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EDUARDO ALONSO
GIJÓN.
Lunes, 20 de junio 2022, 03:59
Algo mágico se respira con esos álbumes de cromos que retratan a los mejores profesionales del balompié. Muchos futbolistas, pero también algún entrenador que otro, no se sintieron tal hasta que se vieron en ellos, hasta que supieron que era moneda de cambio entre los ... escolares en los recreos de los colegios. A este último colectivo, el de los técnicos, que mide sus vida en campañas y partidos en vez de en años y días, estas últimas semanas, desde que la temporada regular apagó sus focos, han sido un período de muchas dudas, de mudanzas, de cambios, de despegues y aterrizajes, de horas pegados al teléfono y así hasta poner nombre a los banquillos de los veintidós equipos que integran la Segunda División.
Como siempre por estas fechas -ligeramente adelantadas en el calendario de este 2022 por la ocurrente idea de elegir como escenario de un Mundial de fútbol un 'infierno' como el de Catar-, el mercado de fichajes de futbolistas tiene a todos en vilo. Un constante e incesante cúmulo de rumores sobre posibles incorporaciones, idas y venidas. El Sporting, como muchos otros clubes de la categoría, parece no tener prisa y, por el momento, las novedades van despacio a la espera de que se concrete la venta del club. Pero, para comenzar con buen pie, nada mejor que arrancar por la base del proyecto: el entrenador, cargo en el que la soga, en uno u otro momento, aprieta siempre.
Abelardo, que ha apostado por un estilo propio -intensidad, nervio, velocidad y pasión por unos colores- más reconocible por El Molinón que los anteriores-, llegó en medio de la mayor crisis deportiva de la historia del club y con un puñado de partidos, cuatro, tremendamente trascendentes por jugar. Y lo hizo como un bálsamo para el Sporting. Primero, para evitar un descenso inédito y vergonzoso en la historia de la entidad rojiblanca y, segundo, para recuperar que la filosofía del club es Mareo.
El club rojiblanco, de hecho, es uno de trece clubes que jugarán la próxima temporada en la segunda categoría del fútbol nacional que o nunca tuvieron ninguna duda sobre qué entrenador se ocupará de sacar rendimiento a sus plantillas, porque dieron continuidad a sus actuales inquilinos, como el Eibar, Las Palmas, Cartagena, Burgos, Mirandés, Málaga, Granada y Andorra, o que agilizaron el proceso de elección, como fueron los casos del Zaragoza, Leganés, Ibiza y Alavés. El resto descubrieron los interrogantes que les rodeaban esta misma semana a contra reloj: Ponferradina, Huesca, Lugo, Levante y Racing.
La excepción la puso el Real Oviedo, que no se movió hasta confiar públicamente la responsabilidad del diseño de la plantilla al nuevo director deportivo, Tito Blanco, aunque su propuesta, Julio Velázquez, no recibió el respaldo esperado por este desde México. El nuevo técnico del conjunto azul, que sí tiene el visto bueno de Arturo Elías y que ya contaba con el apoyo de la mayoría del club, es Jon Pérez 'Bolo'.
Pendientes quedaban aquellos banquillos de los conjuntos que aún se encontraban inmersos en el 'play off' de ascenso a Primera: Tenerife y el Girona. Resuelta ayer la eliminatoria con el ascenso del club catalán a la Liga de las estrellas, Míchel seguirá como responsable en Primera, al igual que hará su homólogo del Tenerife, Ramis, pero en su caso en Segunda.
Por la misma razón dilataron sus decisiones aquellos clubes inmersos en la pugna por un billete para la segunda categoría del fútbol nacional. El triunfo del Villarreal mantendrá en su asiento a Miguel Álvarez. No es el mismo caso que el Albacete. De forma sorprendente, Rubén de la Barrera y el club manchego han separado sus caminos a la semana de certificar el ascenso. El nombre de Álvaro Cervera está sobre la mesa para el nuevo proyecto del Albacete que, a día de hoy, es el único conjunto de Segunda sin inquilino definido en el banquillo.
¿Qué futuro les espera a todos estos clubes? Solo sus pilares tienen la respuesta a esta pregunta. E, incluso, ni ellos. Además de Abelardo, otros once entrenadores no cambiarán este año, al menos de inicio, su lugar de residencia y otros diez aún vacían las cajas de las mudanzas en sus nuevos destinos. Abelardo (Sporting), Eder Sarabia (Andorra), Julián Calero (Burgos), Luis Carrión (Cartagena), Gaizka Garitano (Eibar), Ramis (Tenerife), Karanka (Granada), García Pimienta (Las Palmas), Pablo Guede (Málaga), Miguel Etxeberría (Mirandés), Guillermo Fernández (Racing) y Miguel Álvarez (Villarreal B) no se desplazarán. Y los otros nueve, a la espera del Albacete, recién acaban de abrir sus maletas: Carcedo (Zaragoza), Idiakez (Leganés), Javier Baraja (Ibiza), Luis García (Alavés), Eder Sarabia (Andorra), José Gomes (Ponferradina), Ziganda (Huesca), Hernán Pérez (Lugo) y Mehdi Nafti (Levante).
En épocas de tormentas, de rachas endiabladas, siempre ha sido más fácil aplicar aquello de 'mejor echar a uno que a doce'. Que las cosas se iban a poner complicadas ya lo sabían muchos mediada la temporada pasada. David Gallego y José Luis Martí (Sporting), José Alberto López y Natxo González (Málaga), Íñigo Vélez (Amorebieta), José Luis Oltra y Sergio Pellicer (Fuenlabrada), Lolo Escobar (Mirandés), Pepe Mel (Las Palmas), Juan Carlos Carcedo (Ibiza), Juan Antonio Anquela y Jorge Romero (Alcorcón), Asier Garitano (Leganés) e Ignacio Hambres (Huesca) no vivieron el final de la pasada temporada en sus cargos.
Todos ellos acomodaron su oreja sobre las vías del tren y detectaron, pero sin fortuna y sin una pócima mágica, el problema desbocado que se les venía encima. Y perdieron sus trabajos. Y eso que muchos se preguntan si tiene algún sentido cambiar de entrenador cuando las cosas van mal.
Tres economistas de la Universidad de Tilburg, en Holanda, analizaron 15 años de la Premier (entre 2001 y 2015) y su conclusión fue que, en conjunto, nada cambia. Pero los propietarios de los clubes prefieren actuar porque, si no tocan nada y la cosa acaba mal, se llevarán ellos la culpa; si intervienen y todo mejora, se ponen una medalla, y, si echan al entrenador y el equipo no remonta, al menos ellos han intentado hacer algo.
En cualquier caso, aunque parece que falta mucho para que arranque el próximo curso, las apariencias engañan. La temporada que viene ya ha dado el pistoletazo de salida. Pero la actual categoría de plata vive un momento de parada inusual al menos en lo que a los banquillos se refiere, una vez los veintidós equipos que jugarán el año que viene en Segunda ya tienen entrenador.
El Real Oviedo fue uno de los últimos clubes en despejar su futuro. La semana anterior se despertó con la marcha de José Ángel Ziganda, cuyo camino desembocó en Huesca. Sin aún una oferta de renovación sobre la mesa, el técnico navarro se cansó de esperar y dijo 'basta'. El club azul, al que se ha incorporado ya su nuevo director deportivo, Tito Blanco, intensificó su búsqueda, que desembocó en Jon Pérez 'Bolo', una vez desengrasados los trámites con México. El vizcaíno dejó su asiento en la Ponferradina a José Gomes, que cuenta con la experiencia de su paso por el Almería.
La ficha de dominó también se cayó en el Lugo. Paciente, el club lucense estudió cada una de las opciones que había sobre la mesa. Se habló del gijonés José Alberto López, Pedro Munitis e, incluso, Íñigo Vélez, pero 'pescó' a otro asturiano, Hernán Pérez, exentrenador del Real Madrid Juvenil.
En Ibiza, Paco Jémez, pese a sus estupendos números para tratarse de un recién ascendido (se incorporó en el mercado de invierno), dejó libre el banquillo. Y Jon Pérez 'Bolo' abandonó su responsabilidad en la Ponferradina para sumarse al proyecto oviedista. Y el Huesca se decantó, precisamente, por el ex del Oviedo, José Ángel Ziganda.
Guede, por su parte, al igual que García Pimienta, recibió la garantía del 100% de que continuará en el banquillo del Málaga y de Las Palmas, respectivamente. Y el Eibar, sorprendentemente, renovó su confianza en Gaizka Garitano, pese al duro y triste esprint final, en el que se dejó por el camino, primero, el ascenso directo y, posteriormente, la repesca.
Las destituciones se producen a causa de la irregularidad, la mala imagen y, sobre todo, sus pésimos resultados. El Levante, recién descendido, sacó a la luz su cartel de 'se busca entrenador' y se decantó por Mehdi Nafti para darle las riendas del equipo. El Granada, víctima del traspié que le ha llevado a la división de plata, mantiene también a Aitor Karanka.
Por contra, los cuatro ascendidos a Segunda demostraron su agradecimientos a los técnicos que le llevaron a la categoría con la renovación de sus contratos. El Andorra sigue encomendado una temporada más a Eder Sarabia, al igual que el Racing de Santander, que, como el resto de clubes de la categoría, busca un proyecto, una estabilidad y sobre todo confianza en su trabajo. Y, para ello, confiará de nuevo en Guillermo Fernández Romo, al igual que el Villarreal B con Miguel Álvarez.
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