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Rafael Biempica, en una imagen reciente. J. B.
Se apagó la llama del legendario Biempica

Se apagó la llama del legendario Biempica

El mítico exfutbolista del Sporting, fallecido a los 82 años, fue un referente en los años 50 y 60, con un episodio internacional y un traspaso al Oviedo

MANUEL ROSETY

GIJÓN.

Domingo, 22 de marzo 2020, 01:25

Muchas lágrimas se vertieron ayer en el mundo del fútbol asturiano. Muchos gestos de respeto y de adiós hacia Rafael Biempica porque el Sporting perdió con su fallecimiento a uno de sus históricos. Una persona entrañable y querida que marcó una trayectoria en el club rojiblanco.

Rafael Biempica Álvarez nació en Gijón el dos de mayo de 1937. Se incorporó al Sporting con catorce años, tras dar sus primeras patadas en el Planeta y en el Atlántic. En el Juvenil del club rojiblanco compartió vestuario con José Fernández, expresidente y principal accionista, y con Manuel Vega-Arango, entre otros.

Amadeo Sánchez lo hizo debutar con 18 años. Fue en la primera jornada de la campaña 1955-1956. Ante el Indauchu. Una semana después, en Baracaldo, Biempica marcó su primer gol. En sus inicios formó en la izquierda del ataque rojiblanco con Sánchez. Desde entonces y hasta el verano de 1964, cuando fue traspasado al Oviedo, disputó 210 partidos ligueros con la elástica gijonesa, en los que marcó 55 goles, más otros veinte de Copa, en los que anotó cinco tantos.

Se fue al Oviedo por un «traspaso de favor», según dijo a EL COMERCIO en una entrevista publicada el uno de marzo de 1993. Desveló entonces que se lo había pedido el presidente Víctor Manuel Felgueroso porque la operación permitía al Sporting cobrar 4.800 euros y solucionar una situación económica complicada.

Tras dos campañas en el conjunto azul, Biempica pasó un año en blanco al difuminarse la posibilidad de ir con Puskas al Toronto por una jugarreta de un intermediario. Después estuvo en el Atlético Baleares y acabó su vida deportiva en el Praviano.

En su etapa el Sporting, Biempica vivió momentos estelares. En su segundo año fue uno de los jugadores importantes del ascenso de 1957 y uno de los pilares del 'matagigantes' que vapuleó al Real Madrid, con un gol suyo y otros dos de Sánchez. Su trayectoria hizo que el técnico Manolo Meana lo citase a la Selección Española B, con la que intervino en dos partidos: frente a Portugal, y en Madrid, y contra Italia, en la que sería la primera Selección Sub 21, en 1959, que inicialmente se denominó Selección Promesas. También fue protagonista en el Torneo de Palma (1961) y en la promoción contra el Espanyol (1964).

Como futbolista se distinguió por su potente disparo. Se decía que tenía un cañón en sus botas. En el aspecto personal siempre fue una persona carismática y muy querida, con una relación exquisita, cordial y bromista con sus compañeros de la época.

También fue protagonista de la 'Peña Los 5', dedicada también a Alonso, Montes, Pocholo y Novoa, con quienes creció en El Llano y con los que coincidió desde su etapa en el Atlántic, antes de llegar al Sporting. En 2009 fue distinguido por la Asociación de Veteranos con la insignia de oro.

Joaquín Alonso, representante institucional y presidente de los Veteranos, expresó ayer su duelo: «Se nos fue un jugador importante, una gran persona y un gran amigo». Y envió el pésame a través de las redes sociales del club «al no poder asistir por las circunstancias».

Su saga continuó en el Sporting con su hijo Rubén, preparador físico en diversas categorías y en el primer equipo.

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