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Carlos y Diego Sánchez, ayer, con las camisetas del Sporting, en el domicilio avilesino. E. C.

«Le digo que tenga los pies en el suelo, que siga trabajando»

La eclosión de Diego Sánchez ha sido meteórica, pero fruto de su «sacrificio y esfuerzo», dice su padre, Carlos, exfutbolista de Mareo durante once años

Martes, 4 de abril 2023, 01:26

Es bastante habitual en la vida que los hijos sigan la carrera profesional de los padres. En el fútbol, por ejemplo, hay casos a patadas. En ocasiones, los hijos no logran brillar más que su progenitor. En otros casos, el nivel es similar. Y hay veces que el hijo supera al padre. Sea como sea, la familia rojiblanca ahora mismo de moda en el entorno del Sporting es la de los Sánchez. «Diego no suele meter goles, quizás un par por temporada tanto en el filial como en el División de Honor, pero, lógicamente, como lateral o central lo tiene más complicado».

El padre, Carlos, que vio el partido, como siempre que se lo permite su trabajo, en la grada de El Molinón junto a su mujer Mayte, quizás no fue una figura de primer orden, pero sí se labró todo un amplio currículo futbolístico, toda una carrera, como rojiblanco en Mareo. Hasta el filial, desde el que, cerradas las puertas del primer equipo, dio el salto al Marino. En todos esos años en la base del Sporting -«once o doce años»- compartió vestuarios en diferentes momentos con promesas rojiblancas de por entonces, como Luis Enrique, Arturo, Juanele, Abelardo y Raúl, y estuvo bajo las órdenes de técnicos como Ciriaco, García Cuervo, Montes...

Dos imágenes del lateral del Sporting durante sus primeros años como rojiblanco.
Imagen secundaria 1 - Dos imágenes del lateral del Sporting durante sus primeros años como rojiblanco.
Imagen secundaria 2 - Dos imágenes del lateral del Sporting durante sus primeros años como rojiblanco.

Y el hijo, Diego (Avilés, 2003), es hoy el futbolista que todos quieren, que dio el domingo a El Molinón la mayor de las alegrías con un extraordinario gol que valió un triunfo y, sobre todo, supuso una bocanada de aire fresco -«fue un día perfecto, con una victoria que nos hacía falta y, encima, gracias a un gol de Diego»-, y que ha emulado e incluso superado a su progenitor, del que ha heredado su estructura física, su forma de ver el fútbol y la creencia de que nada es imposible. «Le digo que tenga los pies en el suelo, que siga trabajando. Este es un mundo muy complicado. Ha tenido suerte. Abelardo, además de otros técnicos como Sergio, le dio la oportunidad y él la aprovechó. Lo tiene muy claro desde hace tiempo», dice Carlos.

La eclosión del número '32' de la primera plantilla de Miguel Ángel Ramírez ha sido meteórica. Quemando categorías. Desde cadetes, el jugador avilesino siempre adelantado etapas en el club, al que se incorporó el 1 de julio de 2011. Concretamente, al Benjamín B, procedente de Los Campos -en el que juega hoy en día su hermano pequeño-.

«Gran margen de mejora»

«Aúna unas condiciones técnicas y físicas extraordinarias, y, sobre todo, ofrece un margen de mejora enorme y una gran versatilidad, tanto como lateral como central», explica Rogelio García, quien lo 'captó' para entrar a jugar en Mareo con apenas ocho años. «Tenía varias ofertas, pero yo lo guié al Sporting porque era lo que sentía, era el club de mi corazón», puntualiza el padre del lateral.

Curiosamente, el histórico responsable de captación del Sporting había cruzado su camino con Carlos Sánchez mucho antes: «A su padre lo tuve en el Marino. Era un extremo o mediapunta muy responsable. Un jugador también de banda, pero de muchos metros por adelante, con desborde, uno contra uno... Nada que ver», hace hincapié. «Me hubiera gustado ser jugador del primer equipo del Sporting, pero, si tengo que elegir, prefiero que lo haya hecho mi hijo», apunta Carlos.

El avilesino, el segundo por la izquierda de la fila de abajo, formando parte del equipo benjamín.

Algo más alto que el padre, Diego es igual de tímido que su progenitor en su época de jugador. «En lo personal, es una familia extraordinaria, con un gran comportamiento», explica Rogelio García. Poco a poco, con la educación futbolística del Sporting en sus categorías inferiores, su talento se ha ido abriendo camino, confirmando las condiciones que llamaron entonces la atención del responsable de captación.

Toda la carrera de Diego no se entendería igual sin la figura de su familia. Siempre a su lado. «Desde pequeño se dejó guiar. Siempre le dije que antepusiera el trabajo a todo lo demás. Es un claro ejemplo de que ha llegado a ser profesional por su mucho sacrificio y esfuerzo», explica Carlos.

La polivalencia del lateral rojiblanco es otra de sus virtudes. Puede actuar en su posición habitual, pero, incluso, como quedó patente el domingo, también de central. «Lo trabajaron por semana. Me comentó que había esa posibilidad. Con Sergio ya había jugados dos o tres partidos en esa posición en el filial», afirma Carlos. A Diego le han modelado con paciencia, pero adelantando plazos, desde que llegó a Mareo. Su talento no solo está en los pies, sino también en su cabeza.

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