'El Pitu' y el presidente ejecutivo, David Guerra, en El Molinón. A. GARCÍA
El Sporting destituye a Abelardo

Un hombre de la casa que vino al rescate dos veces

Abelardo se ha ganado un lugar preferente en la historia del club, al que contribuyó a salvar con un ascenso y evitando el descenso el curso pasado

CARLOS AMADO

GIJÓN.

Lunes, 16 de enero 2023, 01:11

«Sé cual es la situación y que es una victoria en doce partidos». Abelardo, dentro de su discurso de entrenador convencido de estar realizando el mejor trabajo con su plantilla para enderezar el rumbo, reconocía, tras la dolorosa derrota en Santander, que los números eran claros. Tan claros, que pocas horas después, 'El Pitu' dejaba de ser el entrenador del Sporting. Sin embargo, el técnico y exjugador rojiblanco se ha ganado por derecho propio un lugar de honor en la historia de la entidad, cuya mera continuidad como tal le debe mucho a Abelardo Fernández como entrenador, que cogió las riendas del primer equipo en dos ocasiones en las que el barco hacía aguas por todos lados.

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En su primera etapa, Abelardo logró un ascenso crucial y una permanencia en Primera que permitió solventar los problemas económicos de un club en riesgo cierto de desaparición. Su último servicio fue el regreso del año pasado para salvar al equipo del precipicio por el que estaba a punto de caer.

Siempre presumió de ser el primer sportinguista y de querer lo mejor para el club y lo demostró con hechos. Por ello, no dudó en poner su cargo a disposición de los nuevos propietarios cuando el Grupo Orlegi se hizo con las acciones de la familia Fernández. «No quiero ser un estorbo ni para Irarragorri, ni para el Sporting, quiero lo mejor para el club», dijo entonces.

En ese momento, hubiera sido un papelón para los mexicanos apartar a quien había acudido a la llamada de auxilio de Javier Fernández para salvar a un Sporting que se dirigía de cabeza al pozo del fútbol no profesional. También fue un papelón para el entrenador gijonés aceptar el reto de salvar al equipo en las últimas cuatro jornadas de Liga, cuando venía de entrenar en Primera y tenía contrato en vigor con Movistar como comentarista.

La baza sentimental fue la que volvió a colocar a Abelardo en el banquillo para regocijo de una afición totalmente desencantada. Siempre contó 'El Pitu' con el apoyo de la grada. Su vuelta permitió recuperar la ilusión entre los sportinguistas, que se disparó hasta cotas inesperadas cuando se produjo en junio el cambio en la propiedad del club.

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La era Orlegi, con sus proyectos para Mareo y El Molinón, comenzó incorporando jugadores con galones para recomponer un equipo que se había quedado en cuadro. El regreso de Jony y las llegadas de Cote, Zarfino y Izquierdoz seguían alimentando un globo de ilusión, que el propio 'El Pitu' intentaba desinflar cada vez que tenía ocasión, avisando de que no había equipo para ascender y que ese no era el objetivo.

Sin embargo, la ilusión estaba ahí y la comunión del sportinguismo con 'El Pitu' se ha mantenido a prueba de unos resultados que no han llegado y que han acabado poniendo el punto final a esta segunda etapa del técnico gijonés en Mareo. Abelardo deja un equipo en octavos de final de la Copa del Rey y en Liga, a tres puntos del descenso y a siete de la zona de 'play off'.

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Pese a la mala racha que ha conducido finalmente a su destitución, la admiración por Abelardo en el Sporting y entre el sportinguismo se mantendrá inalterable por todo lo que 'El Pitu' ha significado para este club. Como uno de los canteranos más destacados de Mareo, exinternacional y campeón olímpico, su lugar en el Olimpo rojiblanco está a la par de su contribución como entrenador, con la gesta de 'los guajes' y lo que significó para mantener al Sporting en el fútbol profesional el año pasado.

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