Secciones
Servicios
Destacamos
PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA
Domingo, 20 de febrero 2022, 12:40
Tras cruzar la ría de Navia el Camino de la Costa toca tierra del concejo de Coaña en el lugar de Barqueiros, topónimo en el que podemos encontrar resonancias del paso de antiguos peregrinos que salvaban el trecho de agua en lanchones de pértiga y remo. Los que hoy recorren la ruta jacobea, si los anima la curiosidad por los vestigios del pasado que dio identidad a estas tierras antes de la llegada de los romanos, suelen administrar su tiempo para desviarse a visitar el castro de Coaña, la estela discoidea en el pueblo que le da nombre o el otro castellón cercano, el de Mohías.
No les separa demasiado del ramal por donde sigue la vía a Santiago hacia Xarrio, una localidad a la que los caprichos de la historia, nunca del todo azarosos, dieron en enlazar una secular tradición de auxilio a los enfermos desde el hospital para romeros compostelanos fundado allí en 1370 por Álvaro Pérez de Coaña y que duró hasta principios del siglo XIX -de él se conserva aún su capilla de Santa Ana-, con el que actualmente presta servicios asistenciales a toda la comarca noroccidental.
El legado castreño seguirá muy presente desde la entrada en el vecino municipio de El Franco, por Castello, de etimología vinculada a uno de los seis poblados de época prerromana y romana distribuidos por su territorio. La impronta hospitalaria también se deja notar aquí desde el nombre de la capital, La Caridad o A Caridá, donde aparece una alberguería para peregrinos documentada en el Catastro de la Ensenada de 1753 y en la memoria oral que atribuye el topónimo a la piedad cristiana que se dispensaba a los viajeros de bordón y fardela.
El origen de la propia denominación del concejo, pese a su engañosa transparencia, nada tiene que ver con la posible presencia de francos en la zona, sino con su emancipación de Castropol en el siglo XVI recordada en el lema de su escudo: «Franco por el rey, libre por la ley».
Alude al asiento real que al parecer se guardó en un arca de tres llaves en la iglesia de San Juan de Prendonés, en el que se disponía que, tras la autonomía municipal, los bienes comunes serían disfrutados en cada feligresía por sus vecinos.
Construidos con el mismo tipo de piedra que se utilizó en los recintos castreños en diversos enclaves del municipio franquino se alzaron los muros de palacios como el de Fonfría y el de los Castropol en Miudes, del siglo XVI, o el de Villar, del XVII, en los que se deja ver la influencia arquitectónica de los pazos, del otro lado del Eo.
La iglesia más antigua es la de Santa María de Miudes, documentada ya a comienzos del siglo XI y donde parece que existió un convento benedictino. En ella se conserva una de las pocas muestras en el occidente de Asturias de restos de fábrica romana. La posible ubicación en Miudes de una comunidad monástica de la regla de San Benito podría dar una pista más del temprano vínculo de la zona con el itinerario jacobeo, si tenemos en cuenta el desvelo de los monjes negros en dar cobijo y protección a los romeros en todos los caminos a Santiago.
El final del trayecto franquino concluye a orillas del río Porcía, en la playa que linda con el vecino concejo de Tapia. En sus aguas bebían los peregrinos antes de proseguir su ruta y en el brillo de los sedimentos auríferos que lleva su caudal seguramente en mañanas luminosas verían algo así como una señal que les guiaba hacia su destino allá en las tierras donde el sol se duerme fatigado tras llegar a las torres de Compostela.
P. A. M. E.
Cecilia Pérez está al frente de la Alcaldía de El Franco y preside además la Federación Asturiana de Concejos. Se confiesa «una enamorada del Camino de Santiago», que ha recorrido en seis ocasiones: «Es una experiencia inolvidable que recomiendo a todo el mundo, merece la pena». Como regidora, tampoco tiene ninguna duda del impacto positivo de la ruta jacobea en el propio territorio: «Para el concejo, es un recurso importantísimo que potenciamos y queremos hacerlo aún más. Es una asignatura pendiente de muchos ayuntamientos la de ponerlo en valor y a nosotros nos gustaría colaborar en ello con otros municipios». Una prueba tangible de esa importancia la percibe en las demandas de los propios caminantes: «Es palpable en el comercio local: tiendas, supermercados, farmacias u hostelería son esenciales para los peregrinos. Aparte de las posibilidades de hacerlo a pie, en bici, etcétera, permite elegir diversos alojamientos, desde albergues a hoteles o casas rurales».
El tramo franquino cuenta con un albergue público en A Caridá y otro de refuerzo en Arboces, aparte de uno privado. Perez esgrime las cifras: «En época buena, son 3.000 pernoctaciones y 30.000 personas las que pasan por el Camino».
Publicidad
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.