La alcaldesa ve en la compra «un revulsivo que puede situarnos en el camino a Primera División»

La consejera de Cultura, Berta Piñán, deseó ayer al Sporting en nombre del Gobierno asturiano «la mejor suerte en esta nueva etapa que se abre». El Ejecutivo confía en que «el nuevo proyecto resulte ilusionante para toda la afición, para la ciudad y para Asturias». Y espera que «coseche los éxitos deportivos que una institución con el arraigo y la trayectoria del club gijonés merece, culminando con su ascenso a Primera División».

La alcaldesa de Gijón, Ana González, se mostraba mientras convencida de que la compra es «una buena noticia para el Sporting y la ciudad», dada la experiencia del grupo mexicano «en gestión de equipos de fútbol y otros deportes», gracias a la que «ha conseguido siempre sacarlos adelante y mejorar sus resultados». Todo ello combinado «con un interesante programa social». Tras su encuentro con los responsables del grupo, la regidora cree que la operación «es un revulsivo para la situación que estaba viviendo el equipo y puede situarnos claramente en el camino a Primera División, que es donde queremos y debemos estar».

La propia González pedía hace unos días «que todos entiendan que el Sporting es de Gijón», que «hace Gijón», y en esa línea se pronunciaron ayer la mayor parte de los grupos del Ayuntamiento. El portavoz de Ciudadanos, José Carlos Fernández Sarasola, señalaba que «lo importante es que cosechen muchos éxitos deportivos, que esto sirva para abrir una nueva etapa, tal y como demandaba la afición, que genere ilusión». Consciente de que «las decisiones de una entidad privada hay que respetarlas», y también de que «hacía falta un cambio», da la bienvenida al grupo mexicano: «Siendo el Sporting un emblema de Gijón, espero que esto sea para bien y sirva para que el año que viene subamos a Primera».

Hubo varias llamadas a la prudencia. Es el caso de Jesús Martínez Salvador, de Foro, que si bien asumía que un cambio de propiedad y de gestión era el modo más fácil de revertir la deriva que había tomado el club, con una evolución deportiva innegablemente negativa en los últimos tiempos, también ponía el foco sobre «las importantes carencias de información» sobre el proyecto deportivo y la propia operación económica llevada a cabo: «Esperamos que este grupo devuelva al Sporting al lugar que le corresponde, pero no podemos dar por hecho que vaya a ser así». En ese sentido, recordó que «el Ayuntamiento siempre ha estado al lado del Sporting, echándole una mano cuando ha hecho falta, y los impuestos de todos los gijoneses permitieron su supervivencia, por lo que la transparencia en este momento es de vital importancia».

Más crítica aún, la portavoz de Podemos-Equo Xixón, Laura Tuero, aseveró que «operaciones como esta son reflejo de la mercantilización del fútbol, que no permite la participación de la masa social en entidades deportivas que son mucho más». Y, precisamente por eso, pidió a los nuevos gestores «que cuiden al Sporting y lo eleven a los mayores éxitos deportivos».

«El Sporting es uno de los emblemas de Gijón y por eso confiamos en que con la compra se mantengan la esencia y los valores del club», deseó la portavoz del PP, Ángela Pumariega, quien además pidió «que se potencie la cantera de Mareo». Una opinión muy similar a la del edil no adscrito Aberto López-Asenjo, quien pidió a los nuevos dueños que «velen por que el Sporting siga siendo seña de identidad de Gijón», que «no usen el sporting como plataforma para desarrollar otras iniciativas» y que den prioridad a la cantera.

Desde Vox, Eladio de la Concha, concede que el Sporting es patrimonio privado, «pero también, de alguna manera, es patrimonio de Gijón». Un patrimonio «por el que el Ayuntamiento debe velar».

Lo resumía Ana Castaño, coordinadora local de IU: «De la nueva directiva esperamos que esté a la altura de su afición y de su ciudad. Que sea consciente de que el club tiene dueños, pero también forma parte del patrimonio de los gijoneses». Y estos, concluyó, esperan un refuerzo del fútbol base y una política de tolerancia cero con la violencia.