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«Después de 33 años trabajando para el Sporting, ahora estoy en ese momento de nervios, expectante, a la espera de ver cómo va a ser todo. Son muchos años, esto es una familia», relataba ayer con tristeza José Antonio Martín Carnicero, 'Carni' en El ... Molinón, uno de los cerca de 140 trabajadores que formaban parte de la plantilla de fijos discontinuos que el lunes completaron su último partido con este estatus. El Sporting-Lugo del 10 de mayo de 2021, en plena 'era covid', resuelto en lo futbolístico por un gol del canterano Gaspar.
Ayer por la tarde, uno a uno, casi todos pasaban por el estadio para firmar la liquidación con algo de incertidumbre. Aunque la promesa que les ha trasladado el club es la de integrarse, «los que lo deseen», en una empresa subcontrata que gestionará el servicio de porteros y acomodadores, siguiendo así con su actividad. «Vamos a esperar a ver qué pasa y esperemos que el club cumpla», apuntaba un trabajador anónimo después de firmar la baja voluntaria.
Otros de los afectados ya habían llegado días atrás a un acuerdo con el Sporting para dejar la actividad. El club justifica su decisión de liquidar a este centenar de trabajadores en una medida para «profesionalizar» este servicio. El Sporting, en ese sentido, está estudiando propuestas de varias empresas especializadas en este sector para cerrar un acuerdo y externalizar estos servicios, pasando estos trabajadores a su estructura. En El Molinón se citaban ayer muchas historias, que muchos confiaban en alargar en el tiempo. «Esperemos», apuntaba otro trabajador.
A Carnicero, por ejemplo, el último partido como trabajador del club le pilló en la celebración de su 51 cumpleaños y después de esas más de tres décadas de servicio. «Me salen viejos recuerdos de toda la gente que conoces», explicaba, retrocediendo hasta los inicios. Su abuelo, Fermín Carnicero Martínez, le introdujo con su jubilación. «Yo entré de suplente en la temporada 88-89 y, con el tiempo, acabé de responsable de acceso a la prensa. Me encargo un poco de controlar a los periodistas que entran, estar pendiente de que los fotógrafos estén en su sitio... Es el sentimiento de orgullo y cariño de que perteneces al Sporting», precisaba.
En su inicio, recordaba, «ganaba entre 1.800 y 2.300 de las antiguas pesetas». Eran los años dorados del Sporting y eso se notaba. «El club nos dio una paga extra de 5.000 pesetas porque el equipo se había clasificado para la UEFA... Son muchas anécdotas las que tengo: el panadero de Deva, que siempre me regalaba un puro, un paisano que llegó una vez y quería entrar con el perro vestido del Sporting...», relataba con nostalgia. Y con un cariño especial a todos los compañeros del club, como «Leli Rubiera», el respetado jefe de prensa del club.
Hasta el lunes, su día de partido comenzaba tres horas antes y concluía con la rueda de prensa del entrenador local. Y así seguirá porque el club tiene dado de alta al personal que emplea en estos encuentros: «Conoces a tanta gente que te da mucha pena perder ese vínculo. Esperemos que no y que el club cumpla y podamos seguir. No es el dinero, es algo ya sentimental. Siempre digo que tengo dos equipos, el Sporting y el filial».
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