Sporting-Oviedo | El Oviedo sigue mandando en los derbis

El encuentro comenzó con un ritmo vertiginoso. El primero en asomarse al área rival fue el Sporting, que asumió el protagonismo con el balón. Pedro encontró a Djuka, que con un buen desmarque ganó la espalda a la defensa azul. Su balón atrás hacia Campuzano fue desviado y Aitor concluyó la jugada con un disparo que se estrelló en el lateral de la red. Apenas se habían jugado tres minutos.

Pese a que los rojiblancos quisieron impresionar a su rival, el Oviedo golpeó un minuto después del acercamiento local. Un buen balón colgado al corazón del área desde el costado izquierdo lo remató Diegui. El lateral derecho sorprendió con su llegada desde atrás y le comió la tostada a Saúl y a un Diego Mariño que pudo haber hecho algo más.

Los azules se adelantaron en el marcador a los cinco minutos del inicio y el choque volvió a comenzar con un guión bien diferente. El Oviedo, cómodo sobre el terreno de juego aguantó las dos embestidas del equipo de David Gallego con las que quiso responder al tanto inicial. Primero Babin, con un suave cabezazo y después Manu García, con un disparo desde la frontal del área, intentaron encontrarle las cosquillas a Femenías, pero el meta cumplió con su cometido. Tan solo habían pasado veinte minutos del inicio del duelo.

A partir de ahí, el Sporting fue a menos. Dejó de llegar, de encontrar los espacios por dentro y facilitó contragolpes a su eterno rival. En una de las vertiginosas acciones de peligro del Oviedo, Nahuel se plantó solo ante Mariño. El atacante no llegó a controlar el esférico en buenas condiciones, pero pudo rematar para aumentar la ventaja en el marcador. Su disparo con la derecha fue demasiado cruzado para fortuna de los rojiblancos y lamentos de los azules.

La de Nahuel no fue la única jugada con peligro. Pese a que el equipo de Ziganda cedió el balón, disfrutaron de las mejores ocasiones para marcar antes del descanso. Borja Sánchez también pudo batir a Mariño con un disparo desde la frontal del área. Llegó forzado y no pudo colocar su remate, pero obligó al meta gallego a blocar el esférico con una doble parada.

Con la primera parte llegando a su fin, a David Gallego se le torcieron más los planes. Campuzano se llevó la mano a la parte trasera de su muslo derecho después de apurar la línea de fondo ante Arribas para poner un centro a Djuka que terminó en nada. El delantero se tapó la cara con la camiseta tras sufrir una nueva lesión. Pablo Pérez suplió al atacante en los minutos finales antes de que llegara el intermedio.

El Sporting dominaba, pero no generaba peligro; mientras que el Oviedo se encontraba como en casa y creando ocasiones suficientes para sentenciar el choque.

El segundo acto comenzó con un nuevo acercamiento del Sporting. Un disparo de Aitor desde la frontal lo detuvo Femenías. No fue la única acción de peligro para los rojiblancos. Un minuto después, Manu García asistió a Bogdan que protagonizó la única internada del partido desde el costado derecho. El lateral se precipitó a la hora de centrar y la acción quedó en nada.

El paso de los minutos le vino mejor al Oviedo. Los visitantes se crecieron gracias a un gran Borja Sánchez. Con el número 10 a la espalda, el canterano destacó por encima del resto. Supo tener el balón, oxigenar a su equipo y atacar cuando tocaba. Mientras los azules se encontraban cada vez más cómodos, los rojiblancos se ahogaban con un fútbol sin ritmo, sin ideas y sin intensidad.

Gallego movió el banquillo para dar entrada a Gragera y Guille Rosas. Bogdan estuvo mal y la banda derecha necesitaba más profundidad. Además, el técnico buscó una brújula en el centro del campo para guiar al equipo hacia el gol. Quedaban veinte minutos para el final.

Ziganda no tardó en reaccionar para cambiar a sus hombres ofensivos. Blanco y Nahuel, exhaustos, dejaron su sitio a Borja Valle y Obeng. El Oviedo refrescaba el ataque para buscar una contra letal.

En la recta final el Sporting pudo marcar. Primero con un centro envenenado de Aitor que sacó Arribas desde la línea de gol, después con un cabezazo de Valiente tras un saque de esquina y cinco minutos después con un remate de Pablo Pérez. Los locales no tuvieron acierto.

Y poco más. El choque concluyó como quiso el equipo que iba ganando. Sin apuros, el Oviedo defendió el resultado con un buen posicionamiento sobre el campo. No necesitó nada más. El Sporting estuvo mal y pecó de ingenuo en su feudo. Tuvo el balón, pero no lo supo mover y recibió un gol en un error defensivo.

Suele ser habitual en este tipo de partidos que los detalles marquen las diferencias. Una vez más, dicho detalle fue azul. El Sporting es la mejor medicina para el Oviedo en los últimos años. Los visitantes toman aire para alejarse de la zona de abajo de la clasificación y de paso dejaron más tocado a su eterno rival, que ya lleva tres jornadas consecutivas perdiendo.