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Chisco García
Oviedo.
Lunes, 4 de septiembre 2023, 01:05
Pocas cosas unen tanto como la buena mesa y buen mantel. Alrededor de una buena comida, las diferencias se van olvidando y las disputas más agrias se pueden convertir en disfrute. Un derbi regional siempre genera piquilla, incluso enfrentamientos, pero los amantes de la ... gastronomía encuentran en este tipo de citas un motivo más para reunirse, compartir y disfrutar. Eso es lo que han hecho las cofradías gastronómicas del Desarme de Oviedo y la del Oriciu de Gijón. Todos quieren comerse el derbi y que la digestión pesada sea para el que pierda, pero que se pase pronto.
Ataviados con su uniforme oficial, los cofrades del Desarme recibieron a sus amigos del Oriciu en la capital. Miguel Ángel de Dios, cofrade mayor de los ovetenses, estuvo acompañado por: Carmen Sama, Leopoldo Viñuela, Ray Porres, Esmeralda Díaz y Joaquín Fernández. Desde Gijón, Alberto Fernández Hortal, presidente de la cofradía, llegó junto al secretario, Alejandro Fernández Suárez, y los cofrades Alberto Estrada y Patricio Huerta. Una decena de amantes de la gastronomía y que esta semana viven el derbi con su rivalidad y su pasión pero siempre en un tono de camaradería.
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R. J. García
Aunque las confidencias gastronómicas y la cercanía del gran capítulo del Desarme centran las primeras conversaciones, pronto el tema gira al fútbol. «El derbi lo vivimos a tope», arrancan desde el lado gijonés, «somos todos muy sportinguistas y esperamos que este año nos toque ganar». Desde el lado oviedista, De Dios reconoce que el partido del próximo sábado «se vive mucho, ves a la gente que va al campo y también los que lo viven en los bares, pero todos con ganas de que se queden los puntos en Oviedo».
Alberto Estrada vive al lado del Molinón y eso ayuda mucho a vivir con pasión su sportinguismo. Eso y su amistad con Quini, junto al 'Brujo' vieron nacer su fundación y recuerda como la leyenda rojiblanca era ejemplo de vivir y disfrutar la rivalidad: «Vine muchas veces a Oviedo con él y Quini amaba al Sporting, pero también sentía mucho cariño y respeto por el Oviedo y por eso también era querido aquí». Entre las miles de anécdotas que conserva de su relación con el legendario ariete está la elección de los colores para la fundación: «No quiso que fuera ni el rojo, ni el azul, eligió el verde porque dijo que ese representaba a toda Asturias». En la cofradía presumen de haber disfrutado mucho de la presencia de Quini: «Era un gran comedor de oricios, nadie se imagina la cantidad que podía comer cada vez que nos reuníamos».
Mirando al césped, las dos cofradías coincidieron en el mal momento que viven ambos equipos. «Va a estar igualado, los dos son igual de malos», espetó Alejandro Fernández. Ray Porres fue un paso más allá: «Que no monten redes en las porterías, no hará falta». La confianza en la calidad del encuentro no parece acompañar a los cofrades.
El bando rojiblanco quiere ponerse optimista tras una pésima racha en los duelos de rivalidad. «Este derbi es nuestro, podemos pillar al Oviedo bajo, como todos los años ganáis, esta vez igual estáis más bajos», vaticina Pablo Fernández. No comparten la idea desde el bando carbayón: «Necesitamos ganar el primer partido en casa y no hay mejor momento que el derbi», confesó Leopoldo Viñuela. Las dos primeras salidas del Sporting se saldaron con derrota, pero ni eso baja el ánimo de los cofrades gjoneses: «Confío en el Sporting, a pesar de perder en Ferrol el equipo tuvo más posesión que el rival y eso es por algo».
Lo que todos lamentan es que el derbi asturiano no pueda ser disfrutado como lo hacen los vascos en sus duelos de rivalidad. Sin embargo, aquí es necesario un dispositivo de seguridad que obliga a invertir un montón de horas para un desplazamiento de apenas 20 minutos entre ambas ciudades. « En la mesa no hay rivalidad», coinciden todos los cofrades, aunque la puya rápido llega desde el bando gijonés: «Los oricios son costeros, si quien comerlos hay que contar con nosotros», pero rápido se gira el tono para recordar que: «Al Desarme no se puede fallar». De Dios lanzaba un deseo al aire: «Ojalá hubiese unidad como en las cofradías y ambiente de amistad como en esta mesa». Patricio Huerta reside en Madrid, pero lleva a gala ejercer de embajador de asturianía allí donde está. Es vicepresidente del Centro Asturiano de Madrid y, pese a no ser un gran amante del fútbol, entiende la rivalidad y la trascendencia de este tipo de partidos: «Se viven con mucha pasión, en Madrid somos muchísimos los asturianos y tanto los del Oviedo, como los del Sporting estamos deseosos de ver ganar a nuestro equipo».
Miguel Ángel de Dios ejerció de anfitrión del encuentro en su negocio 'El Bodegón de Teatinos', ubicado en un barrio con peso en la historia del Oviedo. Muy cerca de donde hoy se disfruta de la buena mesa, estuvo el campo en el que jugó sus primeros partidos el conjunto azul tras la fusión del Real Club Deportivo de Oviedo y el Real Stadium Club Ovetense. El 17 de octubre de 1926 el Estadio de Teatinos acogió el primer partido oficial del Real Oviedo y hoy en día se conserva un monolito en el que se recuerda la ubicación de una instalación que forma parte de la historia del club carbayon.
Mientras se habla de oricios, de garbanzos con bacalao y espinacas y callos aparece alguna confesión. Esmeralda Díaz es la esposa de Ray Porres y desvela algo: «Yo soy de Gijón y del Sporting, pero adoro el Desarme». Las risas de saber que hay una infiltrada rojiblanca en la cofradía ovetense no tardan en aparecer en el bando sportinguista. Ray reconoce que lleva bien la convivencia con una rival deportiva: «En casa no se habla de fútbol y menos en los derbis, yo me voy a otra habitación y problema resuelto».
Cada bando echará en falta a jugadores para el partido del sábado, pero entre los oviedistas hay mucha pena por un caso concreto: «La vuelta de Cazorla es una gran ilusión, da mucha pena que no pueda estar en el partido», coinciden los cofrades azules. Mucho más en un momento en el que «los jugadores ya no viven los derbis, ni sienten los colores como antes».
La sentencia final la pone el cofrade mayor del Desarme: «Es un partido entre dos equipos de Segunda División, pero que tienen aficiones de Primera». El fútbol y la buena mesa volverán a estar presentes en un derbi que, más allá de la calidad futbolística, seguro que levantará pasiones y alguna que otra mala digestión en el bando de los perdedores.
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