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José L. González
Miércoles, 6 de noviembre 2024, 13:49
César Gelabert llegó este verano al Sporting después de una temporada en el Toulouse en la que no tuvo la participación deseada. Con la inestimable referencia de su padre, Juanmi Gelabert, exjugador rojiblanco, y sus recuerdos de niñez emprendió una aventura en la que destacaban dos objetivos, «volver a sentirme futbolista y ayudar a un equipo hecho a dar el salto a Primera. Albés me ha dado la confianza que necesitaba». Así lo afirmó esta mañana en rueda de prensa un futbolista que cada día que pasa se encuentra «mejor. Estoy muy contento con la línea ascendente del equipo. Me encuentro bien, llevaba tiempo sin disfrutar de minutos».
Con la idea fija de que el Sporting tiene que pelear «siempre» por los tres puntos afronta el mediocentro rojiblanco el partido del domingo ante el Burgos. Los números del equipo son mucho mejores en casa, donde han convertido El Molinón en un fortín con cinco victorias consecutivas, que fuera. De los seis encuentros que ha disputado como visitante en Liga solo ha conseguido vencer en uno, el de Eibar. No obstante, Gelabert tiene claro que los resultados «llegarán. Hay que tener tranquilidad y confianza en lo que estamos trabajando. A principio de temporada se hablaba de que no había victorias. No podemos relajarnos, hay que seguir intentando sacar nuestra mejor versión. Estamos con confianza».
El domingo en Burgos el equipo contará con el apoyo de unas 2.000 gargantas rojiblancas, en un nuevo despliegue masivo de la Mareona. El mediocentro valoró el apoyo de una afición que no falla ni en casa ni fuera. «Desde dentro del campo lo sentimos como un jugador más. Es un aliciente para sumar de tres». Una de las ilusiones del futbolista era jugar como local en El Molinón, algo que ya ha probado y que define como «una sensación increíble. Lo viví desde fuera, pero desde dentro es bestial. Ya me habían comentado los compañeros que era una felicidad absoluta y así lo estoy sintiendo y quiero seguir sintiendo, todavía queda mucho tiempo aquí».
Cuando Gelabert recaló en Gijón muchos pensaban que su función iba a ser la diez puro, un mediapunta con capacidad para dar el último pase. Pero su papel en el campo es más el de un ocho, un jugador que pisa las dos áreas y en el que el futbolista se siente cómodo. «Me gusta defender, llegar a las dos áreas, ayudar con goles, que no se está dando, y con asistencias. En Miranda de Ebro ya jugué en esa posición», afirmó un jugador que se pone como uno de sus objetivos «mejorar en defensa». La guinda que le queda a su juego es la de conseguir anotar, algo que hasta ahora se le resiste. «Cuando llevas tanto tiempo sin marcar un gol hay algo de nervios, pero intento no pensarlo Cuando tenga que llegar, llegará».
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