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MANUEL ROSETY
Sábado, 21 de mayo 2022, 01:00
Uno de los jugadores extranjeros con mejores características de técnica y dominio del juego ofensivo que pasaron por el Sporting fue el centrocampista Georgie Iordanov ( ... Plovdiv, Bulgaria, 1963).
Los técnicos del Sporting hicieron un seguimiento de Iordanov en los meses previos a su fichaje por medio de vídeos de partidos, en los que se apreciaron las virtudes de un organizador extraordinario, ágil en la distribución del juego, con visión en las llegadas al área y un destacado cambio de ritmo.
Cuando surgió la posibilidad de ficharlo ya había acabado la competición liguera de su país, aunque Bulgaria no se clasificó para jugar el mundial de Italia en 1990. Por lo que no se le pudo ver en directo. La propuesta de la directiva tuvo una respuesta positiva por parte de los técnicos. Por lo visto en vídeo, el jugador búlgaro agradó al entrenador García Cuervo, así como a algunos técnicos ajenos al club, pero del entorno de la directiva, que a veces influían más, pese a que no tenían ninguna responsabilidad en la entidad. Fue una época extraña, con un estilo de mandato en el que se apreciaba que tanto el presidente como sus compañeros de junta tenían pocos conocimientos del funcionamiento de un club de fútbol. Eran meros aficionados, pero con poder de decisión.
El fichaje de Iordanov se cerró en la primera quincena de julio, con una inversión de unos 420.000 euros (70 millones de las pesetas). La operación estaba tan encauzada que el búlgaro ya no regresó a su país. Se incorporó a los entrenamientos el primer día. En sus primeras semanas en Gijón protagonizó una anécdota gastronómica. Al búlgaro le extrañaba que en un supermercado se podía adquirir toda la mercancía disponible. En su país no había esa posibilidad. Con una insólita mezcla que ingirió de productos en conserva sufrió una gastroenteritis que lo tuvo fuera del trabajo dos días, tras necesitar asistencia médica y la correspondiente medicación.
Iordanov demostró desde el primer momento unas notables cualidades técnicas, con unas destacadas ideas ofensivas. El problema del búlgaro era su falta de compromiso con el fútbol defensivo. Se inhibía cuando el rival tenía el balón. Además, tenía un carácter especial.
Su presentación con el Sporting fue en el trofeo Costa Verde, contra el Sporting de Portugal, en el regreso de Fernando Gomes a El Molinón, lo que sumó a la expectación del debut del búlgaro. Contra los lusitanos se dejó notar. Exponía más en casa que fuera. Cinco días después, en la tercera edición del Trofeo Principado, en Oviedo, enseñó su escasa implicación, junto con Nilsson. Ambos jugadores mostraron un desequilibrio defensivo que influyó en el rendimiento del equipo. Fue una de las notas predominantes de su estancia en Gijón.
Iordanov había llegado con una aureola de jugador internacional. En el Mundial de México, en 1986, había enseñado su estilo ágil, con un buen toque para organizar el juego. En total tuvo 40 participaciones con Bulgaria, algunas en su etapa rojiblanca.
Con García Cuervo fue un jugador que tuvo una participación frecuente en el Sporting, pero su indisciplina táctica en el aspecto defensivo costó algún disgusto. Con Ciriaco Cano y el holandés Bert Jacobs siguió en la misma línea. Al final de su tercer año en Gijón buscó un acuerdo para su salida, que tuvo cierta polémica.
Después de tres años con altibajos en el Sporting se fue al desaparecido Atlético Marbella, en Segunda División, tras ser desestimado por el Oviedo en una prueba. A sus 29 años no encontró un destino de más nivel, como deseaba. Era un futbolista dinámico, pero jugaba a su aire. En algunas épocas le influyeron determinados problemas extradeportivos, de tipo familiar.
Tras dejar el fútbol español estuvo en el CSKA de Sofía, con el que ganó una Liga y dos veces la Copa de Bulgaria, el Spartak de Pleven y el Chernomorets Burgas, donde colgó las botas a los 38 años.
En Gijón dejó una buena impresión por su estilo ofensivo, pero su anarquía táctica, su irregularidad y su aire indisciplinado le cortaron una carrera que podía haber sido brillante. En tres temporadas en el Sporting jugó 96 partidos oficiales y anotó ocho goles.
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