
Diego Sánchez, futbolista del Sporting de Gijón
«¿Cómo no me voy a ver toda la vida en el Sporting si llevo desde siempre? No tengo planes de irme»Secciones
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Diego Sánchez, futbolista del Sporting de Gijón
«¿Cómo no me voy a ver toda la vida en el Sporting si llevo desde siempre? No tengo planes de irme»«No podía abrir el ojo, sobre todo el día siguiente. Hay alguna foto que asusta. Aguanté el partido como pude y, cuando pitaron al ... final, me bajó toda la tensión. Me mareé un poco», recuerda con media sonrisa el jugador del Sportind de Gijón Diego Sánchez (Avilés, 2003). Su ojo derecho todavía concentra las consecuencias del brutal choque con Rubén Alves, central del Córdoba, en una acción espeluznante, presenciada por sus padres, Carlos y Mayte, quienes estaban en la grada del Arcángel. «Estoy para jugar», tranquiliza.
–¿Fue muy doloroso?
–Me dolió muchísimo. Pensé que me había abierto una brecha, que sangraba. Me llevé la mano al ojo y, en diez segundos, noté el hinchazón. Llegó a tal punto el dolor inicial que, durante el partido, ya no me dolía...
–¿Su cerebro desconectó?
–Supongo. Según pasaron los minutos, como estaba distraído con el juego, ya no sentí nada.
–Sus padres lo vieron.
–Mi padre jugó al fútbol y sabe que son gajes del oficio. Mi madre, se asustó mucho. Se puso muy nerviosa. Es normal.
–¿Una acción como esa debería de ser revisada por el VAR? Fue un choque fortuito, pero usted llegó antes que Alves. Si llega a ser con la pierna, se analizaría como un posible penalti, ¿no?
–En el área, todos los penaltis son fortuitos. Nadie quiere hacer penalti. Si lo haces con el pie, no tienes la intención de hacerlo, pero llegas tarde y lo haces. Con el codo, igual. Y son penaltis. A la árbitra le pregunté y me dijo que era un choque fortuito. Lo que pienso es eso, que todos los penaltis son fortuitos. Veo que llego mucho antes al balón y él me golpea luego. ¿Que pueda entrar el VAR? Creo que es una herramienta para corregir errores. ¿Hasta qué punto es error? Para mí, que me toca en este lado, sí.
–Tiene contrato hasta 2027. ¿Seguirá después del verano?
–Ojalá. Tengo contrato aquí y estoy feliz y contento, y el club está feliz conmigo. No tengo planes de irme ni mucho menos (risas).
–¿Se ve pasando una vida deportiva en el Sporting?
–Es algo que se está perdiendo y que no es fácil por muchas circunstancias: el club, el jugador... ¿Pero cómo no me voy a ver yo aquí toda la vida si llevo en el Sporting toda la vida? Tengo 21 años y llevo trece en Mareo. Es más de media vida. A día de hoy, no me veo fuera del Sporting. Salir de aquí sería una cosa rara. Pero, luego, claro, hay muchas circunstancias.
–A seis puntos del descenso, ¿hacia dónde mira?
–Yo creo que tenemos que mirar para arriba. Si miramos para abajo, nos vendrá peor. Hay que mirar hacia arriba para quitarnos fantasmas y hasta que las matemáticas digan lo contrario. Estamos muy lejos del sexto, hay que ser realistas, pero nos vale más mirar para arriba.
–Estudia Psicología. ¿Hay que aplicarla a esta situación?
–Sí. Estamos en una dinámica en la que no perdemos, pero nos penalizan los pequeños errores. Competimos con todos, incluso con rivales de más potencial, pero nos falta esa pizca de suerte. Sí, hay que aplicar psicología a esto porque no es una racha fácil, sobre todo para la afición. Tenemos que dar ese pasito adelante. Cuando entras en una racha así, la cabeza juega un papel bastante importante. No nos podemos venir abajo si recibimos goles, que creo que eso lo estamos haciendo bien, o cuando nos empatan. Ese punto de concentración tenemos que tenerlo todos al máximo.
–¿Qué mecanismos ve para salir de esta?
–Creo que es importante hablar de los problemas a la cara en un clima de confianza. Eso ayuda. Pero, claro, los tres puntos, más.
–No están recibiendo muchos goles, pero el déficit está en los que no marcan.
–Esto no es solo de los delanteros, al igual que la defensa no es solo de los defensas. Creo que a nivel defensivo estamos bien. Pero en ataque, ya desde la línea de atrás, nos está faltando paciencia, madurar más las jugadas. Es cosa de todos, insisto.
–Tienen el domingo un partido de alta tensión con el Albacete.
–Es clave. El Albacete no tiene buenos números fuera, pero juega muy bien. Pero en casa tenemos que hacernos muy fuertes. Vamos a ir a por los tres puntos como sea. No nos vale empatar.
–¿Se ve como un jugador más calculador o pasional?
–Más pasional.
–Vivió con Ramírez lo peor y lo mejor del fútbol. ¿Cómo procesó el año pasado?
–Fue un año, como dice, raro para mí. Nunca había tenido esa experiencia de no jugar. Fue complicado, no le voy a mentir. Lo pasé mal. Y luego, me gané el sitio a base de trabajar. Terminó siendo mi mejor año a nivel futbolístico. Con 'MAR', en lo personal, estuve encantado. Siempre me decía las cosas claras. Nos planteamos salir en invierno, pero no se dio. Él apostó por mí. Me dijo: «quédate, que voy a confiar en ti». Y cumplió su palabra.
–Y ahora, con Albés, si no llega a ser por las dos lesiones, lo habría jugado todo.
–La relación con él y su equipo es espectacular. Apostaron por mí desde el principio. No voy a descubrir nada con Albés, es 'top' en la categoría. Es de los mejores de Segunda. Está haciendo todo para que estemos cómodos.
–El Sporting quiere renovarle. Usted que conoce bien su trabajo, ¿cree que el club debe de hacer un proyecto en torno a él?
–Sí. En esta categoría creo que hay pocos entrenadores mejores que Albés. Si el club quiere tener una estabilidad para subir a Primera, vamos a ser claros, hay que tener también una estabilidad de puertas para dentro. Está bien que confíen en él y que le den la oportunidad. Nos vendría a todos bien no tener tanto cambio.
–¿Y qué les diría a los críticos con su gestión y los resultados?
–Llevamos seis empates seguidos. No es una buena racha. Pero las lesiones nos están perjudicando y la plantilla es corta. Hay que ponerlo todo en situación. El entrenador tiene su responsabilidad, pero nosotros, también. Aquí hay una balanza. Si el entrenador pone el cien por cien y los jugadores un veinte, no vamos a conseguir nada. Al revés, igual. Hay que tranquilizar a la gente. Las cosas se están haciendo de forma muy profesional.
–¿Considera que el equipo ha dado un paso atrás?
–Puede ser que a veces tengamos ese miedo a perder por la racha que llevamos, pero es responsabilidad de los jugadores.
–¿No es mandato del banquillo?
–No. Tenemos que entender la situación en la que estamos y que cualquier error nos penaliza. Puede ser que a veces tengamos ese miedo a perder y también el rival juega. Pero no, no viene por ahí, no es del cuerpo técnico.
–¿Es tan maduro como parece?
–Desde muy pequeño, mis padres me fueron educando. Me apretaron para que tuviera la cabeza bien amueblada y los pies en el suelo. Pero, claro, todos tenemos algún momentos de locura. Ahí están los amigos para desfogar un poco (sonríe). Estoy contento con mi forma de ser, estar centrado en lo que toca.
–Usted es canterano y asturiano. ¿Le choca un filial del Sporting con tantos extranjeros?
–Sí me llama la atención, no le voy a mentir. Mareo siempre tuvo una tradición de gente de aquí, de equipos de la zona. Pero es la decisión que toma la directiva y más que ellos, nosotros no sabemos. Sí es cierto que en el último filial éramos todos de la casa menos Manu Pozo, creo. El hecho de que la mayoría sea de aquí se puede notar de puertas para dentro. Pero si el club está convencido de ello, será la decisión correcta. Lo que creo es que se tiene que potenciar mucho la cantera.
–¿Es importante mantener un nivel de asturianía?
–Se lo está preguntando a un asturiano (sonríe). Para mí, sí. Ser de aquí y jugar en el Sporting es un orgullo. Yo llevo aquí desde los ocho años. Lo que siento no lo va a sentir alguien que lleve solo dos. Pero es algo lógico, ¡eh! No lo digo como algo malo. La tierra tira.
–¿Cómo ha vivido su transición a central?
–Desde el principio del año pasado, que aún jugaba de lateral, hasta ahora, han cambiado mucho las cosas. Yo había jugado algo en línea de tres de central, pero poca cosa. En línea de cuatro, me costó un poco más afianzarme y coger conceptos. Todos los centrales tienen esa base formativa, en la que pillas conceptos clave. Yo no la tuve. El año pasado, entrenando, me fijé mucho en los centrales que había y fui pillando conceptos. Me queda mucho margen de mejora.
–¿Y se ve como un central?
–(Risas). Estos últimos partidos estoy jugando de lateral. Me encuentro bien en las dos posiciones. Creo que no tengo una posición predeterminada. Sí es cierto que este último año y medio estoy jugando de central y se están dando las cosas bien, pero nunca me voy a cerrar la puerta del lateral.
–¿Y se tiene que contener mucho para no atacar?
–Alguna vez nos pasa a todos. Igual 'cruzas' y te vas para arriba. A lo mejor más de la cuenta (risas). Hay que centrarse en lo que toca en cada momento. Pero sí, me gusta jugar al balón y conducir. Hay momentos para todo en un partido.
–Ha tenido dos lesiones musculares esta temporada. ¿Ha cambiado algún hábito?
–Sí. Fueron mis dos primeras lesiones y me chocó. Me puse nervioso. Nunca me había pasado. Soy profesional, no es por cosas extradeportivas. Pregunté mucho, me informé. La gente me decía que estuviera tranquilo, pero, bueno, cambié ciertos hábitos de alimentación. También algunas formas de entrenamiento en el gimnasio.
–¿Qué ha cambiado en su alimentación?
–Quité, por ejemplo, el gluten, ciertas cosas que no me pueden venir bien por una posible inflamación. Intento quitar lo máximo que puedo la lactosa... Me funciona, pero igual hay otras personas a las que les va bien.
–Su padre, Carlos, era mediapunta, canterano del Sporting.
–Nada que ver conmigo. Se parece más mi hermano a él (risas). La verdad que no tengo casi recuerdo de él jugando.
–¿Le aconseja mucho?
–Sobre todo en la actitud que tengo que tener. Calidad la tenemos todos los que estamos en esta categoría, pero tienes que tener actitud, ganas y concentración. En esto es en lo que más me insiste. Creo que es uno de mis puntos fuertes.
–Su padre pertenecía a las hornadas de Abelardo, Luis Enrique, Muñiz e, incluso, Juanele. ¿Qué ha supuesto en su carrera 'El Pitu'?
–Fue el que me ayudó a salir. Todos venimos empujando desde abajo, pero tiene que haber alguien que apueste por ti. Puede ser mi padre futbolístico porque me ayudó a mí y a varios de la cantera a salir. Creo que fuimos la última generación en salir. Le estaré agradecido de por vida.
–¿Le preocupa que no haya cerca un relevo generacional en la cantera?
–Hay cambios en el fútbol base, en cómo orientar la carrera del futbolista. Todo lleva su tiempo. Creo que Mareo ha sido siempre una escuela de formación increíble, de las mejores de España, y lo seguirá siendo. Creo que hay que tener ese punto de paciencia porque hay un cambio grande en la forma de dirigir la cantera. Yo, como canterano, qué más quiero que salga gente de la casa que, al final, sentimos el escudo como nadie. Pero hay que tener ese punto de paciencia.
–¿Ya ha hablado el club con usted sobre su posible ampliación de contrato?
–Conmigo todavía no. Estamos todos centrados en lo que tiene que ver con el tema futbolístico. Tengo contrato hasta 2027 y sé que con mis agentes se sentaron. Me imagino que cuando termine la temporada analizaremos todo y lo que está por venir.
–¿Se siente reconocido con esta intención?
–Estoy encantado de que, teniendo contrato, se planteen una ampliación. Me hace sentir importante, tener peso dentro del equipo. Yo, encantado de que así sea. Seguro que si se dan las cosas bien llegaremos a un acuerdo.
–Cote se va a retirar. ¿Qué recuerdo tiene de él?
–Hay una anécdota. Un segundo entrenador que tenía en juveniles me llamaba Cote. Decía que me parecía jugando (risas). Tengo muchos recuerdos suyos de pequeño y es una pasada verle entrenar y estar con él. Le estoy muy agradecido, he aprendido de él todo lo que he podido.
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