David Gallego, en uno de los despachos de Mareo. ARNALDO GARCÍA

La cuenta pendiente de David Gallego

De vacío en sus dos primeros duelos ante el Oviedo, el entrenador del Sporting ha elevado la verticalidad del juego y cerca la racha de Ziganda

I. ÁLVAREZ

GIJÓN.

Miércoles, 6 de octubre 2021, 04:55

Retoca al Sporting David Gallego (Suria, 1972) a través del molde que forjó en su primera temporada en El Molinón. A ese primer esbozo le ha agregado matices, con un juego más vertical que ha elevado la producción ofensiva para afinar su candidatura a la ... zona privilegiada de la clasificación.

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Por segundo año consecutivo, se plantará en el Carlos Tartiere con el equipo en posiciones de ascenso directo. Embalado de nuevo tras el pistoletazo de salida, regresa al escenario en el que sufrió su primera derrota como entrenador del Sporting con la ambición de invertir la tendencia rojiblanca en los derbis desde que los dos grandes clubes del fútbol asturiano se reencontraron en Segunda en 2017.

El catalán, que se empapó de la rivalidad ciudadana entre Espanyol y Barcelona durante su prolífica etapa en la cantera 'perica', ya se ha empapado de la trascendencia de la cita del sábado. «Es un partido señalado por todo el sportinguismo», afirmó tras concluir el duelo frente al Amorebieta, cuando expresó en Lezama las sensaciones con las que aborda el que será su tercer choque frente al Oviedo. «Tenemos una ilusión tremenda puesta en este derbi. El mejor regalo que podemos hacer a nuestra afición después de la pandemia es hacer un gran partido e intentar conseguir una victoria para agradecer todo lo que sufrieron el año pasado sin poder ver al equipo. Nuestro mayor premio sería ese», argumentó el de Suria, que subrayó que su primer derbi con espectadores en la grada «no tiene nada que ver con lo anterior».

Una pena máxima ejecutada con sutileza por Tejera tiñó de derrota su estreno en el Carlos Tartiere y, en el encuentro de la segunda vuelta en El Molinón, el tempranero tanto de Diegui Johannesson trastocó sus planes poniendo cuesta arriba un choque que ya no pudo allanar. Cercano en el trato con el jugador, con tendencia a la corrección inmediata sobre el césped tras la conclusión del choque, Gallego comenzó en el equipo de su Suria natal su carrera de picapedrero en los banquillos. Tras vivir a los mandos del Espanyol un accidentado bautismo en la élite, condicionado por la preparación atípica debido a la participación en las rondas previas de la Liga Europa, desembarcó en Mareo el pasado año con el currículo sin estrenar en Segunda División.

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En un puñado de meses, le devolvió la sonrisa a un equipo que comenzaba a palidecer después de dos temporadas anclado a la zona templada de la clasificación. Con solo dos refuerzos estivales y el estreno de una hornada de canteranos a la que ha asentado en la categoría de plata del fútbol español, se instaló en posiciones de 'play off' hasta la recta final liguera. Apasionado de los entresijos del juego, ha confesado que disfruta más como entrenador de lo que lo hizo como futbolista. «En su forma de ver el fútbol le gusta generar la ventaja desde el portero y luego ser muy vertical. A través del balón es como le gusta que jueguen sus equipos, pero también insiste mucho en que sus jugadores se sientan cómodos en la fase defensiva», explica David Charcos, que compartió cuerpo técnico con él.

Paseante habitual del 'Muro', en sus primeros meses en Asturias le cautivó Covadonga. Este sábado amenaza el pleno de Ziganda en los derbis para reconquistar el trono regional.

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