El Sporting minimiza los daños

Tuvo las ocasiones el Burgos, no el mazo. Aunque el Sporting, agarrado por la pechera en muchos momentos, no dio una mala medida competitiva en El Plantío, abrasador con el rival esta temporada. Se mantiene a raya el descenso, pero está más cercano hoy que el sábado por la tarde, con el Sporting hambriento de puntos. De victorias. En Burgos se vio un equipo mucho más aplicado que el del bochorno ante el Mirandés. Y muy diferente.

'MAR' confirmó la sacudida en el once nada más meter la cabeza en El Plantío. Pedro Díaz fue el sonoro enganche de un sistema que se apoyó en el reciclado Marsà y el debutante Varane en el once. Buenos compinches en un inédito doble pivote. Arriba coronaba Cristo como delantero, retornando Izquierdoz como pretoriano titular. Más que un capitán. Muy necesario en este dramático guión.

Amarrado por ese 4-2-3-1 de nuevo cuño, el Sporting fue otro en las formas y en el fondo. En las antípodas de los gustos del entrenador canario. Pesó la ardiente situación en la clasificación, con la Ponferradina y el descenso dando las luces en el retrovisor. No se regodeó el Sporting con el balón en su campo, persiguiendo un fútbol más directo con los desplazamientos de Varane. Pero le costó activarse frente a un equipo muy estresante y físico, que salía escopetado por las bandas y buscaba la corpulencia de Mourad. Una pértiga para guerrear con 'Cali'. De gatillo rápido y mucho orden en la trastienda, costaba encontrar un punto de fuga. El Burgos se aculaba muy atrás, casi en defensa de cinco con Elgezabal. Su pieza de ajedrez más estratégica. Un contrincante coral muy áspero. Duro de pelar. Ganador en cada cuerpo a cuerpo. Un martillo pilón, afeado por esa etiqueta de amarrategui, pero con mucho curro incorporado y extras. Había un antes y un después en el Burgos que fue de excursión a El Molinón hace unos meses.

Tanto que antes de los veinte minutos Curro explotó un zurdazo, dentro del área, en el larguero, con Mourad de patrulla, pero sin cazar bien el rechace. Una colleja para despertar en un partido democrático, pero con el Burgos llegando. De ronda constante ante Cuéllar. En pleno desmelene de casa, con El Plantío bravo, pero respondido por una jabata 'Mareona', Curro volvió a forzar el vuelo del meta extremeño para escupir un balón a córner. Encontraban demasiados rincones libres los livianos futbolistas que acompañaban a Mourad, con el Sporting atascado en el despeje, pero Marsà levantando el pescuezo y creciendo en la contienda. Un pelotero de mucho nivel. Le cubría la larga zanca de Varane. Buena presentación.

Tras un Burgos más intimidante, pero sin prosperar más allá de sus dos intentos iniciales, el partido bajó de graduación. El Sporting apretó los dientes y terminó con mejor cara. Dando las luces largas a Caro, aunque no hizo falta la contorsión al portero. Nada exigido, pero sí visitado. El choque volvió de la caseta bastante revolucionado. El Burgos quería castigar en la estrategia y Caro libró a su tropa de una buena en un balón salpicado al que corría, solitario, Cristo. El canario fue revisado en su cometido ya en la primera mitad. Pasó al extremo. Otero, primera línea.

El Sporting pidió una mano en el área del Burgos, pero el VAR se la negó. Seguía apretando arriba, abriendo gas por la banda de Guille, torcido junto a Cristo. El canario siempre fue excesivo en regates, conducciones... Y en la vuelta, el Burgos replicaba con malas pulgas. Curro estuvo a un tris de cantar bingo. Su pateo se marchó al cielo.

Pasada la hora de competición, 'MAR' recuperó a Pedro para el centro del campo y sacó a Queipo. Vestido de mediapunta. Palanca hacia Otero, con el que no había engrase posible. Calero, por su parte, ya había hecho cambios a granel, refrescando todo el frente. El Plantío apretaba de lo lindo cuando Valentín y Jordan salieron. El sistema siguió intacto, pero tuvo más futbolista específico, incorporando a Pol Valentín de extremo y a Jordan, de '10'. Queipo se mudó a la otra banda. No mejoró un mundo el Sporting, pero el partido siguió medido por decimales, con Marsà extraordinario. Pilotando todo.

Cuéllar libró con una manopla al equipo tras un taconazo de Castel empalado por Curro en un final presionante para el Sporting, empotrado en su campo. Valentín sacó un gol en la misma línea, tras un córner, que pudo torcer el morro a los gijoneses, quienes, tres meses después, volvieron a sumar como forasteros. Pero necesitan botines mayores.