia para encarrilar la primera victoria del filial en la apertura del presente campeonato, pero con el paso de las jornadas perdió continuidad en las alineaciones. Acostumbrado a desempeñar un rol protagonista desde que se enfundó por primera vez la camiseta de la Selección Española, con la que conquistó la Copa del Atlántico un par de años después de que el Sporting le blindase con un contrato hasta 2023, tuvo que amoldarse a una situación desconocida para él, pero quienes siguen de cerca su día a día destacan su confianza y seguridad en sí mismo.

«Tiene mucha personalidad. Puede ser un lateral para muchísimos años en el Sporting», señala Salva Capín, que moldeó su progresión durante la parte inicial de su fulgurante ascenso en la cantera sportinguista. Lateral de largo recorrido, un martillo con sus irrupciones en campo contrario, en el debut mostró su versión más aguerrida. «Es difícil de superar porque es rápido, potente además, y va fuerte al choque», precisa el excentrocampista.

Con la duda hasta el último día de si formaría parte de la expedición rojiblanca que partió el sábado rumbo a Madrid, la sorpresa al verse en la lista resultó doblemente agradable, «Estaba algo nervioso ya y con la ilusión de ver si podía llegar a debutar», confesó el lateral, que no ocultó un atisbo de incredulidad cuando Martí le ordenó que iniciase el calentamiento. «Luego me relajó, me dijo que estuviera tranquilo, que ya saldría todo», desveló el lateral de 20 años, espartano en el cuidado de la alimentación y su armazón físico.

En Mareo desde que Rogelio García aprobó su incorporación y la de su inseparable Fernando Somolinos, Argüelles comenzó a manejar con destreza el balón en el colegio Lloréu y ya mostraba un precoz liderazgo en el Puerto de Gijón antes de pasar a La Braña. Vestido de azulgrana impresionó a Viti Toribio, que le convenció para pasar de Tercera a Primera Benjamín al incorporarse a La Asunción. «Es un portento físico y un chaval de los que casi no hay, un jugador de parque, que encara y se atreve. Recogepelotas en El Molinón cuando la pandemia vació las gradas, esta semana se ilusiona con estrenarse sobre el césped. «Hay que sacar esto adelante como sea», proclama.

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