Despedida de la afición del Sporting al equipo.

Despedida en llamas al Sporting antes de su final

Medio millar de aficionados dicen adiós al equipo en Mareo antes del partido de Elda entre gritos de «¡sí se puede, sí se puede!»

Javier Barrio

Gijón

Sábado, 1 de junio 2024, 18:36

Centenares de sportinguistas se citaron esta tarde en Mareo para despedir al Sporting, que ya ponía rumbo al aeropuerto en autocar y, después, a Alicante. Pasadas las 18 horas, el autocar rojiblanco salía por la puerta de la instalación entre un enorme pasillo humano, con bengalas y cánticos apasionados: «¡Que sí j... que vamos a ascender!».

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La iniciativa de la Grada de Animación reunió a distintas generaciones de aficionados, cerca de medio millar, que desde las 17 horas ya colapsaban con sus vehículos el Camín de Mareo a Granda, el exterior de Mareo.

Los jugadores fueron llegando uno a uno a la instalación, dirigiéndose al vestuario, pero atendiendo antes las peticiones de fotos y autógrafos, además de recibir palabras de aliento ante la final de mañana en Elda. «Nos va a salir bien», se escuchaba. «Tenemos el 'play off' asegurado», afirmaba un veterano seguidor con optimismo.

Llegaba Cote, Guille, más tarde Mario... Fue una despedida que se convirtió en una fiesta. Un aficionado reclamaba la camiseta de Bamba, que aún no había llegado. El vehículo de Yáñez entraba en escena entre aplausos. Y el de Gaspar, ovacionado, y Pablo. «Gracias a todos», saludaba Mario. «¡Vamos a subir, vamos a subir!», se repetía. «¡Uruguayo, uruguayo!», se escuchó a la llegada de Zarfino, justo antes de Campuzano, el héroe del partido contra el Eibar. «Tienes que meter otro mañana, pero antes, no nos hagas sufrir tanto», solicitaba con humor un incondicional.

«¡Míster, a por ellos!», se le pidió a Ramírez. Otero e Insua llegaban juntos. Villalba, en solitario. Djuka entró a pie, escuchando su cántico. Nacho Méndez, Rivera, Pascanu y Nacho Martín aparecieron después. David Guerra también escuchó varios: «¡Presidente, presidente!». Siguieron llegando: Róber Pier, Bloch, Bamba, que tuvo un gesto cómplice con una simpática llegada, y Hassan, el último, que ya se subió al autocar sobre la bocina.

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David Guerra salió de nuevo al aparcamiento para agradecer el apoyo. «Muchas gracias por venir a todos, de verdad», agradeció, respondido por un grito unánime: «¡Sí se puede, sí se puede, sí se puede!». Y un más ardiente: «¡Que sí j... que vamos a ascender!».

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