Los sportinguistas vuelven a Mareo para animar en el último ensayo antes del derbi

Jóvenes, adultos y ningún niño, debido al horario escolar del entrenamiento, volvieron a teñir de rojiblanco un ensayo del Sporting. Cánticos, banderas, bufandas y muchas, «muchas ganas de derbi», incide Eloy Noval, uno de los muchos aficionados que se dieron cita en Mareo. Complicado o no, acceder a la ciudad deportiva para la gente que presenció el ensayo era una prioridad. No importó el horario porque cuando el equipo necesita al sportinguismo, la afición «siempre responde», asume Eloy y muchos otros de los allí presentes. Cuando apenas llevaban diez minutos en el césped, alrededor de una treintena de jóvenes se acomodaron en una de las esquinas del campo con banderas y pancartas de ánimo.

Y cuando terminó el entrenamiento, tocó el último aliento. Los allí presentes vitoreaban a David Gallego, animaban y dejaban claro que un derbi «se juega aún con más pasión», afirman los aficionados, que se pusieron en pie para despedir al equipo. Aunque siempre «con respeto, ojalá todo siga hacia la normalidad y que se pueda ver un partido entre el Sporting y el Oviedo juntos y sin que pase nada», afirma Alfredo Pedrero, que se muestra muy feliz de haber ido a ver el entrenamiento. «Tenía muchas ganas de venir y disfrutar del ambiente», asegura, más aún con su hijo, Álvaro. «Yo soy estudiante», reconoce el joven, «así que si hay que estudiar por la tarde para poder animar… ¡Sin problema!», añade contento Justo antes de sacarse varías fotos con Mariño y Gallego, que se quedaron a saludar a los aficionados.

También Chiruca se dio cita para la ocasión. Antes de la pandemia pasaba los días en Mareo. Con el coronavirus, fue imposible. Ahora, ya ha vuelto a la que también es su casa para esta ocasión. «Llevaba cerca de dos años sin venir, claro», admite. «Por fin puedo volver», dice feliz mientras confirma que llevaba en la cola desde las 10.30 horas. Era de los primeros de la fila.

También se dieron cita en la fila de espera los padres de dos juveniles, que llevaban allí desde las nueve de la mañana y que hacían cola como uno más. Lorena Carrero y Balbino Pérez, padres de Dani Pérez, también tienen la esperanza de que todo cambie a partir de este sábado alrededor de las 22.45, cuando el árbitro pite el final del encuentro. «Ya es la hora y este año confiamos», asumen. Junto a ellos, José Luis Álvarez, padre de Javi Alvarez, también del juvenil. «Lo más importante es que todo vuelva a la normalidad en el fútbol también», confía. Y, sobre todo, «que el Sporting gane y el Almería no, para recuperar el liderato», concluye.