«Diego siempre hace lo que aparentemente es correcto»

Diego Sánchez es notablemente más bajo que Chris Ramos, pero el delantero del Cádiz tuvo pocas opciones el sábado en sus duelos con el central avilesino. La falta de centímetros la suplió el defensa del Sporting con sentido de la anticipación, velocidad y rigor táctico, cualidades de las que ha dado muestra a lo largo de la temporada y que le han convertido, a sus 21 años, en uno de los jugadores rojiblancos más destacados en este inicio de campaña. Lo conoce bien Rogelio García, histórico responsable de captación del club y la persona que le llevó a Mareo cuando aún era benjamín y jugaba en Los Campos. «En la toma de decisiones, siempre hace lo que aparentemente es correcto. Es muy bueno en la salida de balón, siempre con la cabeza arriba y con buena elección del pase, pero sin balón parece un veterano».

Fue Abelardo Fernández quien le hizo debutar con el primer equipo el 29 de mayo de 2022, en la última jornada de Liga. En aquel partido sustituyó a Pablo García en el lateral izquierdo. Desde entonces, Diego Sánchez ha hecho un viaje de pocos metros pero mucho recorrido. De estar pegado a la línea de banda, con una alta proyección en ataque, ha pasado a ver el fútbol desde el centro de la defensa, una adaptación «muy compleja. Las distancias son distintas, las líneas de pase a tapar, el juego en anticipación... todo es diferente».

Poco conocía esta posición el avilesino, aunque no le era del todo ajena. En su etapa de juvenil en Mareo, ya con el filial, Sergio Sánchez le utilizó como central cuando decidió cambiar la línea defensiva de cuatro por una de cinco. «Jugó algunos partidos como tercer central. Teníamos esa necesidad y creímos que se podía adaptar. Era el que saltaba a perseguir, el que sacaba el balón. De inicio le costó, pero rindió en esa posición».

Después de toda su etapa formativa jugando en el lateral izquierdo, el avilesino daba el salto al centro de la defensa, un viaje que ha tenido que hacer también con el primer equipo cuando Miguel Ángel Ramírez optó por colocarlo en esa posición. No fueron fáciles los inicios, con un periodo de intermitencia en cuanto a participación y la posibilidad de haber salido al Burgos el pasado invierno. La confianza de Rubén Albés ha sido una de las claves para que esta temporada se esté viendo una de las mejores versiones del jugador. «Es un jugador que siempre destacó por su capacidad de concentración, su seriedad a la hora de las vigilancias, de fijar las marfcas, de tirar la línea. Hay jugadores que por esa capacidad de concentración y escucha, por su disciplina y rigor táctico, son capaces de cumplir en cualquier posición».

Diego Sánchez se presenta como un jugador maduro, ahora ya también en lo físico. El cambio en su estructura corporal ha sido notable desde que dio el salto al primer equipo, un aspecto que le ayuda en su trabajo en el centro de la defensa. «Cuando llegó al filial pintaba tan sumamente bien. Ya era un jugador así de fiable. Es verdad que físicamente estaba verde por una cuestión de edad, pero la madurez física que ha alcanzado el ayuda a competir a esos niveles».

Su padre, Carlos Sánchez, sabe bien lo que es Mareo. Allí pasó allí «once o doce años» compartiendo vestuario con futbolistas como Luis Enrique, Arturo, Juanele y Abelardo. No tuvo la suerte de hacer carrera en el Sporting, pero su experiencia le hace ser una de las anclas del futbolista avilesino, que está estudiando Psicología y tiene «la cabeza muy bien amueblada», destaca Rogelio García.

El inicio de temporada de Diego Sánchez está siendo más que interesante, atrayendo las miradas de clubes como el Valladolid, que llegó a ponerse en contacto con el Sporting el pasado verano para preguntar por el jugador. También se interesó el Granada de Alfredo García Amado, pero desde Mareo se trasladó que se trata de uno de los futbolistas esenciales del Sporting. El ya central zurdo rojiblanco está respondiendo a esta confianza con buen juego e incluso un gol, el de la victoria ante el Castellón en El Molinón. La celebración de ese tanto, agarrando y señalando el escudo bordado en su camiseta, dice mucho también del sentir de un futbolista que lleva más de media vida en Mareo. «Es sportinguista hasta la médula», afirma Rogelio García.

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