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Canella charla con Manolo Preciado en su primera temporada con el primer equipo del Sporting. E. C.
El futbolista tímido que se hizo grande

El futbolista tímido que se hizo grande

Con 35 años y después de 18 temporadas, Canella puede presumir de girar el cuello hacia el pasado y contemplar orgulloso su obra

Martes, 17 de octubre 2023, 00:56

Allá por aquel año 2007, al seleccionador de España sub 20, Ginés Meléndez, solo se le escuchaban piropos a la hora de hablar de aquel prometedor futbolista procedente de Asturias y de nombre Rober Canella. «Es muy hábil y técnico, con una clara vocación ofensiva. Ha mejorado mucho en defensa». Apostó por él para la Selección Sub 19 y volvió a hacerlo para la Sub 20. Sin embargo, el lateral nacido en Pola de Laviana no pensaba en ser el jefe del equipo o el protagonista de la prensa y de los micrófonos de teles y radios. Nunca fue con él. Solo estaba preocupado de mirar de reojo al entrenador para saber si al día siguiente le iba a poner en el once inicial.

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Dicen que cada sonrisa requiere que se pongan en acción 47 músculos faciales. Tal vez por eso, Canella, poco acostumbrado a dejar ver sus emociones en público, muy tímido, se le quedó la cara desencajada en el momento en el que lució por primera vez el brazalete de capitán del Sporting o, más aún, cuando logró el ascenso a la Liga de las estrellas de la mano de su Sporting y de Manolo Preciado. Su entrenador. Su amigo, también.

El domingo, con 35 años cumplidos y después de 18 temporadas desde su debut con el primer equipo rojiblanco hasta su etapa en el Calahorra, a las que se suma este arranque liguero fallido con el Marino en Segunda Federación, el futbolista de Pola de Laviana anunció su despedida del deporte al que tanto ama. Lo hace Canella, probablemente, no como hubiera deseado. Empujado, en cierta manera, por las malditas lesiones que tan malos tragos le han producido. Es el fútbol que, de golpe, se ha ido. Adiós a un estilo.

El acto de Canella de colgar las botas supone emprender un viaje en el que incluye prácticamente todas las etapas de su carrera deportiva. Allá a donde ha ido ha sido arropado. Hasta el propio presidente del Principado, como lavianés que es, tuvo unas ayer palabras sobre el futbolista. «Es una persona excepcional y un jugador brillante. Lo digo desde mi neutralidad en materia de fútbol, pero con el convencimiento de Rober desde muy joven», dijo Adrián Barbón.

Siempre ha entendido el fútbol como un espectáculo que hace feliz a la gente que paga una entrada o lo ve por televisión. Puede presumir de girar el cuello hacia el pasado y contemplar orgulloso su obra, salpicada de partidos y más partidos -399 en total-, de muchas amistades a lo largo de una prolongada trayectoria -Sporting, Deportivo, Lugo, Calahorra y Marino-, de un título europeo con 'La Roja' Sub 19 en 2006, y de distinciones individuales como su presencia en el Once de Oro, Plata y Bronce de Fútbol Draft, amén de unos cuantos registros que hablan de un extraordinario jugador y de una verdadera devoción por el balompié. Porque, más allá de los números y los títulos, resta la persona.

En unas líneas dirigidas a los aficionados -«quiero públicamente despedirme de la que ha sido mi profesión, a la vez que mi pasión. Me ha llegado el momento de colgar las botas. Las lesiones son parte del del discurrir del fútbol, al punto que me obligan a firmar este adiós»-, Canella apagó su carrera en el fútbol casi con sordina. Un adiós que se traduce en su despedida del deporte profesional. Lo ha hecho a su manera, en redes sociales y cuando nadie se lo esperaba.

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