El pasado lunes, Enrique Maradona volvía a cruzar la puerta de la librería La Palma para comenzar a atender a los clientes con cita previa e ir habilitando el local para una apertura que espera «definitiva, con todas las cautelas» a partir del día 11, ... la fecha elegida por la mayoría del sector en Asturias para retomar la actividad presencial, interrumpida durante el estado de alarma. En estos primeros días, la afluencia de público ha sido «prácticamente testimonial, algunas personas que vinieron a recoger libros ya encargados. Tampoco estamos llevando el horario habitual, solo unas horas por las mañanas. Nos dedicamos básicamente a recoger y preparar pedidos», explica. Ese ha sido el servicio que ha estado prestando el establecimiento ovetense desde el comienzo de la cuarentena a través de su página en internet: «Las ventas online, sin ser muchas, al menos nos han servido para mantenernos afrontando gastos», asegura.
El librero afirma haber vivido estos dos últimos meses «con la lógica incertidumbre que te genera una situación tan excepcional» y relata que «como la mayoría de empresas que pudieron hacerlo, solicitamos los correspondientes ertes y nos han respondido hace unos días en sentido positivo. Te adaptas a la situación solicitando el aplazamiento de los impuestos o hablas con los distribuidores y editoriales para que retrasen los recibos. Así, algo vas solucionando», declara. En la balanza negativa asume «haber perdido un mes como abril, bueno para nosotros entre el Día del Libro y la Semana Santa, que nos favorece por estar en una calle de paso de muchos visitantes» y aunque trabaja para que la próxima semana, con el inicio de la nueva fase de la desescalada, todo esté a punto en su local para acoger a los clientes, vaticina que «mientras no se produzca una apertura completa las ventas seguirán siendo un goteo y esta situación se puede alargar aún hasta finales de junio, suponiendo que se cumplan los plazos previstos por el gobierno».
Maradona es consciente de que la recuperación de negocios como el suyo va a estar muy marcada por la situación económica general: «Los libros no se consideran artículos de primera necesidad y hay alternativas como el e-book más económicas. Si la gente tiene que recortar gastos está claro que las librerías lo vamos a notar», reconoce.
En todo caso, las ventas por internet que han obtenido durante el cierre, aunque no muy altas, muestran que la lectura sigue siendo un hábito al que no todos están dispuestos a renunciar y que además ha servido para aliviar el confinamiento. Un repaso a los títulos más demandados en este periodo sirve para mostrarlo: «Nos han pedido mucha literatura infantil o juvenil y sobre todo novelas de entretenimiento y lectura ágil: los 'betseller' han sido 'La chica de la nieve', de Javier Castillo, y '1793', de Niklas Natt Och».
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