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De izquierda a derecha: Djuka, Bilic, Guerrero, Barral, Juanele, Monchu, Julio Salinas, Pier y Eloy. E. C.
305 goles para recordar a Quini
Sporting

305 goles para recordar a Quini

Leyenda. Nueve grandes delanteros de la historia del Sporting se reúnen para homenajear a 'El Brujo', «el más grande», en el tercer aniversario de su fallecimiento

JAVIER BARRIO

Sábado, 27 de febrero 2021

Acababa de empatar el Sporting en el Colombino. 1-1. El equipo de Marcelino, con el morro torcido, amagaba con gripar. Apenas iban cuatro jornadas de la 2003-2004, pero aquel vestuario solo había celebrado una victoria. Y ese domingo, para colmo, a Mate Bilic, el jovencísimo delantero croata de 22 años prestado por el Zaragoza, le habían parado un penalti. Luque, un portero sevillano que tenía el Recre, rebotó su tiro. Quini entró en el camerino visitante y se encontró a Bilic con la mirada fija en el suelo. Derrotado. «Me vio y se empezó a reír», introduce hoy con humor el exfutbolista del Sporting. Una sonrisa y una lección: «Y después de reírse, me dijo algo que me quedó grabado para siempre. Incluso alguna vez se lo he dicho a mi hijo. Me soltó: 'tranquilo hombre, el que nunca tira los penaltis, no va a fallar, eso seguro'. No supe qué decir. Hasta en esos pequeños detalles era grande».

Hoy, 27 de febrero de 2021, en el tercer aniversario de su impactante fallecimiento, muchos de esos hijos futbolísticos que tuvo en el Sporting le rinden un cariñoso homenaje en EL COMERCIO. A su manera, con muchas tardes de gloria y fracasos vividos codo a codo junto a él, sumando en total 305 goles para recordar y honrar al mito. «El más grande», resumen, formando una cadena de letras y palabras: «Quini leyenda siempre». Participa hasta Uros Djurdjevic, en capilla ya para el duelo en la cumbre de mañana ante el Espanyol (El Molinón, 16 horas). El serbio es el primer gran delantero de las últimas décadas que no puede disfrutar de los consejos del '9'. Seis meses después de su desaparición, con el Sporting roto aún por el dolor, Djuka llegó a Gijón. «Quini era el máximo goleador del Sporting. No pude conocerle, pero aquí todo el mundo habla de él y todo el mundo habla bien», repite el serbio con un respeto mayúsculo cuando le preguntan por el mito.

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Para algunos, como Eloy Olaya, 'El Brujo' lo fue todo: icono, hermano mayor, maestro, compañero de vestuario, rival... Hasta le conoció como delegado. La figura que le apretaba el brazo y le susurraba algún que otro consejo cuando saltaba al campo. Con esa simpatía, espantaba el incómodo cosquilleo del estómago del jugador para recordarle que lo que tenía por delante era un juego que dominaba. «'El Brujo' fue mi ídolo cuando era guaje y mi maestro en el Sporting», resume uno de los grandes delanteros que ha dado Mareo.

Otro, como Juanele, un atacante de los más finos y talentosos que ha visto El Molinón, habla del mito con la admiración de un verdadero aficionado. Nada que ver con la reflexión de un exfutbolista sobre otro exfutbolista. «Quini son palabras mayores. Como le sucederá a la mayoría de los sportinguistas, fue para mí un jugador único e irrepetible. Creo que pasarán los años y nunca volveremos a ver a un futbolista tan importante aquí. Era increíble dentro y fuera del campo. Fue una pérdida tremenda para todos», lamenta 'El Pichón' de Roces.

De todos sus recuerdos, como sucede siempre con Quini, los pequeños detalles son tan grandes como el del golazo al Rayo. «Tenía un corazón enorme y era una persona cariñosa, con una memoria prodigiosa. Yo tenía un amigo en Tenerife y él siempre me mandaba recuerdos para su padre. Parece un detalle menor, pero con la cantidad de gente que conocía Quini y que veía en el día a día... Tenía tiempo para acordarse de eso. No fallaba».

Clases particulares a Pier

Tampoco le falla ahora El Molinón, su casa, rebautizado con su nombre en una decisión que delata la dimensión histórica del personaje. Otra, su extraordinario museo interior. El «ahora, ahora, ahora Quini, ahora» se escucha religiosamente en el minuto 9 de cada partido disputado en el campo del Sporting. Antes lo entonaba el sportinguismo. Cuerdas vocales al poder. Pero desde que la covid echara a los aficionados de la grada, lo hace la megafonía de forma enlatada. Tiempos de pandemia. Pero ni estos han conseguido borrar su recuerdo, como ayer quedó patente en la ofrenda floral que realizó la peña El Portón, de Avilés, en los campos 1 y 2 de La Toba. Y ya mañana, frente al Espanyol de Raúl de Tomás, Embarba y toda la artillería 'perica', tampoco faltará el grito de guerra. Respeto al más grande, especialmente el equipo, enfrascado en lograr una victoria a todo volumen frente al Goliat de Segunda para redondear el fin de semana. La casualidad ha querido que, un día después del aniversario, Djurdjevic y RDT estén citados. Los dos mejores goleadores de la categoría, frente a frente. Homenaje al rey del área. Un profesor monumental.

Pier, por ejemplo, recuerda que su primer contacto con Quini fue antes de un entrenamiento en Mareo. Era el verano de 1994. El delantero canario, que fabricaría aquel curso 16 goles -incluidos los dos de la promoción ante el Lleida-, estaba recién aterrizado en Gijón. «Todos lo admirábamos mucho. Lo que más me sorprendió es que, cuando nos vino a saludar, ¡él parecía más emocionado que nosotros! Me resultaba increíble», resalta el exfutbolista. Su relación se amplió con el tiempo y se afianzó en el área: «Se quedaba a rematar conmigo tras los entrenamientos y era impresionante. Nunca lo olvidaré».

«Yo conecté con Quini desde el primer día. Mi familia le quería muchísimo, significaba mucho para todos», remata Mate Bilic: «Fue una persona excelente, la que mayor alegría ha transmitido en cada momento».

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