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Álvaro Vázquez, tras concluir uno de los entrenamientos caseros.
Sporting | Un engranaje ensamblado a distancia
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Sporting | Un engranaje ensamblado a distancia

Inédito. La plantilla del Sporting cumplirá este domingo su primer mes sin entrenamientos en Mareo, en el que ha aligerado su enfermería mientras sigue en contacto por vía telemática

IVÁN ÁLVAREZ

Viernes, 10 de abril 2020, 00:58

Las herramientas de gimnasio se adueñan del centro de la escena, tradicionalmente acaparado por el balón. Obligados a reinventarse, los jugadores del Sporting combinan el esfuerzo físico con el repaso táctico a través de los vídeos enviados por Miroslav Djukic en un clima de añoranza del verde, sin ese gesto de ánimo espontáneo de sus compañeros.

En lo que deberían ser las horas previas del duelo norteño ante el Lugo en El Molinón, la plantilla rojiblanca cumplirá este domingo su primer mes desde que Mareo guardase el balón y el vestuario dirigido por Miroslav Djukic se repartiese en una veintena de hogares para iniciar el confinamiento en sus domicilios. Lo que inicialmente iban a ser dos semanas ya son cuatro.

Un escenario inédito al que solo se aproxima el período estival. A diferencia de entonces, ahora no hay asueto. «La competición cuando empiece no va a esperar a nadie», proclamó recientemente el preparador físico Fran Albert, que monitoriza todos los parámetros físicos de los integrantes del conjunto gijonés a través de un seguimiento telemático diario. Para que el engranaje siga funcionando a pesar de la distancia entre las piezas, el club proporcionó a cada jugador un kit con una cinta para correr, mancuernas, elásticos y otros utensilios con el propósito de que el motor se mantenga a ralentí, con la esperanza de minimizar el impacto de cara a un acelerón en el tramo final del circuito liguero si las autoridades sanitarias dan el visto bueno a una reanudación.

Mediante un chat para intercambiar opiniones y tareas, los jugadores y el cuerpo técnico del conjunto gijonés conservan el contacto diario pese a la cuarentena, que interrumpió el proceso para que Djukic consolidase su estilo de juego. «No tengo ningún temor porque sé que tengo una plantilla responsable y sé que todos van a hacer bien los deberes. Este equipo es muy responsable», aseguró el técnico serbio en una demostración de confianza en sus jugadores, que siguen contando con el respaldo de Arturo Martínez en el plano psicológico y el de Beatriz Manchón en el ámbito nutricional para adaptarse al nuevo contexto.

A pesar de la inevitable pérdida de ritmo de competición, entre las facetas positivas de la suspensión liguera se encuadra la tregua en la enfermería. Marc Valiente se ejercita al ritmo de sus compañeros y Bogdan progresa en el proceso de recuperación de la fractura sufrida en el quinto metatarsiano del pie derecho, que le obligó a pasar por el quirófano el 24 de febrero.

Lejos de Mareo, los jardines de los domicilios de algunos integrantes de la plantilla sportinguista se han convertido en los oasis que les ha permitido mantener el vínculo con el balón y mitigar uno de los aspectos que más preocupa a los técnicos, la pérdida del gesto técnico. Reeducarlo, como aseguró el jefe de los servicios médicos, Antonio Maestro, será una de las tareas que tendrán que afrontar unos futbolistas que durante el proceso de lucha contra el coronavirus han alcanzado un acuerdo con el club para la rebaja de sus salarios en un gesto de solidaridad para evitar el ERTE a los trabajadores de la entidad. Adaptados ya a una nueva rutina, tendrán que mentalizarse también de cara a un regreso que puede deparar «resultados mucho más sorprendentes de los que ha habido antes de este parón inesperado», según auguran algunos técnicos como el exrojiblanco Rubi.

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