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J. BARRIO
Jueves, 19 de octubre 2023, 01:11
-¿Qué jugador del Sporting le impresionó más?
-Diego Castro. Mis mejores años fueron con él. Hacía un movimiento y yo ya sabía si me la iba a dar, si se iba a meter para dentro, si iba a tirar un desmarque largo. Sabía ... lo que iba a hacer. Jugaba muy fácil con él, disfrutaba. Encima, Diego podía resolver cualquier situación. Siempre me la daba por delante, como me gusta, no al pie. Es más, cuando se fue Diego Castro pegué un bajón deportivo. Lo noté muchísimo. Hubo años en los que lo pasé mal. Y el vestuario, por supuesto. Diego era un líder.
-¿Y como rival?
-Me encantaba cubrir a Jesús Navas. Juan Pablo, cuando nos enfrentábamos a Navas, decía: «¡partidazo de Canella!». Me gustaba mucho enfrentarme a jugadores que siempre salían hacia su pierna. El problema con Navas era que controlaba ochenta balones y los ochenta me encaraba, salía y la ponía rápido. Sufría, pero me encantaba cubrirlo. De aquella, yo también subía, no como ahora (risas), pero el cabrón me seguía.
-Precisamente contra el Sevilla fue expulsado de forma injusta por un encontronazo con Capel. El Molinón respondió y se echó encima de este jugador.
-La gente sabía que yo no era de dar patadas y sabía cómo era Capel. Me fui al vestuario jodido. Pero escuchaba cómo le pitaban cada vez que tocaba un balón. Parecía que se caía el campo. Encima, al día siguiente tuvimos que viajar los dos juntos, compartiendo asiento, para ir a la Selección. Imagínese (sonríe).
-¿Su fichaje por el Zaragoza estuvo cerca?
-Vega-Arango me dijo que era una buena oportunidad para el club y para mí, que iba a cobrar más del doble. No soy tonto, pero estaba muy a gusto en el Sporting. Tuve una conversación con Preciado. Le dije, casi llorando, que era bueno para el club. Y me respondió: «está bien que sea bueno para el club, pero mira por ti y si quieres quedarte, quédate». No entrené unos días porque se iba a hacer, pero al final le dije a mi agente que no podía seguir así, que si me lesionaba por entrenar, mala suerte. El Zaragoza, por lo que me dijo mi representante, se enfadó. Pero mi club era el Sporting. A los pocos días, todo se había parado porque no se fiaban de los pagos del Zaragoza. Yo, feliz de seguir.
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