Empleado por José Luis Martí como revulsivo para intentar la derrota, Eric Ramírez confesó tras el partido su acentuado contraste de sensaciones tras el nacimiento de su hija Camila ayer en Kiev. «Ya está en nuestras manos y espero que esté aquí pronto para darle ... un abrazo», señaló a pie de campo tras el partido en el micrófono de Movistar el ariete del Sporting, que reconoció que tiene «muchísimas» ganas de poder tener cerca a su niña.
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«Es un sentimiento muy lindo ser padre. Creo que es el más lindo que hay. Verla por una pantalla y no poderla abrazar es bastante triste, pero estoy tranquilo y confiado de que vamos a estar juntos», expresó el delantero cedido por el Dinamo de Kiev, una ciudad en la diana de los ataques de las tropas rusas. El internacional venezolano no oculta que «ha sido una semana bastante dura en lo personal. «Pero cuando somos profesionales creo que no podemos llevar eso dentro del campo. Creo que lo he demostrado, cada vez que entro trato de hacerlo mejor», apostilló el atacante, con el regusto amargo de la derrota.
«Es un final triste porque hemos luchado todo el partido, hemos tenido ocasiones», lamentó, enfocado ya en «pasar la página» con el propósito de «sacar la victoria» el próximo fin de semana «como ha de lugar».
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