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Aquí, en Laviana, hay mucha competencia. Incluso dentro de mi familia. De mis dos sobrinas, y se lo acabo de decir ahora a ellos (a Roberto Canella y a Viti), una es del Sporting y otra del Real Oviedo. Tenemos debate en casa», bromea Adrián Barbón. Es mediodía y la escena se desarrolla en Las Tolvas, territorio del Titánico. El familiar punto de encuentro donde EL COMERCIO reúne al presidente del Principado con los dos iconos futbolísticos de Pola de Laviana. El hogar de Adrián Barbón. Y el hogar también de Canella, que salió de esta bonita localidad hacia Mareo con apenas 11 años. Y de Viti, que hizo las maletas para probar fortuna en El Requexón con solo 16. Rojiblanco y azul. Los dos juegan un derbi en casa. «Claro que nos conocemos, pero en el campo coincidimos muy poco. Viti ya iba para arriba y yo, para abajo», comenta con humor Canella, que tendrá que conformarse con ver el choque del sábado desde la grada. Sonríe Viti.
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DANIEL FERNÁNDEZ
Saca de centro el presidente. Juega de local. Igual que sus dos vecinos. Y lo hace encantado de la vida, siendo un enamorado de Laviana, donde mantiene su domicilio cuando la agenda no ahoga tanto como lo hace en estas fechas preelectorales. Antes de sumergirse en el derbi, Barbón mete la mano en el bolsillo y muestra orgulloso su carné de socio del Titánico. «Siempre lo he dicho y traigo el carné para demostrarlo», comenta. Para él, no hay otro escudo futbolístico en su vida. Un club que hoy ejerce de anfitrión, neutral. Las razones de la fidelidad del presidente al equipo de Pola de Laviana, al que se asoció ya como alcalde en una temporada «muy fastidiada», le hacen rebobinar casi hasta la niñez. «Ya mi güelu, Tito, era conserje del Titánico, mientras que un tío abuelo mío fue miembro de la directiva», concreta. Por eso, se explaya, «estar en este campo me trae muchos recuerdos porque era muy habitual que viniera los domingos por la tarde con mi güelu, aunque no era yo muy futboleru».
Frente al Sporting-Oviedo del sábado, se sitúa en Suiza. «Soy de una neutralidad exquisita», comenta con media sonrisa después de entrar por Las Tolvas repartiendo abrazos a Canella, ya exfutbolista del Sporting, y Viti, que correrá el sábado por la banda de El Molinón con el propio Barbón presidiendo el palco. «Sí, sí, voy a estar. Ya estuve en el Tartiere y me lo pasé muy bien. Fue un partido entretenido y de debate entre el alcalde (Alfredo Canteli) y los presidentes (Martín Peláez y David Guerra)», recuerda el máximo exponente de la región, muy familiar y cercano con los dos futbolistas. Los mejores jugadores que han salido de Pola de Laviana y que defienden o han defendido las camisetas de los dos clubes que mantienen la rivalidad más extrema y acusada de toda Asturias.
«A Róber (Canella) le conozco más por edad. Él tiene 35 y yo, 44. Su pandilla, el grupo 'Barettini', es muy conocida en el Descenso del Nalón. A Viti no lo conozco tan directamente, pero es muy amigo de David, el hijo del alcalde (Julio García). Ellos son de la pandilla de 'El Bajo'», recopila Barbón. En Pola de Laviana muchos grupos de amigos se cuentan y distinguen así. Por las cuadrillas que llevan años unidas por la bandera del animado Descenso Folklórico.
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De vuelta al derbi, Canella entrega a Adrián Barbón una camiseta enviada por el Sporting y que él mismo trae a la cita. Viti llega con una que ha mandado el Oviedo con el '7' (el número que usa el veloz extremo) pegado a la espalda. Y el Titánico, anfitrión de la cita, no falla. Tiene preparada una elástica muy especial correspondiente a su 110 aniversario, que fue en 2022. Las tres van serigrafiadas con el nombre y los apellidos del presidente de la comunidad.
¿Un pronóstico? «Mejor que no. Soy malísimo para los pronósticos. Igual en los electorales acierto alguno. Para el fútbol, no me atrevo». Buen quiebro presidencial. Viti, goleador en las dos últimas jornadas, se lanza: «Espero que sea una fiesta del fútbol asturiano y que no se repitan incidentes que hubo en otros partidos, y que nos llevemos la victoria. Con 0-1, me vale». Canella responde al contraataque: «Creo que se verá un partido muy bonito, como todos los derbis, pero el Sporting necesita los puntos. Aunque el Oviedo anda bien, nos los vamos a llevar. No me gusta decir resultados, pero un 1-0».
El hilo del balón se rompe con algún guiño a la política muy bien trenzado con Pola de Laviana, Viti, Canella y Barbón. «Siempre digo que los lavianeses destacan en el fútbol y en la política. Si uno hace un repaso a los siete candidatos que habrá en estas elecciones, tres de ellos nacimos en Laviana. Algo digno de estudio», enfatiza Barbón. Y con respecto al fútbol, solo hay que echar un vistazo al Alcava, club vecino de puerta con puerta del Titánico. La cantera de Pola de Laviana. Apenas treinta metros separan los dos campos. Canella señala al terreno de juego del Alcava, oculto tras los muros de Las Tolvas, y recuerda: «Ahora es de hierba, pero antes era de arena». La vieja escuela. A Viti, de 25 años y que también salió de allí, ya le tocó pelotear en hierba sintética hasta que se marchó de cadete al Oviedo.
Hoy, los dos pisan la verde pradera de Las Tolvas, muy mimada por una directiva que echa muchas horas. Es el campo del hermano mayor de los dos clubes del pueblo. «¿Acabar mi carrera en el Titánico?», se pregunta Canella, que está sin equipo tras dejar el Calahorra en enero. «Claro que lo tengo en mente. Venir aquí no sería jubilarme, puesto que tiene al equipo en Tercera... Siempre dije que me gustaría terminar aquí. Tengo 35 años, para el fútbol soy un poco mayor, pero para la vida, joven. No sé si dentro de unos años o este mismo año, pero sí que lo tengo en mente», se sincera el excapitán del Sporting. Más de 400 partidos como profesional le avalan.
Como es lógico, Viti Rozada todavía ve muy lejano ese escenario. Pero también desliza su cariño a Las Tolvas y a Pola de Laviana. «Ahora mismo, no lo tengo en mente, no sé qué decir... Sí que me haría ilusión siendo de aquí. Ya veremos con los años», concede. «¡Viti! Los años pasan rápido, ten cuidado», le espeta Canella con guasa. «Si no, puedes meterte en política, que nunca es tarde», se escucha. Responde ágil Barbón: «Para la política, ahí tenéis a Biden con ochenta años, que sigue al pie del cañón».
Ya en tono más serio, entre comentarios sobre la agenda de actividades que hay siempre en Laviana o los forasteros que llegan a la zona buscando casa y aire fresco, el presidente del Principado también se felicita por la mejora de las relaciones entre el Sporting y el Oviedo. «Hay una cosa que valoro mucho y es que las dos directivas están reconstituyendo bien sus relaciones. Hubo un momento de tensión que a mí, y creo que a mucha gente, no nos gustó. La competencia tiene que ser sana», recuerda Barbón, presente en algún encuentro reciente más distendido con David Guerra, presidente ejecutivo del Sporting, y Martín Peláez, su homólogo en el Oviedo.
En esa distancia corta actual, aprecia Barbón, «veo un buen clima de relaciones; me entiendo bien con los dos presidentes y con los propietarios de los dos clubes, tanto Pachuca como Orlegi». También ve con buenos ojos los ambiciosos planteamientos con los que han desembarcado los dos grupos mexicanos en la región: el Mundial, la remodelación de Mareo y la puesta en marcha de la Academia Elite, la creación de la nueva ciudad deportiva del Oviedo...: «Son muy interesantes los planes de inversión que tienen y también lo es que apuesten en serio por los dos equipos que son fundamentales para nosotros, que forman parte de la historia de Asturias, pero también del futuro».
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