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Asier Garitano llegó, vio y venció en su primer duelo con el Sporting, sonriente cuando se le recordaba la tortura del final, pero manteniendo esa pose y dirección serena y tranquilizadora durante toda la jornada. Salvo cuando se parapetó tras sus gafas, comenzó a dar indicaciones a los jugadores, alternándose con sus auxiliares, después de darse un abrazo con José Luis Oltra y cuando Miguel de las Cuevas estaba tomando asiento en la grada.
A su llegada al campo, Garitano, mochila en la espalda, igual que cuando accedió a la sala de prensa, se hizo de rogar, descendiendo del autocar tras un primer desfile de varios jugadores, escoltado por Gerardo García. A su estreno asistieron el director de gestión deportiva del Sporting, el presidente David Guerra, Joaquín e Israel Villaseñor. Tanto Guerra como Joaquín se acercaron hasta la esquina donde se ubicaba la afición del Sporting para agradecerles el apoyo.
Los auxiliares de Garitano llevaron la voz cantante en el calentamiento: Miguel Pérez, Queco Piña y Pedro Hernández. Por lo demás, no hubo rastro del vasco antes del arranque. Sí de José Luis Oltra, que supervisó toda la preparación de su tropa justo delante de los banquillos.
Y tras la tormenta del partido, no llegó la calma. Al final del encuentro, los futbolistas que no fueron titulares ante el Eldense completaron una intensa sesión de entrenamiento bajo la lluvia. «Esto no para», sostenían miembros de la expedición, observando ya el duelo del viernes contra el Mirandés.
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