Insípido empate del Sporting

Ver un partido del Sporting es una ardua tarea. Principalmente porque cuandon juegan los rojiblancos el espectáculo del fútbol deja de ser eso, espectáculo. Una nueva soporífera actuación del cuadro de Djukic terminó esta vez en empate.

Los protagonistas estaban ansiosos porque llegara el partido ante el Rayo Vallecano cuanto antes para lavar la imborrable imagen ofrecida ante el Oviedo. Las fuerzas se fueron por la boca.

El primer tiempo en Vallecas es inexplicable. Sin fútbol, sin precisión, sin orden y sin disparos a portería. La única excepción la protagonizó Álvaro Vázquez en la última jugada antes del descanso. Un balón suelto en el área tras un rebote lo aprovechó para adelantar a los rojiblancos. Fue la única alegría que ofreció el equipo de Djukic. Lo demás fue perder el tiempo.

Diego Mariño llegó a tocar el balón con sus pies más veces que muchos de sus compañeros en el primer acto. Ejemplo de que el Sporting no estuvo presente en el terreno de juego. Ni los seis cambios que realizó el técnico serbio sirvieron para dar un plus al juego del equipo. Algo inexplicable.

Lo mejor fue el debut de Gaspar Campos, que apenas pudo demostrar sus habilidades. Fue protaginista en la segunda mitad con un buen robo y una buena internada por la banda, pero su centro lo desaprovechó Carmona. El mallorquín, que fue suplente pudo sentenciar el encuentro, pero no estuvo acertado.

Tampoco estuvo fino Nacho Méndez tras una acción de Carmona. Su remate lo despejó un defensa cuando tuvo todo a su favor para anotar el segundo gol del Sporting. El fútbol tiene estas cosas y cuando perdonas, lo acabas pagando.

Yacine, exfutbolista del Sporting puso las tablas en el marcador tras un desbarajuste defensivo en una jugada a balón parado. Damián Pérez, otra de las novedades en el once, rompió el fuera de juego del delantero rival que cabeceó a placer ante Mariño.

El empate sirve de poco tanto para unos como para otros. Sabe a nada si el objetivo es el 'play off', si es la salvación -como así parece por el poco fútbol que tiene la plantilla- la meta está más cerca. Cuanto antes se asuma la realidad, menor será el disgusto. Esto no lo salva ni un milagro.