«En mi barrio vi muertes delante, el fútbol me dio la oportunidad y no la desperdicié»

-¿Cómo está?

-Muy contento aquí. La gente del club es increíble y la de fuera también. El entrenador en poco tiempo nos ha intentado inculcar muchas cosas y lo importante es que le entendemos. Igual que él llegó a echarnos una mano, nosotros vamos a intentar echarle una, que también la necesita, porque ya son tres derrotas. Es un buen entrenador y creo que como persona también ha buscado la forma de hablar con todos, que eso también nos hace bien.

-¿Cómo ha sido esa primera toma de contacto con el 'coach'?

-Todo lo que nos ayude a salir de esta situación va a ser muy bienvenido. En el fútbol la mentalidad es muy importante y si no la tenemos al cien por cien es bueno que llegue una persona que nos pueda ayudar con eso y, sobre todo, darnos positividad en los momentos en los que vamos perdiendo o los partidos no salen tan bien.

-Es un rol cada vez más común.

-Este club lleva mucho tiempo en una mentalidad que nos ha terminado afectando a todos. Lo más importante es que esa persona o nosotros mismos podamos sacar eso ya de nuestra mente y sobre todo empezar a ganar, que es lo que más necesita.

-En su llegada dijo que había que aspirar al ascenso. ¿Frustra verse tan abajo en la tabla?

-Sí, creo que como profesional siempre pienso y debo pensar en cosas grandes. Cuando viene había un objetivo y lo que me frustra es que la gente espera algo de mí y, por táctica o lo que sea, no he podido tener un partido completo. Creo que la gente me ha cogido aprecio porque en los minutos que tenga siempre trato de poder ayudar de la manera que sea. Los objetivos cambian, ahora se trata de que el equipo no vaya a bajar por nada del mundo. Toquen noventa minutos, cuarenta o diez, hay que estar enfocados todos al máximo. Ni la institución ni el equipo merecen esto, así que vamos a trabajar para que eso no ocurra y el equipo se mantenga en la categoría.

-¿Lo del domingo es ganar o ganar?

-El fútbol tiene una memoria muy corta. Todo lo que nos ha pasado a lo largo de estos partidos tenemos que cambiarlo y la única forma de hacerlo es ganando. He jugado ya muchos partidos, el factor suerte también es importante para un equipo y no nos ha acompañado en absoluto. Ya es hora de que nos llegue o de que hagamos que nos llegue, porque si no no va a haber forma de progresar. Creo que cada semana hemos estado un poco mejor, pero volvemos a encajar un gol en los últimos minutos. Eso es lo más decepcionante. El club ha intentado ayudarnos en lo que ha podido y ahora somos nosotros los que tenemos sacar esto adelante.

-La situación es delicada, pero cuentan con margen.

-Somos conscientes de eso, pero tampoco podemos esperar a que estemos a uno o dos puntos para levantar esto. Tenemos que empezar a ganar partidos como sea, bien sea con un buen fútbol o de otra manera. Con garra e incluso con un pelotazo, pero hay que ganar.

-En sus cambios de equipo había tenido inicios más dulces.

-Creo que es el momento más complicado que me ha tocado vivir, porque al final llegas a un equipo en el que estás solo cuatro meses y te encuentras con una atmósfera que no pensabas, pero así es esto. O salimos ya de esto o vamos a pasar hasta el final de la temporada sufriendo.

-¿La mudanza de Venezuela a Europa da un vuelco a su vida?

-Eso me hizo madurar muchísimo, porque al final me tuve que hacer responsable de mi familia desde muy joven. En Venezuela no pueden ganar un salario con el que puedan vivir bien y esa responsabilidad fue como un salto del 1 al 10. Pero creo que esa madurez me ha ayudado a conseguir todo lo que he logrado. Me fui con 17 años a un país en el que no conocía el idioma sin haber salido nunca de mi casa y estuve solo dos años. Ese sacrificio valió la pena. Ha habido momentos muy buenos y no tan buenos. El peor ha sido aquí por cómo le ha ido al equipo.

-En la República Checa se topa con racismo incluso dentro de su propio vestuario.

-No todas las personas son así. Todavía hablo con un par de jugadores que se portaron muy bien conmigo. pero hay gente que sigue con ese pensamiento racista. Iba a entrenar andando con un frío de locos, pasaban en sus Audis y no te llevaban. No lo recuerdo porque tenga rencor hacia ellos. Igual es la forma en la que los criaron, pero lo vi siempre mal. Así pasé un año y medio. Te querían pisotear, pero si haces las cosas bien al final la vida te premia teniendo mejores cosas que ellos.

-¿Esa fortaleza ante la adversidad la forjó desde niño?

-Vengo de un barrio en el que vi muertes delante de mí. Y cuando el fútbol me dio la oportunidad no la desperdicié, porque si no encuentras un sustento para vivir puedes caer en algo indebido. Me tocó pasar cosas difíciles y llevar golpes para lograr cosas como ser significativo para la selección de mi país o marcarle a Brasil, donde están varios de los mejores. Todos esos sacrificios valieron la pena. Por eso en este club voy a intentar ayudar al cien por cien. Ojalá sea desde dentro, guerreando en cada partido.

-¿Tiene amigos de infancia que cayeron en ese mal camino?

-Hace año y medio mataron a mi mejor amigo del barrio, con el que estudié y pasé muchos años. Agarró esa vida, que yo mismo pude haber tenido. Tenía 22 años y ya no está en el mundo porque eligió ese camino indebido. Se agarró a esa vida y ya no está. Por eso, aunque estemos en un mal momento, valoro poder irte a dormir tranquilo, tener un 'carro', una casa o que tu familia esté bien, que es lo más importante.

-Ese peligro estuvo a punto de llevarse por delante a su padre.

-En una 'balacera' que hubo en el barrio la bala le cayó al lado, pero por suerte no le dio. Mi padre es el motor de mi vida al 50%, igual que mi mamá. No quisiera que les pasara nada, así que lo primero que hice cuando pude tener un poco de dinero en Eslovaquia es comprarle una casa a mi mamá y que pudiese salir del barrio. Gracias a Dios nos cambió la vida, pero el comienzo no fue así.

-¿Al debutar tan joven ya vio que podía cumplir ese deseo?

-Sí y no. Jugaba en Primera División, pero seguía viviendo en el barrio. Un día estaba en un hotel de cinco estrellas con el equipo de la ciudad, pero a la mañana siguiente te levantabas con el mundo del 'malandreo' (la delincuencia), las pistolas y el mal ambiente. Siempre tuve el apoyo de mis hermanas, de mi hermano y de mis papás. Han sido el motor más importante. Son personas que lo dan todo por mí. Si llevo dos días sin hablar con ellos ya quieren llorar, me extrañan.

-El Sporting tiene una opción de compra. ¿Cómo ve su futuro?

-He estado en estadios muy grandes, en clubes importantes en Eslovaquia y en Ucrania, pero es imposible que digas que no quieres estar en uno como este. Tanto por temas futbolísticos como por el ambiente y cómo te tratan las personas, creo que no podría decir que no. Al final para poder adquirirme hay que gastar un dinero muy importante. Hay que ver qué planes tiene el presidente para la temporada que viene, pero si hay la oportunidad de quedarme aquí no la descarto.

-En Kiev era compañero de Carlitos de Pena. ¿Le comentó la rivalidad Sporting-Oviedo?

-Es muy buena persona y cuando hablé con él me explicó cómo funcionan las cosas aquí. En todos los países los derbis son para ganarlos. Cuando sea con el Oviedo, toca ganarlos sí o sí. En Eslovaquia nuestro 'clásico' era con el Trnava y era de locos el ambiente. Tuve la suerte de marcar. En esos partidos tan emocionantes hay que sacar la casta y ganarlos como ha de lugar. Creo que la gente se acuerda más de las victorias que de que hayas perdido cinco partidos.