Las personas que duermen en la calle muestran su inquietud ante la crisis sanitaria. FOTOS: DAMIÁN ARIENZA

Coronavirus | «Vivimos en la calle, sin casa en la que quedarnos»

El Albergue Covadonga habilitará habitaciones de aislamiento y la Cocina Económica dará las comidas en táper al no poder abrir el comedor

LUCÍA R. LORENZO

GIJÓN.

Lunes, 16 de marzo 2020, 02:40

«Vivimos en la calle, nosotros no tenemos casa en la que quedarnos, esto es mucho peor». La sentencia es inequívoca y la pronuncia una de las personas que estos días no tienen donde refugiarse del coronavirus porque viven en plazas, portales y parques. ... Su estado de alarma es otro y muchos confesaban ayer que se sienten «desprotegidos». Tienen miedo y además no cuentan con la información de la que sí dispone el resto de la sociedad. Jose Pallas y Lorenzo Pérez son dos de esas personas. Ellos continúan acudiendo a la Cocina Económica para comer: «Llevo sobre veinticinco días durmiendo aquí», revela Lorenzo en las inmediaciones de Begoña. Su compañero se encuentra en las mismas condiciones desde hace un año.

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La Asociación Gijonesa de Caridad mantendrá el servicio en un momento marcado por esta crisis sanitaria. Pero con cambios: a partir de hoy lunes adopta como nueva medida la entrega de la comida y la cena en táperes, para que los usuarios no coman en el comedor y evitar así la reunión de personas que permita el contagio del virus. Marisela Cueto Rodríguez explicó que, a su llegada, están obligados a «ir al servicio a lavar las manos y usar el líquido desinfectante» antes de entrar.

Servir la comida en estos envases ha supuesto un «incremento en el gasto» para la entidad benéfica, que ahora entregará «cuatro tápers a cada persona por día, en el que incluirá un primer y segundo plato para la comida, y un picnic para la cena». También hoy «Emulsa limpiará el comedor y los baños», indicó. Cueto Rodríguez se mostró preocupada porque «hay personas que están 24 horas en la calle, algunas tienen una salud muy precaria. También por las restricciones de acceso, ya que algunos iban antes a la biblioteca y ya no pueden». No es extraña su alarma, porque finalmente lo que harán será mandarles a la calle con su comida, y habrá algunos que acudan con ella a pensiones o al albergue de transeúntes y otros que coman al raso. «La Fundación de Servicios Sociales ya tiene conocimiento», explica la directora.

El «yo me quedo en casa» que ha hecho furor en las redes no tiene razón de ser cuando no hay hogar. Y en el Albergue Covadonga lo saben bien. Su directora, Cristina Avella, lo tiene claro: «Hay personas que si no van a la Cocina Económica no tienen qué comer y si no vienen aquí, no tienen donde dormir. Estamos pensando en proteger a los usuarios, a nosotros mismos y dar un buen servicio», expresó Avella.

En la actualidad en este equipaamiento social se encuentran 23 personas trabajando. «Tenemos que replantearnos reorganizar los servicios que tenemos, y ver cómo reestructurarnos, vamos con el día a día», indicó. Entre las medidas adoptadas por parte del albergue se encuentra la limitación del aforo a 30 personas en el centro de día «por tema de higiene», así como el acotamiento de los servicios.

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En el centro nocturno, señala Avella, hay 16 personas; en el albergue hay entre siete u ocho niños y la media de edad de los ciudadanos que acuden ronda los 45 años. «No hay nuevas altas, y ahora se prorroga la estancia de los que ya estaban», anuncia. Y destaca que «la gente tiene que estar atendida, hay que pensar en qué servicios asisten a estas personas». Como medidas de prevención, el albergue dispone de jabón, mascarillas y desinfectante de manos.

En este espacio han habilitado además «cuatro habitaciones para aislamiento». A partir de mañana comenzarán a dar las comidas en táperes para que «en el comedor haya menos contacto», anunció la directora. En este espacio, los usuarios también tienen la opción de salir al patio para comer.

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