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M. F. ANTUÑA
GIJÓN.
Domingo, 1 de julio 2018, 03:35
Es más de Keith Richards que de Mick Jagger, necesita mar tres días por semana y montaña, mínimo dos; le gusta viajar, tiene el Polo Norte agendado para octubre y Jerusalén e Irán en el capítulo de viajes pendientes. Miguel Rodríguez Acebedo (1955), el ... hombre que trajo a los Rolling a Gijón, el responsable de la programación musical del Jardín Botánico, el tipo que pocos veranos desde los felices ochenta se libró de currar a lo loco (en el Teatro Jovellanos, la plaza de toros, el Palacio de Deportes, Las Mestas...) no le hace ascos ni al gin tonic ni a la cerveza ni al vino ni a la sidra ni al orujo ni mucho menos a un buen plan. A Miguel le gusta vivir. Y no se cansa.
-Hubo veranos espectáculares de muchísimo trabajo, como el de los Rolling.
-Pues hubo uno en 2004 que no trabajé y marché de vacaciones, y lo recuerdo porque eso nunca fue lo habitual.
-Vacaciones en León quince días, y el resto con los amigos, en el barrio de El Coto y en La Arena. Playa, río Piles, el prao de los Soldados... Y en Santander también. Eran familiares, de amigos, de salir, de disfrutar de las vacaciones en contacto con la gente. Como eran antes.
-Resultaba difícil. Desde 1980 estuve en Festejos. Eso exigía dedicación total y absoluta. Veranos muy intensos, inolvidables, guapos, duros cuando los estás viviendo y enriquecedores cuando te das cuenta de lo que hiciste. No estuvo mal, no. No todo el mundo tuvo oportunidad de conocer a tanta gente.
-Gente que te despierta admiración y tienes relación, como Víctor Manuel, Serrat, Stephane Grappelli, Joaquín Sabina, que ha tenido en Gijón episodios terribles y maravillosos. También hice amigos muy buenos en la música asturiana. Uno muy especial, Carlos Redondo, lloré por él lo que no lloré en mi vida, y sigue siendo muy amigo mío Ramón Prada.
-Lo pasé muy bien. Y muy mal.
-No. Una vez, siendo director del Teatro Jovellanos, se presentó la mi muyer con mi padre en coche a la puerta del teatro y me dijo: «Marchamos». Me llevaron al aeropuerto y estuve diez días en Egipto maravillosos. Que sí, que lo pasamos muy bien y fue muy guapo todo, pero trabajamos muy duro. Fue una época en que Gijón era líder en primera división. Madrid y Barcelona miraban lo que hacíamos nosotros.
-Sí, pero aunque sean otros tiempos hay que seguir dándole cosas a la ciudad, hay que vencer los impedimentos. Daniel (Gutiérrez Granda) y yo íbamos salvando obstáculos como podíamos. Así fue como trajimos a los Rolling Stones. Nosotros nos plantamos en Barcelona diciéndole a Gay Mercader que queríamos a los Rolling y salimos humillados, pero no nos amedrentamos y nos fuimos a Londres sin hablar inglés. No se nos puso nada por delante, fuimos a Chelsea y vinimos con el contrato. Íbamos a por todo y hasta ganábamos pasta para otras cosas. El piano de cola del Jovellanos se compró con los beneficios de un concierto de Alejandro Sanz.
-Recuerdo otra más dura. El primer concierto de Bruce Springsteen. Tocaba el viernes, acabó a la una de la mañana y, al día siguiente, a las ocho de la tarde, jugaba el Sporting televisado. Se trabajó a tres turnos para montar y desmontar. Ganó el Sporting 2-0 al Zaragoza. Fue redondo.
-El primero de Springsteen en El Molinón... O el de Joe Cocker del 89 en la plaza de toros. O el de Tina Turner del 90 (Carcajadas). Pero el de los Rolling no lo digo.
-Más de Keith. Soy muy rockero.
-Sí. No pienso contar nada.
-Nunca jamás.
-Pues sí. Pero ningún músico se merece que se hable mal de él. Subir a un escenario y trasladar algo a toda esa gente que pagó su entrada es increíble... Es gente que se lo curra mucho, que trabaja duro, y no merece que nadie diga ninguna tontería.
-Al contrario. En general, todos pierden. Salvo Ana Torroja, Ana Belén y Tina Turner.
-Yo tengo una servilleta con los labios de Tina Turner. Pero yo solo me enamoré una vez, de la mi muyer, nada más.
-Hay gente que gana, sí, y te cae bien. Aitana Sánchez-Gijón, Leonor Watling...
-Hubo mucha gente decepcionante, sí... Pero BB King era maravilloso, también me enamoré de él, qué tío más acojonante; Celia Cruz... Me pareció un auténtico gilipollas Luis Miguel. En general, cuando ven un ambiente guapo, familiar, se unen. Joe Cocker vino a jugar al parchís conmigo y con la guardesa de la plaza de toros.
-Quiero jubilarme el año que viene.
-En octubre marcho al Polo Norte a ver la aurora boreal. Tengo muchas ganas de visitar Irán. Y Jerusalén. Me encanta viajar. Hay un montón de sitios del mundo que quiero conocer. También quiero hacer el Camino de Santiago. Necesito tiempo. La soledad para mí no existe, hay momentos que añoras, yo añoro a la mi muyer, pero estar en el monte mirando el paisaje mientras tomas un vino no es soledad. Y además tengo un montón de amigos. Y también quiero seguir tocando el saxofón.
-Uno que hice por el Norte de Europa, San Petersburgo, Finlandia.
-El del Polo Norte.
-Necesito el mar de Gijón por lo menos tres veces por semana; y necesito monte, por lo menos dos. Yo soy de Gijón y la mi muyer era de Mieres. Tengo que combinar las dos cosas.
-¿Y el vino?, ¿dónde dejaste el vino? Pero en su medida todo, que con tres gin tonics yo ya no soy paisano. Y aún falta el orujo, que abre las vías digestivas.
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