
JAVIER BARRIO
GIJÓN.
Lunes, 22 de enero 2024, 00:47
Como el niño que rompe la vajilla sin querer, Dani Queipo (Oviedo, 2002) se llevó la mano a la boca después de poner patas arriba el Heliodoro en el minuto 85 del partido. Había abierto los brazos cuando el balón de Juan Otero voló al área. Olfateó y persiguió un mal control de Djuka. Y en tres toques, esquivando un muro de piernas, cambió el ritmo ante Corredera y engatilló a gol desde fuera del área. «La quería colocar ahí, intentaba buscar la zona que tenía más despejada. Si hubiera tirado al otro palo, seguramente habría pegado en alguien, y me salió pegarle ahí», explicaba sonriente.
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Un martillazo para recordar que sigue ahí, perseverante, aunque la estadística dictamine que no jugaba un partido desde el 27 de noviembre. Hacía, exactamente, cincuenta y cuatro días desde sus últimos minutos de competición. Y como curiosidad, en la última victoria del equipo, contra el Eldense, que dio paso a la mala racha de resultados. A Queipo, aunque no se le espere, siempre llega. Los cinco goles que lleva como jugador del primer equipo (tres la pasada temporada y dos esta) han servido para puntuar. Y cuatro de ellos han sido ganadores, decisivos. En total, el pequeño atacante ha dado al Sporting la friolera de once puntos entre el pasado curso y este.
Todos los goles han tenido miga. El primero, contra el Zaragoza, permitió a Ramírez presentarse en Gijón con una victoria en la Liga (1-0). Hoy se cumple un año. El segundo logró doblegar en casa al Tenerife -su 'víctima' preferida- en un partido en el que el Sporting fue muy inferior a su rival (1-0). El tercero, en ese idilio que tiene con Canarias, fue una verdadera obra de arte: una acrobática volea, suspendido en el aire, para honrar a Quini (1-1). Y los dos últimos, ya este curso, descorchando sobre la bocina: un tanto victorioso ante el Burgos (2-1) en el 90+8 y el gol del sábado, en el minuto 85.
Su relativa facilidad para ver puerta recuerda, en cierta medida, a la que ya anunciaba Gaspar en su aterrizaje en el primer equipo. Este año, sin apenas oportunidades y con varios contratiempos (la fractura del brazo en la pretemporada y la lesión en el final de 2023), Queipo, de 21 años, ya tiene el tercer mejor registro goleador del equipo y solo ha disputado 283 minutos, con una única titularidad. Ha marcado tanto como Djuka, por ejemplo, con casi mil minutos menos. «Queipo es un regalo, pero al igual que lo son los chicos de Mareo», subrayó Miguel Ángel Ramírez en la rueda de prensa del Heliodoro. «Hay una competencia brutal en el equipo», se encoge de hombros él cuando le preguntan por su situación. Siempre en positivo. sSiempre sumando.
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