El expresidente Juan Arango, ayer, en su domicilio de Gijón. ARNALDO GARCÍA

«Cuando yo dimití en el Sporting no debíamos ni un céntimo»

Juan Arango, expresidente del Sporting ·

El Sporting entrega sus insignias de oro, con el expresidente Juan Arango entre los socios que cumplen medio siglo como abonados

VÍCTOR M. ROBLEDO

GIJÓN.

Miércoles, 21 de febrero 2018, 17:48

«Cuando tenía siete años, los jesuitas venían por el aula y anotaban en una lista a los que queríamos ir a ver al Sporting», apunta con precisión Juan Arango en su charla con EL COMERCIO. El expresidente rojiblanco, al frente de la entidad entre julio de 1999 y noviembre de 2002, recuerda aquellas visitas a El Molinón con sus compañeros del Colegio Inmaculada como el germen de su pasión sportinguista. Hoy, a partir de las 14 horas, su hijo José recibirá en su nombre, en el restaurante Bellavista, la insignia de oro del club por sus cincuenta años consecutivos como socio de la entidad.

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-¿Sigue yendo a El Molinón?

-Mi asiento está en la Tribuna Oeste, pero ahora veo los partidos por la tele. No voy a El Molinón desde que dejé de ser presidente. Me pongo muy nervioso y ya viéndolo por la tele, lo paso mal. ¡Doy unos saltos en el sillón! (Risas). Ahora los que van son los hijos y los nietos.

-En tantos años de sportinguismo habrá vivido de todo.

-La mejor época fue cuando jugamos en Europa, pero yo disfruté mucho con Manolo Preciado. También me encantaba el Sporting con Abelardo. Fue una pena que se fuera.

-¿Cómo dio el salto a los despachos del club?

-Como directivo, entré con Plácido y Germán Ojeda, en 1998. Era una época nefasta, pero no necesitaron mucho para convencerme. Con Fernández ya andaba por ahí, echando una mano. Luego fue cuando asumí la presidencia.

-¿No le entró cierto vértigo?

-Era una responsabilidad enorme, supongo que la tuvieron todos los presidentes. No hay que olvidar que el Sporting, desde que se fundó, siempre anduvo de capa caída en cuestiones de dinero. La única tranquilidad fue en la época de José Manuel Felgueroso, que es quien saneó el club con Díaz Negrete. Luego hubo que vender El Molinón en 250.000 pesetas (1.500 euros) porque no había un duro. Siempre estuvimos subiendo, bajando a Segunda, vendiendo... Siempre fue así y lo sigue siendo.

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-Su etapa quedó marcada por la venta de Mareo al Ayuntamiento.

-Desde que se fundó Mareo siempre se puso ante Hacienda para avalar préstamos y cosas. Siempre. Cuando se hizo la sociedad anónima, Mareo estaba embargado por la Seguridad Social por 800 millones de pesetas (5 millones de euros). Cualquiera que tuviera dinero podía ir a Hacienda, comprar Mareo y alquilarlo al Sporting. Donde mejor estaba y donde mejor está es en el Ayuntamiento, porque es la única forma de que sea siempre del Sporting. Nosotros fuimos saneando poco a poco hasta que tuvimos que venderlo por 1.500 millones de pesetas (9 millones de euros), más otros 500 millones de pesetas (3 millones de euros) por las marcas, con la obligación de recomprarlas en un máximo de ocho años.

-La venta fue muy criticada.

-No había otra salida. Llevábamos tres horas reunidos con los partidos en el Ayuntamiento y al final fue cuando se me ocurrió venderles Mareo. A la alcaldesa le pareció muy bien porque lo que quería era salvar al Sporting. Debíamos la de dios de dinero a jugadores, proveedores... El club salió adelante gracias a Fernández, que siempre puso el dinero; luego a Vicente Álvarez Areces, que como alcalde movió Roma con Santiago para juntar el capital cuando la conversión en sociedad anónima deportiva, y después Paz Fernández Felgueroso. La intención era venderlo en 3.000 millones (18 millones de euros), pero no nos dieron tanto.

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-También fue muy sonado el vídeo con cámara oculta en el que negociaba la venta del club.

-Aquello fue una reunión en Marbella, una encerrona. El encuentro lo propició Herminio Menéndez. Nos grabaron con un bolígrafo. Fernández siempre fue reacio a venderlo a cualquiera; siempre quiso a alguien de Asturias y de Gijón, pero no lo hay. Ya se ve lo que está pasando con esos clubes que son de los árabes.

-Decía antes que los problemas económicos condicionaron su etapa en el club.

-Cuando yo dimití en el Sporting no debíamos ni un céntimo. Acabábamos de traspasar a Pablo Amo al Deportivo de La Coruña y con eso pagamos una deuda de doscientos y pico millones de IRPF y quedaban 300 millones en caja. Lo que dijeron los que vinieron de que cogieron el club con deuda es mentira. Las deudas se hicieron después.

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-El día que anunció su dimisión se mostró crítico con el Principado.

-Le habían dado al Oviedo 500 millones y yo pedía un trato similar. El alcalde les había puesto un campo nuevo sin pagar un céntimo y creo que en aquella época desde el Principado lo trataban mejor que al Sporting.

-Insinuó que se pretendía empujar al Sporting a una fusión con el Oviedo.

-Lo de la fusión ya vino antes, cuando estaban Fernández y Celso González. Hubo conversaciones con 'Tini' Areces para hacer un equipo que se llamase Asturias Club de Fútbol o algo así, pero yo eso no lo veía porque los que son del Sporting y del Oviedo lo son toda la vida. Hubo reuniones en Oviedo y en Gijón a las que asistían los alcaldes, el director general de la Caja de Ahorros, los presidentes... Al presidente le parecía una buena idea porque entonces la Liga no daba tanto dinero y era muy difícil mantenerse en Primera en una región como Asturias, pero aquello quedó en nada, por suerte.

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-¿Cuál es el mejor momento de su etapa como presidente?

-Lo más bonito fue cuando subió Villa. Era un jugador que en el Sporting B y los juveniles siempre metió goles. Tener a un jugador como él fue lo mejor, pero nos duró poco. ¡Las necesidades económicas que tuvo siempre el Sporting en su historia!

-¿Cómo está viendo al Sporting esta temporada?

-Muy blanducho. Hay que meter más el pie. Nos llevan todas las jugadas divididas y fuera de casa se muestran muy timoratos. Hay que jugar igual en casa que fuera.

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-¿Cómo es su relación con José Fernández?

-Con Fernández tengo buena relación, aunque últimamente no mantengo el contacto con él porque apenas salgo de casa. Javier lo está llevando perfectamente. Supo administrar bien el dinero de la tele y ahora parece que se va a cancelar la deuda y el club va a estar saneado.

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