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«Estoy contento», resumía en Córdoba un Carlos Dotor que hacía un paréntesis con el gris partido del Sporting para valorar su situación personal. Su entrada en el Arcángel tras el descanso, relevando a Gaspar, tardó un poco en cuajar dentro de un equipo atascado, nervioso de perdedor y precipitado, nada fino con el balón. Pero, cuando lo hizo, el mediocentro madrileño abanderó con su gol el intento de reacción tardía del equipo de Albés, permitiendo rebañar con su gol -otra llegada desde segunda línea marca de la casa- un punto que alivió al Sporting tras un mal encuentro.
Con los 45 minutos que compitió el sábado, el canterano del Madrid, que llegó a Gijón en los últimos días del mercado de invierno, hace apenas un mes y medio, ya supera ligeramente los minutos que disputó con el Oviedo (190 por 189) y, aunque no se ha logrado establecer todavía en el once -solo fue titular ante el Racing-, está teniendo una participación importante. En esos ocho partidos, en los que casi siempre ha tenido el rol de agitador, ha marcado dos goles y una energía distinta.
«Estoy muy a gusto en el club y en la ciudad. Creo que cuando estás a gusto, el fútbol y las cosas bonitas van llegando. Siempre que tenga la oportunidad, voy a entrar y tratar de hacerlo bien. Parece que de momento se está dando», observaba el mediocentro en las últimas horas, confirmado como un valor añadido en muy poco tiempo para el Sporting, con un rol diferente al que tenía en Oviedo, y sin que haya tenido una participación extraordinaria.
De su segundo gol como rojiblanco, tras un estupendo centro de Pablo García, otra de las teclas que tocó un disgustado Albés para reanimar al Sporting, recordaba que «he entrado muy bien, pero el centro me ha venido a la cabeza». También detallaba, con ese punto de partida, que «el balón ha pasado por encima de Jordy (Caicedo) y un defensa, y me la he encontrado».
Por lo demás, Dotor, que está cedido por el Celta hasta el final de la temporada, se mostró contrariado, confesando una sensación «agridulce» por un partido discreto. «Al final queremos ganar siempre y es verdad que en la primera parte ellos estuvieron muy bien y no supimos ajustarnos e ir a la presión, pero creo que en la segunda competimos bastante», defendió. «Hemos competido, ganado muchos duelos y tenido ocasiones incluso para haber metido otro más», apuntó sobre el arreón final que se produjo tras su gol, con el Córdoba asustado.
Con catorce empates, seis consecutivos en las últimas jornadas, el equipo de Albés se confirma, para su disgusto por la ambición con la que partía, como el segundo equipo que más empata de Segunda (el primero es el Málaga). Un ritmo cansino, cucharada a cucharada, que está pesando. «Es difícil porque queremos ganar», manifestaba Dotor, concediendo que la situación es «un poco frustrante porque el equipo compite y no pierde, pero por detalles no consigue cerrar los partidos». «Tenemos que estar más juntos que nunca para intentar dar la vuelta a esto», solicitó, convencido de que «no podemos jugar tensionados porque, al final, es cuando vienen los problemas». Para salir de este bucle, eso sí, vio a «todo el mundo enchufado».
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