Manifestantes contra la abolición de la prostitución, en Madrid. Óscar Chamorro

Voces de la prostitución en España

Hablan una trabajadora sexual, la dueña de un club y una «intermediaria», que defienden sus roles dentro de una industria acusada de violenta y de explotar el cuerpo de las mujeres

Miércoles, 22 de junio 2022, 19:33

En la primera manifestación organizada de prostitutas en España, que salieron a la calle para protestar contra la ley abolicionista de la mano de una recién creada Plataforma de Personas Afectadas por la Abolición, se escucharon voces desde distintas perspectivas de esta industria, acusada por ... las abolicionistas -algunas de las cuales se definen como víctimas y supervivientes por haber sido prostituidas- de explotar el cuerpo de las mujeres. Las mujeres que se dedican a la prostitución han tardado en hacerse escuchar y más aún en formar parte de una organización. No hay asociación, en realidad, tras la protesta. «hemos hecho una plataforma, hace unos días», explica Susana Pastor, portavoz de los convocantes que piden la adscripción de «todos» los que estén «a favor de la libertad y contra la abolición» y «a favor de la lucha contra la trata y contra cualquier tipo de violencia».

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En la calle Ferraz de Madrid, frente a la sede del PSOE, donde sucede la concentración en horas de la mañana, hablan las prostitutas y las que la rodean:

Prostituta de piso

Hace 20 años Pilar llegó a España desde Ecuador y la mitad de ese tiempo se ha dedicado a la prostitución, en un piso que alquila entre «varias compañeras, en Madrid. Cada una paga un porcentaje y cada una tiene sus clientes». Asegura ganar entre 2.000 y 3.000 euros al mes, con jornadas y horarios que ella decide. «Yo, de día. Cada una es libre. No me obliga nadie, me obligaron las circunstancias. Aquí los trabajos son poco remunerados y con éste he sacado adelante a mi hija, que es profesional. Es enfermera».

Dueña de puticlub

Su padre levantó un local de carretera hace 40 años, cerca de Granollers, y Eva y sus hermanos se encargaron de distintas funciones. Ella, en la caja. En el local, llamado Km. Oro, hay ahora unas 30 mujeres que ejercen la prostitución, de todas las edades a partir de los 18, calcula Eva: «No hay necesidad de tener menores ni sin papeles porque hay miles de mujeres». «Llegan llamando por teléfono. ¿Puedo trabajar allí? Cobramos la habitación y tenemos mucha higiene. Ellas piden lo que quieran pedir. Si hablamos de porcentajes nos llaman proxenetas. No viven allí, tienen sus pisos». Dice Eva que los empresarios quieren que la prostitución se «regularice». «Con la pandemia esas chicas no tuvieron ni siquiera el paro. Hay mujeres de 50 años en el club, que tienen 20 allí. ¿De qué van a vivir cuando se jubilen? Y nosotros siempre con miedo».

Intermediaria

Berta dice que tiene «la misión de llegar a un acuerdo entre las mujeres y los empresarios. No somos lobby de los proxenetas pero sí parte de un 'staff' y algo sindicalista. Hay que regular la visibilidad legal, pero estamos rodeados de prejuicios. En el sector hemos hecho nuestra propia legislación laboral, para protegernos de las mafias y los abusos. ¿Trata? Claro que hay, pero no los que dice la industria del rescate, que no dan datos reales. El 90% trabaja libremente. Cuando se conoce un caso, somos los primeros que llamamos a la policía».

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