Caída en picado del Sporting en un surrealista partido

El Sporting luchará por no perder la categoría. Se acabaron los sueños imposibles de alcanzar el sexto puesto. Este equipo, con Rubén Albés pegándose un tiro en el pie, tan solo opta a no pasar apuros de aquí al final de la presente temporada.

El preparador gallego volvió a experimentar en la línea defensiva con Diego Sánchez en el lateral izquierdo. Sigue sin ver que el canterano baja mucho su rendimiento en el costado zurdo. Además, Pablo García pide a gritos volver al once inicial. Albés parece más perdido que nunca.

El encuentro no comenzó como muchos esperaban. Si el entrenador alzó la voz el viernes para poner las pilas a sus hombres, su discurso no caló. El Sporting parecía seguir anestesiado en una Liga en la que poco a poco se acerca a los puestos de la quema. La mejor noticia para los rojiblancos es que tan solo el Eldense le puede hundir en la quema. El resto están sentenciados.

La actuación arbitral dio mucho de sí. A los veinte minutos el Sporting se quedó con un hombre menos. Róber Pier midió mal y cuando era el último hombre, derribó a Martón. Después de que el VAR llamara a Muresan Muresan, el colegiado anuló la tarjeta amarilla inicial que le había mostrado al central para mandarlo al vestuario.

Albés decidió quitar a Nico Serrano para dar entrada a Pablo García y situar a Diego Sánchez como central junto a Maras. El entrenador del Sporting recibió su primera gran pitada en El Molinón. Su cambio no gustó.

El choque continuó torciéndose para los rojiblancos con un penalti de Maras. Morcillo no falló desde los once metros y adelantó al Albacete justo antes de que llegara el descanso. Un palo muy duro para los hombres de Albés, que llegaron a adelantarse en el marcador con un gol de Caicedo, pero el delantero estaba en posición antirreglamentaria.

En la segunda parte el Sporting dio muestras de querer empatar. Nacho Méndez, que estuvo muy desafortunado, dejó su sitio a Gelabert. El equipo lo intentó, pero sin realizar ningún disparo reseñable entre los tres palos de la portería del Albacete. Mientras tanto, los visitantes esperaban encontrar un contragolpe letal para sentenciar el duelo.

Cuando casi todo parecía perdido, Melendez realizó una entrada muy dura sobre Nacho Martín. El colegiado no lo vio así, pero el VAR le volvió a reclamar en el monitor. El Albacete se quedó en igualdad numérica con la roja a Melendez. Una oportunidad única para que el Sporting se volcara en el ataque.

El único inconveniente fue que cada vez que atacaban los rojiblancos, atrás se creaba un descontrol que Martón no pudo aprovechar por varios fueras de juego consecutivos. Pero Higinio, que lo sustituyó en la recta final del encuentro, sí lo hizo.

En un mano a mano ante Yáñez fue derribado por el guardameta. Penalti y amarilla para el portero, que ya tenía otra tarjeta. El Sporting se quedó con dos hombres menos y con Campuzano de portero. El delantero estuvo muy cerca de detener la pena máxima, pero no pudo evitar la sentencia.

Al igual que sucedió en el derbi asturiano en el Carlos Tartiere, el colegiado detuvo el encuentro por lanzamiento de objetivos. En el primer lanzamiento se anunció por megafonía la prohibición de hacerlo, pero en la celebración del gol de Higinio que puso la puntilla, se volvió a errar desde la grada. El colegiado no tuvo más remedio que cumplir con el protocolo pese al enfado del Sporting y de El Molinón.

El partido terminó en el minuto 115 con ocho minutos de descuento. Se reanudo el partido, pero no pasó nada. Como era de esperar. La derrota escuece y mucho. Y señala a todos, especialmente a Rubén Albés, que volvió a demostrarse perdido en un momento tan delicado.

Suma siete semanas sin ganar con seis empates y una derrota. Y tan solo habrá conseguido dos victorias en los últimos cuatro meses. Números muy preocupantes que le desacreditan por completo como entrenador rojiblanco.

Si el entrenador es el culpable, los jugadores también. Y el Grupo Orlegi vuelve a demostrar su incapacidad para enderezar el rumbo de su proyecto en Gijón. En su tercera temporada en el Sporting volverá a lucha por no perder la categoría. Una situación muy mediocre.

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