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Que David Gallego conecta muy poco ya con El Molinón quedó patente en la eliminatoria copera ante el Ceares en dos momentos concretos: la sustitución de César, abroncada, y el final del partido, con silbidos para los jugadores y el técnico, que tuvo a canteranos ... como Álvaro Santamaría sin catar un minuto y calentando buena parte del tiempo. No gustó. Ni lo retórico de su fútbol. Tampoco ayudó la visión optimista que trasladó en rueda de prensa. Pese a que el marcador retrató un resultado ajustado, había una diferencia futbolística enorme entre los dos equipos, lógica por un sinfín de cuestiones. Una distancia difícil de encajar en un análisis constructivo de la situación del Sporting. El examen del domingo en el Estadio de Gran Canaria sí determinará si existe un punto de inflexión o no en la dinámica. Lo del martes, la fiesta del fútbol gijonés, está fuera de concurso.
La Copa, que el presidente Javier Fernández siguió desde Madrid, no dejó resaca en las formas. No cambió nada, contra el análisis de los técnicos. Sí acentuó ese desencanto en el sportinguismo. A día de hoy, la situación de David Gallego es crítica, difícil de descifrar a corto plazo. Posiblemente sea de los técnicos con los que menos sintonía ha habido en Mareo en los últimos tiempos, pero el club le respalda de momento. Y cruza los dedos para que logre reconducir su situación en este final de 2021, con tres partidos, aunque en el Sporting no las tienen todas consigo. En la última semana y media, pese a la rueda de prensa de Javi Rico, hubo reflexión sobre la conveniencia de un posible cambio de entrenador, sondeando alguna posibilidad. Pero se acordó que siguiera. Y en esa continuidad del técnico, al menos de momento, tiene mucho peso la cuestión económica.
En Mareo quieren incorporar al menos un delantero en enero para sumar al proyecto. Un desembolso para hacer frente al despido del entrenador, sumado al salario del nuevo, podría suponer un gran problema en el tope salarial. Por otra parte, el consejo de administración siempre ha demorado en el tiempo las destituciones de sus entrenadores, esperando un cambio de dinámica. Como atenuante para Gallego también juegan las lesiones, la última, de Babin. Todo cuenta.
La intención es que, salvo una hecatombe en este final de año, alcance las vacaciones como entrenador del Sporting. Pero el hilo es muy fino y no hay nada que lo asegure en este momento. El mes de diciembre, que comenzó ayer, responderá: Las Palmas (Estadio de Gran Canaria), Huesca (El Molinón) e Ibiza (Can Misses). El equipo, ya con Djuka de vuelta, será examinado con meticulosidad.
Imagen de afectado
Aunque el mensaje del técnico apunta a otra dirección, enérgico, el martes se le vio afectado por el desenlace del partido y el ambiente. Antes del calentamiento de los dos equipos, Gallego había estado dialogando en solitario durante más de veinte minutos con Javi Rico, quien, públicamente, hace una semana, evitó confirmar la continuidad del técnico en el escenario de una derrota contra el Fuenlabrada. El domingo, nuevo examen.
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